60. Eres sirena...

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A la casa Ferlington no había ido nadie en dos días, bueno si, su madre de Penelope, lady Portia a preguntarle cómo iban las cosas con el señor Colin Bridgertor. Ella le sonrió y la llevo a su despacho le mostró la pintura que el señor Benedict Bridgerton le había hecho llegar y también le mostró la nota.

- Bueno Penelope es muy obvio que el señor Colin Bridgerton te ama.

- Así parece madre...

- No, no así parece, así es. El realmente está haciendo las cosas bien para sorprenderte, ¿no?

- Si, si. Madre, no puedo evitar sentirme ansiosa.

- ¿Porqué?

- Bueno son muchas cosas, el se a marchado hace dos días y ningún Bridgerton a venido a visitarnos.

- Bueno el también debe estar solucionando asuntos suyos. Dale un poco de tiempo, te aseguro que algo debe de estar haciendo.

Penelope asintió y decidió cambiar de tema con su madre, Portia le dijo que no le había llegado ninguna notificación sobre el título Featherington.

- ¿Y piensas irte?

- ¿Tu no vendrás conmigo?

- Es difícil dejar la casa donde has pasado la mayor parte de tu vida Penelope.

- Lo se, pero si esa notificación llega...

- Tenemos que esperar, iré a mirar a mi nieto... - Portia estaba triste, el título claro que es importante y la respuesta estaba ahí, al alcance de todos el señor Colin Bridgerton se casa con su hija Penelope, y Tomas sería el próximo lord Featherington el baron Tomas Featherington Bridgerton y el título se salvaría además de que al fin su hermoso nieto tendrá un padre y su hija por fin podría estar feliz, tranquila y con el hombre que toda su vida a amado, desde que se conocieron era obvio que Penelope se enamoro de Colin, pero el señor Bridgertor solo la veía como una hermanita pues era la mejor amiga de Eloise Bridgerton y hasta la fecha con sus altibajos lo siguen siendo. No se quería ir a una finca eso era obvio, pero sin título esa casa pasaba a hacer de alguien más.

Lady Portia no se veía en el campo entre vacas y pollitos, pero su hija se había hecho responsable de ella desde hace un tiempo por lo tanto no se podía negar. La carta que Penelope le dejo a su madre no decía mucho...

Madre Portia Featherington:

Esta carta es para despedirme de ti y de mis hermanas. Estoy muy dolida, triste y decepcionada con toda la tragedia de mi vida. Quiero irme en silencio y no recibir reclamos.

Mi corazón duele, yo sé que el tuyo solo sirve para vivir pero el mío siente clavada una daga. Me marchó, te prometo que cuando esté en algún lugar lejos de Mayfair me comunicaré contigo.

Estoy segura que irás a la mansión Bridgerton para saber de mi, pero no te dirán nada porque nadie sabe que huí.

Entregale sus cartas a cada uno de ellos no hagas ningún drama y retirate de esa casa. Nunca vuelvas, no se merecen saber nada de mi.

Cuida de mis hermanas y de ti. En mi habitación en el piso, debajo mi escritorio hay una tabla floja, te he dejado un dinero, se cuidadosa con tus gastos, no te voy a abandonar, pero por favor se precavida con todo.

Te ama por siempre, tu hija más pequeña, Penelope Ann Featherington.

Portia se puso de pie y camino hacia el escritorio de Penelope, reviso el piso y sí había una tabla floja la desprendió con mucho cuidado y se encontró con dinero suficiente para sobrevivir unos seis o ocho meses sabiendo cuidarlo.

Paso un tiempo y fue cuando el licenciado y amigo de su esposo el difunto Archibald Featherington se comunicó con ella. Lo hizo pasar al despacho.

- Buenos días lady Portia Featherington tengo órdenes precisas de su hija.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora