Intermedio 1

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3 veces

La actitud de Philip siempre había contrariado a Israel. Cuando empezó vivir con él y con su padre, Philip siempre se mostró como una persona sumisa, acatando cada orden que recibía, aunque lo perjudicara. Israel no lo apreciaba, frente a su padre, claro, pues, cuando Vicente no estaba, Israel pasaba tiempo con Philip, fingiendo frialdad, sintiendo alegría de estar con él hombre que no parecía sufrir al ser humillado.

Israel recordó una vez ver, a escondidas, a Philip arrodillado ante Vicente. Su padre estaba por salir, pero le reclamó a Philip al ver que uno de sus zapatos estaba sucio, así lo obligó a arrodillarse para limpiarle el zapato con la lengua mientras se arreglaba la corbata. Hecho esto, Philip se quedó de rodillas mientras Vicente se iba. Ellos no sabían pero Israel lo había visto hacer esto varía veces, sin encontrar explicación. Porqué su padre tenía derecho a humillarlo, porqué Philip era feliz con esta situación.

Pero estas peculiaridad de Philip había desaparecido dos veces, al menos era lo ahí él había visto: una vez, cuando él era pequeño, casi a un año de vivir con ellos, durante una tarde tranquila. Un fin de semana en que su padre veía TV, un documental sobre las catacumbas de París, Philip leía en la cocina mientras preparaba la comida, y él dibujaba cerca de las escaleras.

Vicente no lo había mirado en ningún momento hasta que el programa terminó, y entonces se levantó, cuando descubrió que el niño había pintado con crayones el piso de la entrada. Vicente le riñó, haciendo que Philip se acercara, defendiendo al niño, que lloraba en silencio.

Vicente estaba furioso, hasta que sujetó al niño por los hombros, gritándole que se callara, dándole una bofetada tan fuerte que le hizo sangrar un poco, y le pintó un cardenal debajo de su ojito. Philip entonces le gritó a Vicente, empujándolo hasta que su espalda tocó la pared, gritándole con el mismo sadismo que él usaba, terminando con una bofetada. Philip tomó al niño en brazos y lo llevó a su habitación.

Israel, claro está, no supo que al bajar, Philip terminó en el piso bajo una lluvia de golpes, con la amenaza de que si volvía a hacer una escena como esa, lo mataría a él y al niño.

La segunda ocasión fue algunos años después, cuando ya estaba en la primaria. Philip daba clases en la misma escuela, se había ganado el cariño de los niños. Fue unos años antes de que Israel conociera a Augusto, así que pasaba los recreos a solas, leyendo sus libros. Estudiaba mucho, tenía un promedio de 9, y prácticamente pasaba inadvertido. Hasta que un día, sin querer, vio una de las golpizas que Vicente le dio a Philip. Hasta ese momento él sólo había visto los moretones, o escuchado los gritos, pero nada más allá.

La escena deprimió al niño, y por consecuencia sus calificaciones bajaron. El día que las entregaron, Vicente le gritó, insultándolo. Philip trató de calmar a su marido, explicándole que quizá el niño tuviera un problema, pero eso no le importó a Vicente, que furioso, le dio un puñetazo al niño, haciendo que su nariz sangrara. Al ver esto, Philip le soltó a su marido una bofetada. Llevó a Israel al baño en su habitación, y discutió acaloradamente con su marido, hasta que esté lo tumbó, dispuesto a patearle el estómago. Fue allí, sin que Israel lo supiera, cuando Philip compró la seguridad de su hijo, prometiéndole a su marido que desde ese día, y hasta que Israel ya no viviera con ellos, le daría la mayor parte de su sueldo, sin importar qué tipo de trabajo tuviese que hacer.

Israel no conocía ese trato, pero sabía que su padre no lo golpeaba, o no tan seguido, nada que pasara de un insulto o un zangoloteo.

Hacía años que su padre no lo lastimaba tanto.

PhilipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora