3. La despedida.

2.8K 224 16
                                    

Penelope sostiene una taza de café, hacía tres horas que habia mandado un recado a su abogado, el que le ayudo con el panfleto de lady Wishtledow.

Genevieve ya tenia pactado el curruaje que llevaria a Penelope muy lejos de Mayfair trato de persuadirla, pero ella estaba muy segura, lo mejor era marchase.

- Los Bridgerton estan rondando por toda la ciudad. Me lo acaba de decir una criada... - Penelope miro a Genevieve nerviosa.

- Madame - Entro a la habitación una chica de ojos y tono de cabello cafe, su ropa eran remiendos, su rostro era sucio y Penelope pudo visualizar marcas en los brazos. Las dos se miraron a los ojos y se quedaron estáticas. - perdón yo no sabia que...

- ¡Genevieve! ¡Madame Delacroix!

- Es Benedict - susurro Penelope.

- Yo lo arreglo. - Salió de la habitación. - Diga caballero ¿En que le puedo servir?

- Necesito hablar con Genevieve.

- Lo lamento, no es un buen momento.

- ¿Esta acaso enferma? - Benedict miro hacia esa puerta.

- ¡Oh, no! ¡Nada de eso! Ella esta haciendo una entrega de vestidos personalizados a una de sus clientas más distinguidas y por eso no lo puede atender. ¿Quiere dejar algún recado? - Benedict, lo dudo.

- Si, si ella llega a tener información de Penelope Featherington, me lo haga saber se ha escapado de casa y del compromiso con mi hermano... confío en que se lo dirás.

- Pierda usted cuidado yo le dire a Madame Delacroix su recado, ahora por favor le acompañare hasta la puerta.

- Se fue, ella lo logro... - Genevieve tuvo una idea. - Llevesela.

- ¿Qué? - Respondió Penelope.

- Llévese a Sarah, ella le servirá para todo esto que piensa hacer señorita Featherington.

- No puedo ni conmigo misma y quieres que cargue con alguien más, eso si es una locura.

- Le servirá, ella le ayudara con todo. Es leal. No se atrevería a traicionar.

- No tengo tiempo de pedirle permiso a sus padres.

- No tiene.

- ¿Qué?

- No tiene, es un pobre alma en pena que transita por esta vida, buscando una razón de ser. Usted es esa razón.

- No lo creo conveniente.

- Será su aliada.

- Genevieve esto que hago es arriesgado.

- Todo lo que usted hace señorita Penelope es arriesgado.

- No se ha donde iré.

- Ella irá con usted no importa donde. - Sarah entro a la habitación, Penelope la analizo.

- De acuerdo.

- Ah... afuera esta el abogado que espera la dama, el caballero Bridgerton pidio que si usted - miro a Genevieve - veía a la señorita Featherington le avisara lo más pronto posible.

- Gracias Sarah, vayamos por unos vestidos. Mientras la señorita Featherington habla con su licenciado. - Las dos salieron y entro el caballero antes mencionado.

Penelope habia aprendido en los bajos mundos de Mayfair como se movia la sociedad y los negocios. Penelope no era tonta, si de alguien estaba orgulloso su fallecido padre, el barón Archivaldo era de ella.

El sabia que Penelope llegaría lejos, desde que entraba a la biblioteca a leer por horas y cuando el licenciado llegaba ella se metía al despacho de su padre con cualquier pretexto para poder escuchar de numeros, sociedad y como se movían las inversiones. Es de ahí como Penelope aprendió a escuchar, escribir y perfeccionar el lady Wishtledow y el licenciado de la familia lo leyó en un descuido de la Featherington menor, Penelope penso que era una tontería pero el licenciado la ánimo a escribir más, perfeccionando su escritura y vocabulario, las palabras correctas y un seudónimo para quedar en el anonimato.

- Muy bien señorita, siempre es un gusto hacer negocios con usted. Voy a extrañar sus Wishtledow, pero comprendo los riesgos que implica por ahora. - Después de un apretón de manos de negocios el abogado de Penelope salio por la puerta trasera de la casa de costura y desapareció aquel caballero que llevaba varias encomiendas.

- El carruaje esta programado para las ocho con treinta minutos pasado meridiano señorita Penelope. Sarah esta lista para emprender un viaje largo pero ¿y usted?

Penelope estaba distraida a esta hora todos deberian estar en la iglesia esperándola. Era evidente que los Bridgerton ya no acudirian a la iglesia y tampoco su familia. Su madre deberia estar llorando o eso pensaba ella y Colin deberia de estar celebrando en algun burdel con mujeres por haberse liberado de la mujer más cotilla de todo Mayfair y de todo Londres. Solto un bufido.

- Señorita Penelope ¿no me diga que se arrepintió?

- Nada de eso, justo ahora deberia estar al pie del altar con Colin Bridgerton, casandome y mirame aquí Genevieve escondida sin poder dar la cara... - sus ojos se llenaron de lagrimas.

- Es muy tarde para arrepentirse señorita, usted ayer estaba convencida de que era momento de tomar las riendas de su vida y eso esta haciendo ahora. Mire sus fortalezas, escapo de un matrimonio sin amor, de una persona que solo se va a casar con usted porque así lo demanda la sociedad. Tiene aliados y estoy muy segura que tendrá más. Con el tiempo se dará cuenta que usted esta haciendo lo mejor. - Penelope asintio. - Cuénteme que ocurrió con el abogado.

-Si, claro. El carruaje nos llevara a una pequeña mansión muy lejos de aqui el viaje tomara muchos dias, asi que supongo que encontraremos posadas para descansar. - Penelope deshenrollo un pergamino. - A partir de ahora yo ya no soy Penelope Ann Featherington, a partir de ahora soy Ann Ferlington. La duquesa viuda Ferlington.

- Oh la, la.

- Para justificar el dinero, la casa donde viviré esta a mi nombre, el abogado me la vendió, me dijo que no me preocupe que el lo manejará. Soy dueña de una propiedad y de unas hectáreas y vaya que son bastantes hectáreas.

- Lo ve, usted toma las riendas de su vida y los caminos se empiezan abrir. - Penelope sonríe ante ese comentario. - Por fin una sonrisa de usted señorita.

- Te estoy muy agradecida Genevieve, prometo escribirte muchas cartas.

- Prometo responder a cada una de ellas señorita Penelope.

Genevieve estaba en su tienda las horas pasaban lentas, los Bridgerton ya no se volvieron a pasar por allí. Penelope no dejaba de estar tensa. Sarah le había llevado té para tranquilizarla. Mientras esperaban que el reloj marcara las ocho con treinta minutos pasado meridiano.

Una vez Penelope dentro del carruaje con sus maletas, con Sarah a su lado y habiéndose despedido de madame Delacroix, salieron rumbo a lo desconocido.

El carruaje doblo y siguió derecho, hasta que un grito las puso en alerta. Penelope se tapo con su capa completamente. El carruaje se detuvo y pudo escuchar la conversación.

- Buenas noches, señor. ¿En que le puedo servir? - Respondió el cochero.

- Quisiera saber buen hombre, ¿quién viaja en ese carruaje? - Sarah escucho atenta y sin previo aviso se bajo del mismo.

- Buenas noches señor, ¿pasa algo?

- Si, buenas noches señorita. - Penelope conocía perfectamente esa voz, Colin. Era Colin Bridgerton. - me preguntaba ¿quien viaja en este carruaje?

- Señor, no creo que se correcto, ni educado y mucho menos adecuado, que vaya preguntándole a todos los carruajes esto.

- Lo sé, pero estoy buscando a una persona. - Penelope estaba más nerviosa.

- Lo lamento mucho caballero pero aquí solo estamos mi señora y yo. - Sarah bajo la voz para empatisar con aquel guapo hombre de mirada triste. - Recién acaba de enviudar, nos dirigimos al campo. - Colin se asombro ante tal imprudencia suya. Se acerco al ventanal del carruaje, toco dos veces con su anillo el vidrio y dijo - Lamento mucho su perdida señora... - miro a la señorita que estaba parada frente a ella. Sarah susurro el nombre y Colin dijo - duquesa Ferlington, yo tambien acabo de perder al amor de mi vida.

Con esas palabras Colin Bridgerton se acababa de despedir Penelope, sin saberlo.

Penelope aguanto la respiración, hasta que el carruaje se puso de nuevo en marcha y no paro hasta el otro dia en una posada.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora