Capítulo 48; Sentirse sola.

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Ámbar llegó a casa sintiéndose totalmente deshecha, durante todo el camino se obligó a mantenerse fuerte, de nada le serviría venirse abajo mientras manejaba, así que se obligó a mantener la calma al menos mientras llegaba a su hogar, en cuanto cruzó la el umbral de la puerta y estuvo dentro de su departamento sintió como su mundo se vino abajo, sentía el cuerpo dolorido tras aquel salvaje ataque, sentía el ego y la dignidad maltrechas también, además de eso la herida en el hombro que generó el mordisco que Matteo le había dado no dejaba de punzar recordándole constantemente que allí estaba.




  Soltó su bolsa y se dirigió directamente hacia el cuarto de baño, se quitó toda la ropa y la arrojó al cesto de basura; zapatos, vestido y ropa interior, no quería tener esas prendas en su casa y jamás volvería a utilizarlas, pues aquello le recordaría aquel momento de humillación.



  A pesar de lo sucedido al menos había logrado solucionar para que Matteo la dejara en paz, todo había sido una mentira, el audio no lo había enviado a ninguna de sus amigas y reconocía que había sido un riesgo jugar esa carta porque Matteo pudo reaccionar de manera diferente y no dejarla escapar, aquello la habría dejado completamente a su merced sin embargo, la arriesgada estrategia había dado frutos, había podido escapar de sus garras con un chantaje que aseguraba su tranquilidad y la de Samuel.



  Samuel... ¡Oh Samuel!


  Se metió a la tina y abrió la llave de agua, cuando se metió bajo el agua fría que recorrió su cuerpo fue su máximo punto de quiebre, las lágrimas llegaron a ella, en medio de lágrimas y gritos de dolor tomó una esponja con la cual comenzó a restregar su cuerpo de manera vigorosa sin importarle que sentía que se arrancaría la piel, los gemidos de dolor resonaban en el cuarto de baño y es que solo quería olvidar lo que le había sucedido... Si tan solo hubiese seguido su instinto y no hubiese asistido esa cita con Matteo... quizás él hubiese encontrado otra manera de chantajearla, pues seguramente hubiese usado lo que aseguraba tener en contra de ellos.


  ¿Y si Matteo había usado su misma estrategia?, ¿si el había mentido y no tenía pruebas de nada?... ¿de que servía pensar aquello ahora?, ¡Lo hecho, hecho está!


  Se sentó en la bañera y dobló sus rodillas abrazándolas en un gesto de protección, mientras lloraba amargamente en un desesperado intento por dejar salir solo su dolor.



  Pasó muy mala noche y fue poco lo que alcanzó a dormir, agradecía que fuese fin de semana y que no tuviese que asistir a la oficina, había quedado en tener una tarde con sus amigas; Melina, Amy y Jessie, asistirían a su departamento para comer beber y hablar aunque Ámbar hubiese preferido cancelar la cita y decirles que se encontraba indispuesta se dijo que lo mejor sería distraerse un poco para que su mente dejara de pensar y de torturarla constantemente con lo acontecido en la noche anterior.


  Agradeció que Jessie fuese la primera en llegar, decidió usar unos pantalones cortos y cómodos, pero una camisa que cubriese la marca que estaba ahora en su hombro, el desgraciado de Matteo había cumplido con su palabra y la había marcado como si fuese un ganado de su propiedad.


  —Oye, ¿ estás bien Ámbar?— le preguntó Jess con preocupación— no quiero sonar grosera, imprudente y aún menos, hiriente, ero la verdad es que no te ves nada bien.


  —No tuve buena noche, la verdad es que no logré descansar prácticamente nada.



  —¿Y por qué estuviste llorando?— le preguntó mientras en pequeñecía los ojos y la miraba fijamente— porque me resulta obvio que estuviste llorando... sucedió algo.


  —No Jess, no sucede nada —mintió intentando esbozar una sonrisa para su amiga pero Jessie, quién la conocía perfectamente pudo ver en sus ojos que le estaba mintiendo y que algo andaba realmente mal.


  —Puedes mentirle al mundo si quieres, pero no a mí Ámbar Hobbs, soy tu amiga, casi tu hermana y te conozco perfectamente, sé cuándo me mientes así que dime la verdad— Ámbar encontrándose entre la espada y la pared decidió usar una verdad para ocultar lo que había sucedido, Así que le dio rienda suelta sus emociones y comenzó a llorar. No quería mentirle a Jessie, pero tampoco podría decirle la verdad, ella insistiría en denunciarlo, o aún peor, si ella se negaba estaba segura de que Jessie haría la denuncia personalmente y no podía arriesgar la seguridad y buen nombre de Samuel.


  —Ayer me llamó Samuel— le dijo entre lágrimas


  —Esa es una buena noticia, no entiendo entonces por qué estás llorando. ¿discutieron?, ¿ las cosas están muy mal?, ¿ Qué te dijo, no va a volver o decidió al fin ponerle punto final a lo que hay entre ustedes?


  —Tiene las llamadas prohibidas sin embargo, rompió la regla para poder comunicarse conmigo, me dijo que me extraña— dijo ahogada en llanto— y la verdad es que yo estoy extrañandolo demasiado, lo extraño muchísimo Jess y lo único que deseo es que pueda volver pronto y estar aquí conmigo.




  —Todo está bien cariño, todo estará muy bien— Le dijo su amiga mientras la abrazó, Ámbar la abrazó aferrándose con fuerza como si fuese un salvavidas y ella estuviese ahogándose en medio del océano.




  —Quiero creer que todo estará bien— le dijo— quiero creerlo es sin embargo no puedo evitar el dolor de no tenerlo cerca porque realmente lo amo— y así usando su amor y la añoranza que sentía por el sacerdote, pudo ocultar la desgracia que había llegado a su puerta.

Los días pasaron con rapidez y Ámbar se ocupó de mantener los días llenos de trabajo y diversas actividades que la obligaran a no pensar, había asistido en tres ocasiones a la casa de Samuel, pues Ana le había llamado para invitarlo a tomar el té o compartir un café, había conversado mucho con ella y de cierta manera le tranquilizaba estar en ese hogar pues sabía que era el hogar de Samuel y era como tener un trocito de él con ella.

  Aprovecho cada oportunidad que tuvo de salir con sus amigas bien sea con el grupo entero o únicamente con Jess, necesitaba mantenerse distraída.

  No pensar era su manera de sobrellevar la angustia, si al menos Samuel estuviese con ella ó la seguridad de que le tendría después de todo, seguramente la carga sería menos pesada.


  Pero la soledad no acabaría, pronto ámbar se sintió nuevamente triste, después de las vacaciones había llegado el momento de Jess de regresar a Australia, así que cuando llegó el momento de su amiga volver al país donde estaba haciendo su vida, ella le acompañó al aeropuerto y se despidió de ellos, Bou siempre tan amable y cariñoso le recordó que quizas la próxima vez en verse podria ser ella quien viajará, Ámbar asintió ante la esperanza de poder reunirse pronto nuevamente.


Luego de la triste despedida , Ámbar volvió a su apartamento sintiéndose completamente triste, en cuanto cruzó el umbral de la puerta nada lograba subirle el ánimo o devolverle la chispa que había perdido aquella noche, pues a pesar de que estaba rodeada de amiga se sentía extremadamente sola.

  No tenía una madre amorosa y comprensiva que la consolara y que le animara diciéndole que todo estaría bien, su mejor amiga debía volar al otro lado del mundo para continuar con su vida y estaba agradecida de tener a Melina y a Amy, pero cada una estaba enfocada en sus propias vidas y conflictos, Ámbar tristemente comprendió que nunca en toda su vida se había sentido tan terriblemente sola.

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