Capítulo 45; Hasta que la muerte nos separe.

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Anibal estaba en su oficina, ansiando la hora de regresar al departamento de Melina. ¡La amaba, realmente lo hacía!, ¿ en qué momento había perdido la cabeza por ella?, no lo supo con exactitud pero ahora estaba plenamente consiente de que lo que más anhelaba era pasar el resto de sus días siendo feliz junto a ella.



  El teléfono timbró, devolviéndolo a la realidad, extendió una mano y lo tomó.



  —Dime, Lorena.



  —Señor Thompson, lamento interrumpir pero tiene una llamada de su esposa por la línea dos— frunció el entrecejo, suponía que todo había quedado claro, y que no responder sus llamadas era muestra clara de que no quería contacto entre ellos, Pero Ana parecía no comprenderlo.



  —Gracias Lorena, tomaré la llamada.



  —Si, señor— cortó la comunicación, para luego activar la llamada de la línea dos.



  —Ana, ¿sucede algo?



  —Suceden muchas cosas y aparentemente ninguna buena— dijo con voz triste.



  —¿Estás bien?



  —No... ¿podrías venir a casa?, necesito hablar contigo Anibal.



  —Esa no es una buena idea, lo mejor será que por ahora no nos veamos.



  —No me hagas esto, nuestro hijo está de viaje ministerial, y ahora tu me abandonas, estoy sola en esta casa— Anibal quiso decirle que así era como siempre prefería estar, de hecho se imaginaba que estar sola en casa y en su cuarto de oración era lo que siempre habia querido.




  —Estoy ocupado y...



  —Por favor... por favor... es que no me siento bien.



  —Bien, Pero solo media hora, tengo cosas que hacer Ana.



  —De acuerdo— y dicho aquello cortó la comunicación.



  —Esta mujer quiere enloquecerme— suspiró y sacó su celular para marcarle a Melina.



  —Que rico recibir una llamada del hombre más guapo del mundo.— respondió ella en tono alegre, haciéndolo sonreír de inmediato.



  —Y del que más te ama— dijo espontáneamente y ella rió de forma genuina.



  —Amo escuchar eso.



  —Y yo amo decirlo Mel, eres todo lo que está bien en mi vida. No quiero quitarte mucho tiempo en tu trabajo, llamo para decirte que llegaré un poco tarde. Iré a ver a Ana, al parecer no se siente bien...— hubo un minuto de incomodidad silencio —¡Hey, cariño!, ¿qué pasa?



  —¿Regresarás con ella?— preguntó con un hilo de voz.



  —Por supuesto que no, debí irme hace mucho, estoy viviendo una etapa maravillosa a tu lado, mi amor, por supuesto que no voy a abandonar lo que tenemos.



  —Me da un poco de miedo. — confesó con el terror presente en su voz.



  —No tienes nada que temer, todo estará bien. Solo pasaré a asegurarme de que esté bien, ya sabes que mi hijo no está.



  —De acuerdo, de acuerdo, no digas nada más. Te estaré esperando con una deliciosa cena. Prométeme que llegarás a cenas.



  —Gracias por esforzarte, mi amor, claro que estaré allí para la cena. te amo.

¡He Pecado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora