Capítulo 63; No juegues a ser Dios.

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—¡Esto era lo que me faltaba!— dijo Ana con rabia mirando a su hijo—¿ así que estás aquí?, ¿Cómo te atreves Samuel?

—He dicho que la sueltes, madre, suéltala ahora mismo— le dijo enojado por la manera tan vil en la que la mujer trataba a Ámbar, ejerció presion en su brazo y la mujer aplanó los labios. Ana la soltó y Ámbar se puso de pie alejándose de la mujer.

— No puedo creer Samuel que hayas llegado a esto— le dijo mientras sacudía con fuerza su mano para liberarse del agarre de su hijo— No puedo creer que hayas cedido a ésto, que te hayas dejado arrastrar al pecado y hayas roto tus votos de castidad e inocencia, que le hayas entregado tu cuerpo a esta mujer esta mujer que no es una más que una vil mujerzuela.

—¡Ámbar no es una mujerzuela!— le dijo furioso—¡Te exijo que respetes a la mujer que amo, es mi mujer!, ¡te exijo madre que de ahora en adelante te dirijas a Ámbar con el debido respeto!— le dijo furioso— es la mujer que amo.

—¿L a mujer que amas?— le dijo enojada al ver la furia con la que la defendía y se refería a ella como "Su mujer"— tu amor debe estar dirigido únicamente a Dios, tú no debes amar a ninguna mujer. ¿Es que acaso no lo ves?, esta mujer ha sido enviada para desviarte de tu camino y lo ha conseguido.

—Señora, nosotros nos amamos —dijo Ámbar de inmediato elevando su mentón, mostrándose orgullosa del amor que sentía por Samuel — y es un amor pueo y aceptable como cualquier otro. Lamento mucho escuchar que usted no nos apoya y que no puede entender lo mucho que nos amamos.

  —¡No!, no puedo entender cómo te has aprovechado de la inocencia de mi hijo, de la confianza que te he brindado y del cariño sincero y desmedido que has recibido de mi parte. ¿Cómo has podido sentarte a mi mesa y escuchar mis problemas mientras te revolcabas en la inmundicia y arrastrabas a mi hijo contigo?, pecadora has convertido a mi hijo en un pecador.

—¡Nos amamos! — gimió frustrada.

—He pecado por voluntad propia—le dijo Samuel— aunque lo que siento por Ámbar no es pecado, no es inmundicia, ni es que ella haya sido un instrumento del mal, siento por ella un amor sincero madre y deberías estarme apoyando en mi felicidad.

—¿Apoyarte?, ¿ Cómo crees que podría apoyar el hecho que te desvíes de tu camino?, ¡ tú eres un elegido, eres un hombre apartado y seleccionado para Dios!

—Porque así tú lo quisiste madre, porque no me dejaste más opciones, porque me hiciste ver que todo lo que no fuera estar al servicio de Dios era pecado y has llevado tu fe al extremo, has usado tu fe para manipular y no solo a mí sino a mi padre con la intención de obtener que hiciéramos tu voluntad, pero se acabó madre, ni tu mala fe excesiva, ni tu manipulación puede gobernarnos ni a mi padre, ni a mí.

—¡Eres un mal agradecido Samuel, me he pasado tonta la vida educándote para ser un hombre de Dios!. Me pasé toda mi juventud suplicando por un hijo para que salgas con esto, para que te conviertas en esto.

  —Esto es lo que soy madre, un hombre que ama, que siente, un hombre capaz de amar y ser amado.

—¿Qué pensará en la iglesia?, ¿ qué pensarán tus superiores?—dijo la mujer horrorizada—¿ es que acaso no te das cuenta de lo que has hecho, el sacrilegio tan grande que has cometido?

—De ahora en adelante no debo preocuparme por eso madre, ni porque piense la iglesia, ni mis superiores y lo que piensa el resto del mundo me tiene muy sin cuidado porque de ahora en adelante voy a dedicarme a vivir la vida que quiero, la vida que escogí para mí y no por presiones tuyas, voy a vivir la vida que yo realmente elegí y mi elección ha sido vivir junto a Ámbar, amándonos.

—¿Es que no lo entiendes hijo?, esta mujer va arrastrarte hasta el infierno— le dijo con desesperación.

—¿Quién te crees que eres madre para hacer esa aseveración?, ¡ por una vez en tu vida deja de jugar a ser Dios, deja de juzgar a otro,s bájate del pedestal de santidad en el que te encuentras y date cuenta que eres una humana igual que todos los demás y que tu vida no es tan perfecta después de todo!

— Por supuesto que mi vida no es perfecta, tu padre y tú se han encargado de arruinarla — la mujer vió con desprecio el cabello húmedo de su hijo y su pijama—¡Acabas de salir de la ducha!, ¡Por Dios!, ¡ nos vamos ahora mismo a la casa!— le dijo, Samuel rió con ironía.

—Es que te escucho y no puedo creerlo. ¿Crees que tengo cinco años, que puede seguir haciendo de mí lo que quieres?, por supuesto que no me voy a la casa, me quedo aquí con Ámbar porque este es el lugar donde yo quiero estar. Eres tú quien debe irse, no te queremos aquí— Ana abrió los ojos enormes.

—¡Por Dios Samuel, abre los ojos hijo, no vale la pena que arruines tu vida por esta mujer!

—¡ÁMBAR, SU NOMBRE ES ÁMBAR!—gritó enojado— deja de referirte a ella de otro modo. Es la mujer que amo, tienes que aprender a respetarla, madre.

—Jamás voy a respetarla, jamás voy a respetar esta decisión que estás tomando. ¡Jamás!, ¿me oyes bien?, no puedes comportarte de una manera tan baja, porque mi hijo jamás haría ese tipo de cosas.

—Es una pena madre,porque siendo así quiere decir que desde hoy en adelante no seré más tu hijo y tú dejaras de ser mi madre— le dijo con dolor.

—¿La prefieres a ella?— preguntó ella con dolor.

  —Prefiero mi felicidad y mi felicidad es Ámbar, así que si. Si debo elegir, la elijo a ella. Y me duele, porque no debería ser así, tú deberías apoyarme. Hoy ha llegado el reemplazo que ha mandado El Vaticano, así mismo el documento que me otorga mi baja ministerial, ya no soy un sacerdote, soy un hombre libre — Ana abrió los ojos gimiendo horrorizada mientras se llevaba una mano al pecho. ¡Su hijo... ya no era un Sacerdote!

—¡Eso lo puede ser, eso no puede ser!— dijo con los ojos llenos de lágrimas.

—Sé que es muy difícil para usted entenderlo— dijo Ámbar— sé que ahora no lo ve con claridad y está viendo las cosas desde una perspectiva bastante difícil, pero no mentimos cuando decimos que nos amamos de manera profunda y genuina.

—¡CÁLLATE!— le dijo a la mujer mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas—¡Cállate!, ¿es que acaso no te das cuenta de todo el desastre que has ocasionado?, has arruinado la vida de mi hijo.

— Ámbar no arruinó mi vida, me enseñó cómo vivir— le corrigió— Ámbar le dio un nuevo sentido a mi vida.

—Me has avergonzado— le dijo ella—me has decepcionado profundamente.

  —Lo sé y me entristece— le dijo con sinceridad— pero no cambiaría mi decisión por nada del mundo, estoy donde quiero estar.

  —¡Vas a repetirte de esto, hijo!— le dijo limpiandose las lágrimas—¡ y tú!—se giró hacia Ámbar—¡ Te juro que vas a arrepentirte de haber puesto tus pecadores ojos en mi hijo!, ¡ vas a arrepentirte de haberlo desviado de su santo camino!,¡ vas a arrepentirte de haber puesto tus ojos en un hombre que te era prohibido!

—Yo jamás podría arrepentirme de amar a Samuel y sabe Dios que no temo las consecuencias del amor que siente por él, yo estoy dispuesta a asumir cualquier penitencia — dijo decidida.

—Ya veremos luego si eres capaz de mantener tu palabra— la mujer estiró su camisa quitando arrugas inexistente de la misma, elevó sus ojos para mirar a su hijo con un profunda tristeza, negó con pesar como si mirarlo le ocasionara un profundo dolor y luego levantó su mentón orgulloso se giró y salió del departamento.

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