Parte 3.6

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Llegó a su casa, empapado. Philip, que estaba en la cocina, lo llevó hasta la estufa para que tomara un poco de calor. Le llevó una toalla para que se cubriera y otra para secarle el cabello, todo sin que el muchacho lo evitara.

—¿Qué sucedió? —preguntó Philip secándole el cabello con ambas manos— Creí que estarías con Ismael, eso dijo papá.

—Nada.

—Será mejor que subas a darte un baño, te prepararé un té, sí?

Le quito la toalla y se miraron.

—Israel, ¿estabas llorando?

—¡No! —gritó el muchacho y huyó a su habitación, tomando su mochila del piso.

Philip se quedó con la toalla en las manos y la otra en el piso.

—¿Qué le hiciste?

Desde la sala, Vicente le preguntó a Philip.

—Nada —respondió Philip—, sólo le dije que se duchara y que le llevaría un té.

—Quizá no le gusta el té.

—Le prepararé un chocolate.

Philip llevó las toallas al cuartito de lavado, en el pasillo que llevaba al patio, y continuó con la preparación de la comida.

Mientras tanto, en su habitación, en su baño, Israel se desnudó, lanzando su ropa a una esquina. Abrió la llave del agua caliente, y, lento, se recargó en las paredes, resbalando hasta el piso.

Qué estoy haciendo, pensó, debería decirle a papá que Ismael lo vio, pero…no quiero… ¿Y si lastima a Isma? Podría contarle a Augusto, pero no, él sólo planearía ir a la biblioteca para pescarlos y grabarlos alguna vez… ¿Qué debo hacer?


***

La comida no sólo estaba siendo silenciosa, sino también muy tensa. Philip tenía la mirada gacha, igual que Israel, pero Vicente no se daba cuenta: miraba sonriente su celular.

Israel miró a Philip, y notó la mirada triste de la que hablaba Ismael, como si su única ocupación era decidir entre colgarse o lanzarse de un puente.

De pronto, Philip pareció sufrir un dolor repentino, intercambiando una mirada con Vicente, que le señaló con los ojos al chico.

—¿Cómo te sientes, Israel? —preguntó Philip, pero el chico apenas lo miró.

Isra estiró los pies, recargándose en la silla, de modo que sus ojos quedaron al nivel de la silla.

—Parecías muy abatido —continuó—, ¿peleaste con Ismael?

—Él los vio en la biblioteca —arrastró la respuesta.

—¿Qué? —gritó Vicente golpeando la mesa con el celular.

—Por eso me citó, me dijo que vio cómo lo golpeaste en la biblioteca; le dije que no se metiera en lo que no le importa.

Allí está, con su mirada de imbécil, observaba a Philip, no sabe qué decir, y sólo espera que mi padre dé una orden… Ismael no sabe lo que dice; Philip es insoportable.

—¿Por qué crees que nos vio? —preguntó Vicente a Philip, que le regresó la mirada asustado.

—…no…

—¿Crees que sea porque no deja de seguirte a ti, que sólo le 'das alas' para que no deje de acosarte?

—No, no es así, yo…

PhilipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora