Parte 3.10

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Llegó la mañana, y al bajar, Philip se encontró con Israel, dormido en el sofá.

—Israel —susurró moviéndolo un poco para despertarlo—, despierta, Israel.

—¿Qué? —murmuró arrastrando la voz, sin abrir los ojos.

—¿Quieres ir a la preparatoria?

—No, —le dio la espalda— no quiero, no me molestes.

—Entonces, ¿quieres desayunar?

A pesar de lo que le había dicho, eso lo hizo ponerse de pie e ir a la cocina, donde Philip le preparó hot-cakes.

—Me duele el cuerpo —dijo el muchacho.

—¿Te tomaste la pastilla?

—No.

—El impacto sacudió tu cuerpo, es por eso que te duele.

Philip le sirvió otros dos hot-cakes, y le acercó la caja de las pastillas.

—¿Quieres agua?

—No —respondió Israel, tomando la pastilla en seco, comiendo después.

—¿Cómo te sientes?

—Adolorido, ¿y tú por qué estás tan fresco?

"Estoy acostumbrado al dolor", pasó por su mente, pero lo disimuló bien.

—Tomé algo para el dolor —respondió.

Mentira, debes estar acostumbrado al dolor, no, Philip?

—¿Y tú irás a la preparatoria?

—Debo avisar que Vicente no irá por unos días.

Israel ahogó una risa.

—Por una vez será diferente, no?

—Supongo.

Philip se sentó a la mesa, frente a Israel.

—No quise que esto sucediera —dijo Philip.

Israel recordó lo que había hablado anoche.

—Lo sé…

—Preferiría estar en el hospital, Israel, en verdad… Sé que no estás cómodo con mi presencia, pero te prometo que no…

—Philip.

—¿Sí?

—Por favor, no te pongas en plan de víctima, eso es patético.

—No, yo no…

—Y me harás un favor si sólo haces lo que papá ordenó y no me diriges la palabra.

—Bien.

El silencio comenzó. Philip terminó su desayuno, lavó los platos, y subió para cambiarse de ropa, bajando con su maletín.

—Nos vemos en la tarde —dijo, tomó su llave y salió, antes de que Israel, en la sala mirando tv, le dijese algo.

 ***

—¿Qué sucedió?

—¿Cómo está Vicente?

—¿Por qué a ti no te sucedió nada?

Andrea, Laura, maestra de informática, y Ramón, el maestro de Geografía, abordaron a Philip al verlo entrar.

—Tuvimos un accidente —explicó—, el auto se detuvo en un cruce y una camioneta nos golpeó, aunque nos alcanzó a ver, y no fue muy fuerte, aún así, abolló la puerta del lado de Vicente, y un pedazo de lámina le cortó la pierna, lo que lo mantiene en el hospital, pero está estable.

—¿E Israel? —preguntó Andrea— ¿Y tú? ¿Ustedes están bien?

—Sí, yo sólo tuve un leve golpe en la cabeza, e Israel se cortó el brazo con los vidrios de la ventana; algunos rasguños, pero nada grave.

—Quizá —dijo Ramón en tono de burla— lo hizo alguien a quien le debías.

—¿Qué?

—Nada —se apresuró Andrea—, vamos con el director, debes avisarle sobre Vic.

—Sí…

Philip miró extrañado a Ramón y se alejó en compañía de su amiga, preguntándole de qué hablan, pero Andrea sólo le aconsejó que lo ignorara.

Lo dejó en la puerta del director y se fue, sin ver a su amigo salir unos minutos después, cabizbajo y lento, saliendo de la preparatoria.

PhilipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora