Samuel respiró .tanta tranquilidad y alegría al sentir el pequeño cuerpo de Ámbar abrazado al suyo, sin, al fin había regresado a su lugar en el mundo, no queria estar en ningún otro lado, con nadie más, sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba en el lugar al que siempre había pertenecido; Los brazos de Ámbar, era su lugar en el mundo, se sorprendió ante la fuerza con la que lo abrazaba y aún más ante la fuerza de su llanto, era como si ella no creyese realmente que él estaba allí.
—¿Está todo bien, Ámbar?, por favor, no llores estoy aquí— le dijo, ella se separó un poco y elevó rostro para mirarlo, Samuel se vio reflejado en aquellos preciosos ojos color miel y sintió el deseo correr por su piel— ya estoy aquí— le dije acariciando su rostro— estoy aquí amor y no volveré a irme, lo prometo Ámbar, por ahora tenemos mucho de qué hablar.
—Lo sé, puedo imaginar todo lo que tienes que decirme pero, no iniciaré ninguna conversación sin que al menos me hayas dado un beso— dijo con el labio inferior temblándole— te he esperado demasiado... —sonrió y elevó sus manos para colocarla en torno a la cara de ella y enmarcar así su precioso rostro.
—Ni te imaginas cuánto te extrañado, la falta que me has hecho, todo este tiempo alejado de ti ha servido para pensar, pero también para torturarme por no tenerte... te amo Ámbar
—le dijo antes de reclamar su boca en un ardiente beso, Ámbar cerró los ojos acariciando la sensación que le ofrecía aquellas palabras... la amaba, él la amaba... él había presentado su baja ministerial... él estaba dispuesto a luchar por ella.
Sus labios se encontraron en un ardiente beso, pero no era un beso excesivamente apasionado, era un beso cargado de la ratificación del amor que sentía en el uno por el otro.
Se permitieron disfrutar de la sensación de contacto de sus bocas, mientras que los ojos de Ámbar dejaron escapar un par de lágrimas que resbalaron por las mejillas y se unieron en sus labios, después de besarse, se separaron y sonrieron, Samuel la abrazó una vez más y luego la dirigió para sentarse en el sofá tomándole ambas manos la miró a los ojos.
—Me imagino que tienes muchas preguntas, lamento haberte pedido en casa de mi madre que me dejaras a solas con ella, espero que comprendas que mi madre no se tomaría nada bien la noticia que le di y que necesitaba tener una conversación solo con ella.
—Lo entiendo y no lo reprocho, era algo que necesitaban, supongo que no lo tomó muy bien, ella está muy orgullosa y que tú seas un sacerdote.
—Tienes razón; no lo tomo nada bien, pero quiero creer que pronto lo asimilará y me brindará su apoyo.
—Yo también quiero creerlo, pero debes estar preparado por si eso no sucede— suspiró — creo que tú madre no mirara está noticia con bueno ojos, nunca.
—No perderé la fé.
—Lo de tu baja... no entiendo. ¿Cómo funciona?
—De momento sigo siendo Sacerdote, Ámbar. Sigo teniendo la responsabilidades eclesiásticas y morales con la iglesia, durante mi viaje pensé mucho, te extrañaba cada día y por más que intentaba enfocarme solo en mis responsabilidades, no podía dejar de pensar en qué estabas haciendo y en cómo estabas asumiendo esta separación. —suspiró— pensé mucho y realmente amo ser sacerdote, amo ayudar a las demás personas y tomar la decisión de dejar mis hábitos no fue sencillo, tenía un dilema moral demasiado grande sin embargo, con solo pensar en ti mi corazón se llenaba de una tristeza que no podía manejar y lo entendía Ámbar, era muy doloroso dejar mis hábitos pero yo no soportaría perderte, no soportaría vivir sin ti. Te amo Ámbar— le dijo mirándole a los ojos— y aunque luché desde un inicio, luche cada instante porque esto que siento no creciera... luche por no fallarle a mi juramento eclesiástico, pero... no pude evitarlo y para mí solo hay una explicación, y es que este amor viene de Dios— Ámbar sonrío con ternura.
—Yo también lo creo— le sonrió con seguridad.
—No fue fácil ver a mis superiores y al presentar mi solicitud han quedado muy desconcertados, de hecho, me han pedido en un par de ocasiones que piense bien en lo que estoy haciendo, pensaron que podría tratarse de un momento de duda y que me podría arrepentir más adelante sin embargo, le he dejado bastante claro que eso no sucederá, la decisión está tomada y voy a mantenerme firme y fiel a ella porque lo que deseo es estar a tu lado.
—Confieso que durante muchos días lo dudé, batallaba por mantener las esperanzas de que podrías volver a mí, de que ese viaje serviría para recuperarte sin embargo, con el paso de los días sentía que mis esperanzas iban menguando y no quería que eso sucediera quería mantenerme firme a mi deseo, rogaba porque mi amor fuese suficiente para ti.
—Y lo es Ámbar, por ahora mi solicitud está en proceso y cuando la aprueben, enviarán a un sacerdote para que me reemplace, mientras eso sucede debo seguir cumpliendo con mis actividades eclesiásticas y en cuanto llegue mi baja y mi suplencia entonces seré completamente libre para amarte sin ningún límite.
—¿Qué quiere decir exactamente eso?, ¿ seguiremos separados?
—Es lo que debería hacer sin embargo, confieso que no puedo y sé que debería autoflagelarme por ser tan débil ante mis deseos y mis pasiones, tan débil ante mi amor por ti y el deseo de mi carne pero no soy capaz de mantenerme alejado de ti y que Dios me perdone por el sacrilegio, lo que sí es que debemos ser bastante prudentes, al menos hasta que llegue mi baja— Ámbar sonrío y asintió.
—He esperado mucho por ti, al menos está vez se que me amas y que estás seguro de estar conmigo— estaba feliz porque aquella vez al menos estaban hablando con claridad, él estaba aceptando sus sentimientos, se estaba jugando todo por ella y estaba poniendo sobre la mesa sus emociones y sus cartas, Ámbar había esperado suficiente, esperar un poco más no era ningún problema, aunque debían seguirse viendo a escondidas, al menos tenía la seguridad de que pronto llegaría el momento en que pudiesen amarse sin necesidad de esconderse.
—Y cuando llegue el día en que no sea sacerdote, ¿ que planeas hacer?
—Conversaré con mi padre y le explicaré la situación, mi padre tiene una empresa de la cual siempre quiso que me hiciera cargo, supongo que puedo comenzar a aprender cómo dirigirla, tendré un buen maestro pues mi padre es el mejor y seguramente estará muy feliz de que al fin pueda hacerme cargo del legado familiar.
— Así que dejarás de ser un sacerdote para hacer un empresario— le dijo con una sonrisa.
—Suena bien— le dijo con una sonrisa— aunque yo prefiero pensar que dejaré de ser un sacerdote, para ser un hombre libre para amarte.
—Suena muy bien— ratificó ella con una sonrisa— ¿te quedarás conmigo esta noche o debes irte? preguntó con los ojos llenos de una plegaria.
—¿Irme?, por supuesto que no voy a irme— le dijo tomándola y arrastrándola hasta colocarla sobre su regazo— me ha costado mucho volver, después de todo lo que tuve que esperar para volver no quiero volver a irme ó al menos no esta noche—le dijo acariciando con una mano el contorno de su cara y con la otra su estrecha cintura— Voy a hacerte el amor, y luego quiero dormirme abrazado a ti y que mañana cuando abra los ojos sea lo primero que vea— Ámbar sonrío complacida— sin embargo, debo llamar ahora mismo a mi padre, no quiero que mi madre le vaya a dar la noticia de mala manera.
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¡He Pecado!
RomanceÁmbar Hobbs, está experimentando un momento caótico en su vida, ha perdido a su novio, su mejor amiga se ha mudado a otro país, acaba de perder su empleo... ¡Todo parece ir de mal en peor! Desesperada busca aliviar sus penas entrando a aquella igles...