Ismael entró al pasillo de la librería, encontrándose con Philip, que se acercó al chico con un caminar sensual, inclinándose para estar frente a frente.
—Hola —susurró Philip con coquetería, provocando un sonrojo en Isma, quien bajó la mirada sonriendo.
—Hola, señor.
Philip río.
—Soy profesor —tomó la quijada del chico— de Literatura.
—¿De verdad? —preguntó con inocencia— A mí me gusta la Literatura
—Yo podría enseñarte —se levantó y comenzó a desabrocharse la camisa— todo lo que necesitas.
—Eso me gustaría —se recargó en el librero mientras Philip se acercaba a besarlo…
—Israel.
Israel despertó de aquella extraña fantasía de voz de su padre, que lo miraba extrañado.
—¿Te sientes bien? —le preguntó.
—Sí —respondió Isra bajando la mirada.
Cuando su padre volvió la atención a su celular, Israel miró a su alrededor. Estaba en casa, en la mesa del comedor, ya de noche, esperando que Philip pusiera el canasto del pan recién comprado en la mesa, junto con un jarro de café con leche para cada uno. Vicente había pedido una cena ligera.
Las pocas palabras de Ismael seguían resonando en su interior, al igual que la voz de su padre. "Aun no". Claro que no creía capaz a Philip de engañar a su padre, su fidelidad se mostraba cada vez que hablaba de Vicente con todos los que conocía, endiosándolo. Nunca lo engañaría. Aunque de ser así, lo entendería, porque Vicente no lo trataba de lo mejor, y sería justo que buscara a alguien que no lo golpeara por razones nimias. Pero ¿un chico? Tenía su edad, estaría saliendo con su hijo, además, ¿qué podía darle Isma? No, ya no quería imaginar.
Philip puso una taza frente a él y frente a Vicente. Se sirvió él mismo y se sentó al lado de su marido, frente a Israel. Nadie habló durante la cena, lo único que se escuchaba era el whatsapp de Vicente, que respondían casi al instante. Al terminar, Israel se retiró, subiendo lentamente las escaleras, buscando una canción en el celular, cuando escuchó la voz de Philip, que recogía los jarros ya vacíos:
—Conocí al chico del que hablaban, es muy simpático.
—Define "simpático" —Vicente respondía un poco ausente.
—Siempre está alegre, dice lo que piensa sin molestarse en que a alguien le moleste, y es positivo; me agradó.
Israel bajó en silencio dos escalones.
—¿Leíste su reporte?
Philip tardó en responder. No miraba a su marido, estaba frente al lavabo.
—Sí —respondió al fin—, entiendo que sea de esa forma; ¿hablaste con su padre?
—No, Genaro sí, dijo que le recomendó ir a un…a otro lugar, pero el señor Remarque insiste en que su hijo es una persona normal.
—Se hizo amigo de Israel y Augusto… ¿Crees que esté bien que él y Augusto estén juntos?
—Optimista contra psicópata —se burló Vicente—, a mí quien me preocuparía es Israel, —lo miró— ¿le has dicho ya que no debe estar con ese chiflado de Marchamalo?
—Augusto es el único amigo de Israel… No me atrevo a…
—Lo sé —se levantó, asustando a Philip, incluso a Israel, que pensaba huir si algo sucedía.— Sabía que no podrías, pero —sonrió— hoy estoy de buen humor; —le puso una mano sobre el hombro con dureza— limpia la cocina y ven a dormir.
Israel subió unos escalones, fingiendo bajar cuando su padre salió de la cocina, saludándolo.
El muchacho entró a la cocina, encontrándose con Philip, que terminaba de acomodar los trastos ya secos, y lo miró.
—¿Necesitas algo, Isma?
—No… —dudó— Bien, sí…no, exactamente, es sólo una pregunta.
—Sí, dime.
Aun, dudoso, preguntó:
—¿Tú…ya…ya conocías a Ismael?
Philip levantó la mirada, recordando.
—Sí… Sí, en la librería, la última vez que fuimos… ¡Es verdad! —sonrió— Cuando lo vi, tenía la sensación de que lo conocía, pero no logré recordarlo, sabes que tengo mala memoria.
A Isma no le alegraría saber que no lo recuerdas, pensó Israel, él tanto que parece apreciarte…
—¿Por qué lo preguntas? —continuó Philip.
—No, no es nada, de verdad.
—Ismael es tu amigo, verdad? Se ve muy feliz cuando está contigo.
—No es mi amigo, es sólo que no puedo quitármelo de encima.
—Tú pareces agradarle.
—Mi amigo es Augusto, nada más.
—¿Y los chicos con los que van al edificio quemado?
—Simplones, zorras, alcohólicos, adictos… Todos creen ser amigos de Augusto, pero él los llama inútiles.
—¿Y tú crees que lo son?
—Sí, sólo nos siguen porque creen que le agradan a Augusto, pero a él nadie le agrada, salvo yo.
Philip sonrió igual que el muchacho, que se dio cuenta que había tenido otra plática con Philip. Qué podía hacer, por qué… Por qué hablar con Philip era más fácil que hablar con su padre.
—Voy a dormir —finalizó Israel, y se apresuró a salir de la cocina, huyendo escaleras arriba.
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Philip
Fiksi UmumPhilip es un profesor de Literatura, casado con Vicente, un profesor de Matemáticas. Parece tener una vida idílica con su marido, pero la verdad es que Vicente lo golpea a la mínima provocación. Y de esto sólo el hijo de Vicente, Israel, es testigo...