45. Fiesta de compromiso.

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Colin desperto a eso de las siete antes meridiano, cuando abrió los ojos todo era borroso y le daba vueltas. Cerro los ojos y se echó de nuevo en su cama, se sentó de nuevo recordando todo lo que había pasado ayer, miró a su escritorio y ahí estaban las dos botellas de brandy una vacía, otra aún sin destapar y una caja de detalles dorados, la cual no contenia chocolates pero si cartas. Se puso de pie y lo primero que le pasó fue devolver el estómago, corrió a su pieza de baño y devolvió todo. - maldita sea... - y volvió a devolver el estomago. Se puso de pie y se miró al espejo, tenía la peor cara que uno podía tener para una fiesta de compromiso. Se enjuago la boca, se echó agua en el cabello y rostro, tomó una toalla se la paso por la cara y la cabeza, regreso a su habitación y doblo las cartas, las metió en la caja, la cerró, agarró la botella, y con mucho cuidado de no hacer ruido salio de su pieza para ir al despacho de Anthony a devolver las cosas que había hurtado en la madrugada.

Salió de ahí y su cabeza le iba a estallar y no por el alcohol si no por todo lo que escuchó en casa de Penelope, tiene un hijo con la mujer que ama así lo niegue, Colin Bridgerton ama a esa mujer que hace unas horas era una maldita mentirosa.

Se sentó en una silla del comedor y su desayuno fue el primero en llegar, devoró todo a su paso, estaba ansioso. Con la información que le dió Oliver la única persona que sabía sobre ese bebé era su madre, luego lo pensó mejor, cómo es que esas cartas estaban ahí y cayo en cuenta de algo, Anthony lo sabía ¡Su hermano lo supo todo este tiempo! Y nunca le dijo nada, dejo que corteje a Micka, que anuncien su noviazgo y hoy seria la fiesta de compromiso. ¡Que desgraciado Anthony! Era su hermano, un padre para ellos, aparte de ser su hermano y nunca le dijo nada.

Pero luego volvió a analizar las cosas, Anthony habia alargado el compromiso todo lo que pudo. Le pidió cortejar a Micka, no le quería dar su bendición y si lo hizo es porque se vió presionado e incluso le dijo que iba en contra de sus principios y el permiso especial no dudo en mover sus influencias para ser cancelado, ¡Su madre! Su propia madre se lo oculto, le pudo decir y el podía detener todo esto, la pregunta es ¿porqué nadie le dijo? pero aún así algo no cuadraba, faltaba una pieza.

- Buenos días Colin, te has levantado muy temprano. - Su madre lo saludo interrumpiendo sus pensamientos .- Supongo que son los nervios por la fiesta de la noche.

- Tengo que hacer unas cosas antes de la fiesta. - Violet le sonrió con pesadez y lo entendió, si su madre no le dijo, es porque ella quiere que el sea feliz. Se puso de pie, se despidió de ella y salió del comedor. Fue a la biblioteca y de ahí no salio.

A la casa Ferlington llego un ramo de rosas blancas, las recibió Sarah, las coloco en un jarrón y las subió a la habitación de Penelope, las coloco en la mesita de noche.

- ¿Y ese ramo?

- Llego hace unos minutos - y le dió una tarjeta, Penelope la tomó entre sus manos, la abrió y la leyó.

- ¿Qué dice? - Sarah guardo la esperanza de que sean de Colin, era lo mínimo.

- Son de lord Santiago, duque de Killmer. - Y le sonrió.

- Ah... iré con Tomas.

- El aún sigue durmiendo. - y se sentó en la cama.

- ¿Qué ocurre?

- Hoy es la fiesta de compromiso de... - asintió Sarah. - Debo devolver unos diarios que tengo de el, los enviaré a la editorial. - Penelope se cambio de ropa y se metió a su despacho.

Las horas pasaron rápido para Penelope y para Colin lentas. Cada quien estaba en su escritorio viendo pasar los minutos, escribían, rompían las hojas, se sentían anciosos, no acudieron a almorzar, se distraían por cualquier cosa... No era un buen día para ninguno de ellos dos.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora