Capítulo 49; Embarazada.

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—Amy, cariño por favor, no lo soporto más. — se quejó Markus, con ojos cargados de dolor.

  —Lo sé, también es duro para mi— le sonrió dulcemente para luego dejar un beso en su frente. — pero es un acuerdo y debemos respetarlo.

  —¿Cuánto más?, sabes que la quise y sabes que me duele la manera en la que se fue, pero no quiero seguir separados de ti. No quiero tener que irme a dormir a mi casa, ni siquiera es un hogar, es un lugar frío lleno de tristeza, de dolorosos recuerdos.

  —Comprendo cómo te sientes, pero entiende, solo un tiempo prudente, y luego tenemos una vida juntos, quizás hasta te aburras de dormir a mi lado— le dijo con burla.


  —¿Cómo podría, Amy?, sabes que te amo más que a nada... solo te necesito a ti para ser feliz, nada más. — le respondió con toda sinceridad, Amy sonrió y se inclinó para besarlo.


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  Melina estaba nerviosa, su corazón se agitó ante el resultado... Embarazada, estaba embarazada de Aníbal...

¡Estaba embarazada!, se llevó una mano al vientre, era la mejor noticia de su vida, pensó mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas, no estaba segura de si aquella noticia le causaría felicidad a Aníbal, pero sin duda alguna para ella era una excelente noticia, desde hacía mucho tiempo que soñaba con ser madre, con tener un buen hombre a su lado y formar una linda familia y ahora sus sueños podían cumplirse... un hijo del hombre que amaba.

  Se dedicó a preparar una cena deliciosa, una comida que pudiesen compartir después de darle la noticia de su embarazo y si, cruzaba los dedos para que él estuviese tan feliz como ella... feliz de la sorpresa que le daría, una noticia que sin duda probaría la madurez y el compromiso de su relación.

Dos panoramas claros se abrían ante ella; el primero en el que Aníbal no tomaba nada bien la noticia y tal como haría cualquier hombre con miedo al compromiso, recogería sus cosas y se marcharia argumentando que no planeaba tener hijos con ella... le aterraba esa posibilidad. La segunda, y la que esperaba que sucediera; Aníbal se pondría feliz por ser padre nuevamente.

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  Aníbal cerró la laptop que reposaba en su escritorio, había sido un arduo día de trabajo, pero estaba feliz de los resultados, había adquirido tres nuevas propiedades que remodelaria para luego colocar en el mercado... habían sido tres buenas compras y esperaba sacar mucho provecho de ello.

  Su celular había timbrado varias veces al día Ana seguía insistiendo en llamar a diario, también había marcado a la oficina, pero se encargó de dejarle claro a la secretaria que no recibiría llamadas de su esposa. La mujer lo miró confundida, pero asintió acatando la orden.

Después de dejar todo listo en la oficina se marchó directo a casa, estaba ansioso por volver a aquel lugar que se había convertido en su hogar y es que su vida junto a Melina era de las etapas más hermosas que había vivido a lo largo de su existencia, ella era una mujer dulce compasiva buena y que lo llenaba constantemente de amor, así que amaba cuando el día de trabajo se acababa y él podía volver a casa para estar con la mujer que amaba. Ella tenía grandes dotes en la cocina, así que siempre le preparaba cenas deliciosas.



  Melina lo recibió tan cariñosa y efusivamente como siempre, corrió hacia él y lo envolvió entre sus brazos mientras reclamaba su boca con un apasionado beso.

—Al parecer me has extrañado mucho el día de hoy.

  —No he dejado de pensarte ni por un instante— le dijo sonriendo mientras volvía a besarlo— hoy es un día especial

—¿Ah sí?— preguntó Aníbal un poco confundido— ¿Qué es lo que sucede?

—Tengo una sorpresa para ti— le dijo un poco nerviosa mientras lo tomaba de la mano y lo encaminaba a la habitación, en la cama había una pequeña caja la cual tenía un enorme lazo color verde agua, Anibal sonrío ante el precioso gesto.

—¿No crees que me das demasiado regalos?— le preguntó con ternura mientras se sentaba en la cama y tomaba la caja para colocarla sobre sus piernas.

  —Son muestras de cariño— le dijo con ternura— sin embargo esta sorpresa no la planeé, pero ha sido perfecto, al menos para mí.

—Eso resulta algo confuso, amor mío— le dijo.

  —¡Vamos que estoy ansiosa por ver tu reacción, por favor, ábrelo!

  Aníbal asintió para abrir la cajita y conseguirse con mucho papel cortado, frunció el entrecejo porque no comprendía nada, aquel era papel color rosa y color azul, hurgó entre él buscando lo que se suponía que se ocultaba bajo todo aquel papel. Aníbal se quedó frío, abrió mucho los ojos al contemplar lo que había encontrado, su mano temblaba mientras sostenía la prueba de embarazo en el cual se veían claramente dos rayitas rojas muy marcada enfatizando lo que él creía que era un positivo.

  —¿Es lo que creo que es, Mel?— preguntó con voz cargada de emoción—¿tendremos un bebé?

  —Sí, estoy embarazada—dijo con ojos llenos de amo— sé que no lo planeamos y que esto puede ser difícil para ti y...— Melina fue interrumpida, no alcanzó a decir lo que pensaba, Aníbal se puso de pie dejando a un lado la caja y con tres grandes zancadas llegó hasta ella, la rodeó fuertemente entre sus brazos atrayendola contra su pecho sin saber cuándo exactamente comenzó a sollozar y gimotear como un niño, su gran cuerpo temblaba de las emociones que estaba experimentando. —¿Significa eso que estas feli?— preguntó Melina con ternura.

—¿Cómo podría ser de otra manera?— respondió él con voz entrecortada—¡seremos padre Melina, por Dios!— dijo entre llantos— seremos padres, gracias, gracias...— repetía una y otra vez— se alejó un poco para tomar el rostro de Melina y depositar en él una ráfaga de besos para luego colocarse de rodillas y abrazarla besando con ternura su plano abdomen, el cual no daba muestra, ni señal de la criatura que crecía dentro de él. —¡Dios mío es que no puedo creerlo Mel, qué dicha tan grande!

  —No estaba segura de si estaría feliz con la noticia— le dijo con voz temblorosa

  —Siempre quise otro hijo, siempre quise volver a experimentar ser padre, cuando tuve a Samuel era un muy joven y la situación era distinta, desde su nacimiento Ana lo protegió en sobremanera y se dedicó exclusivamente a él acaparándolo, siempre anhele tener otro hijo pero no tuve la dicha y ahora tú me devuelves ese sueño que creía perdido hace mucho Melina, y no hay palabras para agradecerte este hermoso regalo te amo inmensamente y a él o ella también lo amo— beso el abdomen de Melina y ella no pudo menos que dejar escapar lágrimas de felicidad porque su vida junto a Aníbal no podía ser mejor y porque afortunadamente él había tomado muy bien la noticia y tendrían entre sus brazos el fruto de aquel amor prohibido que los unía ó al menos eso había creído ella en ese momento...




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