6. La feria del pueblo.

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A las ocho treinta antes meridiano el señor Richard ya se encontraba en la puerta de la pequeña mansión, habia llegado con una carreta no nueva pero lo bastante cómoda para que su señora Ferlington viajara al pueblo.

Treinta minutos después llegaron al pequeño pueblo donde estaba todo bien organizado. Los niños corrian divertidos y las personas ofrecian pan, pasteles, frutas y demás cosas para degustar. Penelope tomo la mano de Sarah y caminaron por toda la feria hasta llegar a la iglesia.

- Mi señora Ferlington, a las once con treinta minutos de la mañana se llevara el concurso más esperado de la fiesta esperamos contar con su asistencia.

- ¡Ahí estare! - Penelope entro a la iglesia y Sarah detrás de ella cuidando que nada sospechoso o alguien las siguiera. Penelope se dispuso a escuchar la misa y después de ello salieron rumbo al concurso, un nio de unos 10 años repartía unos periódicos dominicales, así que ese era de la semana pasada. Se lo dio a Sarah para que al regresar a la mansión le pudiera dar un vistazo.

Penelope tomo asiento en primera fila, el concurso más famoso del pueblo consistía en adivinar cuanto pesaba cada animal, si alguien le atinaba al peso exacto o lo más cerca se llevaba de premio a ese animal. Solo tenían una oportunidad.

Penelope miro a cada animal, pollitos, gallinas, gallos, perros, gatitos, un caballo y una vaca. Todos empezaron sus apuestas, el boleto costaba diez peniques. Así que ella compro uno de cada uno y escribió lo que creía que podía pesar cada animal. Los asistentes a la fiesta se reían y se divertían con las ocurrencias de todos. Se lo estaba pasando muy divertido pero no había ganado nada. Así que se puso de pie y se encamino a la carreta. A pesar de todo, Penelope se tenía que cuidar, los Bridgerton podían tener contactos, sobre todo el vizconde Anthony Bridgerton.

- ¿Nos vamos ya mi señora? - Pregunto Richard que traía un pollito cacareando.

- ¡Ha ganado un pollito! He apostado todo mi dinero y no he ganado nada. Señor Richard puede llevarnos a casa por favor, estoy agotada. - Richard ayudo a Penelope y a Sarah a subir a la carreta, instalo el techo y se marcharon a casa.

- ¡Richard! ¡Richard! ¡Detente! - un campesino en un caballo se coloco a lado de la carreta. - Buenas tardes señora y señorita. - Richard detuvo el carruaje.

- Esteban, ¿qué ocurre?

- ¡La señora Ferlington a ganado la vaca!

- ¡¿Qué?! - exclamo Penelope emocionada. Todos se rieron divertidos ante el acontecimiento.

- Mi señora Ann ahora es dueña de una vaca, ¿cómo la llamará? - Pregunto Sarah divertida.

- No le pondré nombre a una vaca.

- ¡Claro que si! Ella nos proveerá de leche, lo justo es que tenga un nombre. Penelope lo pensó por un instante.

- Mmm... ¡Cindy! La vaca se llamará Cindy.

- Cindy la espera el día de mañana señora para ser reclamada. - Esteban se despidió.

Penelope se encontraba bien, Sarah estaba al pendiente de ella en todo momento, así que al llegar a la mansión se refresco, comió sus alimentos y después se le preparo el baño. Penelope estaba agotada y al otro día tenia que ir por Cindy.

Paso otro mes el doctor le dijo que el embarazo iba bien, descansar y no exigirse de más. La correspondencia llego una carta de su licenciado y un baúl con una carta dentro.

Mi señora Ann Ferlington:

Querida señora Ferlington estoy muy feliz con las noticias que me a hecho saber. Me he tomado el atrevimiento de mandarle unos vestidos sueltos y cómodos para sus necesidades, de igual manera en el mismo baúl encontrará vestidos para la señorita Sarah.

Aquí todo es tranquilo, la señorita Francesca contrajo matrimonio con el lord Kilmartin. Según sé la señorita Eloise se fue a Inglaterra con esta adorable pareja. Lady Portia se marcho al campo, ella esta muy triste por la ausencia de su hija pero le debo de decir que sus otras dos hijas también estan a la dulce espera. Parece una carrera por parte de las damas Featherington.

Estoy muy ocupada pero tengo tiempo para escribirle a una buena amiga. Espero todo este marchando perfectamente.

Su servidora y amiga.

Genevieve Delacroix.

Penelope suspiro, no podía ver a sus hermanas embarazadas ni mucho menos verlas actuar como madres primerizas, le tranquilizaba pensar que su madre haría un excelente papel como abuela. Si su madre supiera que ella también llevaba en su vientre a una criatura Portia se pondría feliz, pero lamentablemente las circunstancias no se lo permitían. Tomo el periódico dominical al cual se había inscrito y leía todos los domingos. Ese domingo específicamente ese día, leyo que buscaban escritores para sus páginas y Penelope quiso probar suerte. Escribió una carta a ese periódico dominical y la envío.

- ¿Qué le parece? - Sarah mostró un vestido que Genevieve le habia hecho llegar.

- Es muy bello, los colores hacen resaltar tu tono de piel. ¿Qué más contiene ese baúl Sarah? - Miro Penelope esa gran caja.

- Tendrá que venir a verlo, son muchas cosas. La señorita Genevieve ha sido muy detallista. - Penelope se acerco al baúl con una panza de cinco meses que acariciaba a cada rato y miró dentro de ella.

- ¡Oh es bellisima! - Sarah le acerco el objeto, Penelope lo sostuvo entre las manos y no pudo evitar soltar un par de lagrimas. - Es muy linda y suave, al bebé le servirá mucho. - Extendió la manta y la observo era de fino algodón en un tono de azul muy particular.

- Oh, señora Felington recuerde lo que dijo el doctor, nada de emociones fuertes.

- Pero estoy llorando de felicidad.. yo... no había pensado en la ropa para el bebé. Ni mucho menos en una habitación para que este ahí o ¿dónde dormirá?

- Aún estamos a tiempo para organizarlo. Podemos empezar mañana. Podemos ir por pintura, telas, ropita para el bebé, será divertido señora Ferlington.

- Mi señora, señorita Sarah, el almuerzo esta servido.

- Ahora vamos Phina, muchas gracias.

Señor Bridgerton.

Espero que sus aventuras lo tengan muy ocupado, espero que este teniendo una vida lo bastante ocupada para no pensar en mi, bueno supongo que ya no debe de tener tiempo para mi. Sus ojos deben estar mirando lugares exóticos y maravillosos en este momento. Debe de estar extasiado mirando lugares que yo nunca podré ver, espero que todo lo escriba a detalle en sus diarios aun no pierdo la esperanza de poder leer algún tipo diario o libro sobre las aventuras del Señor Bridgerton.

Por mi parte tambien estoy ocupada, mi atención esta completamente dedicada a la decoración de una habitación. Aun no decido por el color de la alfombra, es difícil saber que color elegir cuando mi madre siempre a optado por colores bastante escandalosos. Qué color debería de elegir para la habitación de una persona que aun no puede tomar decisiones por cuena propia. Estoy yendo muy rápido esta persona aún no ha llegado y yo ya quiero que elija colores. - Penelope suspiro.

Debería dejar de escribir estas tontas cartas señor Colin Bridgerton, pero a veces me encuentro sola y es la única manera de sentir que lo tengo a mi lado o sentirme cerca de casa.

Donde me encuentro ahora tengo una vida tranquila, tengo una persona a mi lado que no me deja sola por nada, es muy amable y me tiene mucha paciencia. Esa persona a sido un salvavidas en estos momentos.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora