47. Yo sé que tu eres lady Wishtledown.

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A la mañana siguiente Penelope se despertó y miro el libro de Colin, miraba las hojas escritas y miraba a Tomas. Era imposible negarlo Tomas era un niño hermoso que se parecía a su padre. Los ojos, el cabello, la nariz, incluso la sonrisa. Se preguntaba que hubiera sido de ella sin este bebé, a lo mejor estaría viajando y conociendo el mundo con la guía de Colin y se establecería en la isla favorita de él y tal vez un golpe del destino los reuniría ahí una tarde de verano mirando los atardeceres, coincidir en ese punto del tan inmenso mundo. Sería algo fantástico y muy fantasioso recordado todo lo mal que Colin se a portado con ella, probablemente el pensaría que se instalo en Chipre como parte de un plan. - Que tonta soy a veces Tomas...

Penelope suspiro y miro a Tomas, le sonrió y miro el libro de Colin, se puso de pie y coloco el libro en la mesita de noche. Tomas abrió los ojos y miro a su madre que se acercaba a el, el alzo sus pequeños brazos y ella lo cargo.

- Buenos días mi amor, ¿cómo durmió mi niño hermoso? - Tomas se estiró - ¿Quieres seguir durmiendo? ¿o ya tienes hambre? Hoy te pondrás un traje nuevo que mando Genevieve es muy lindo.

Sarah escuchaba en silencio detrás de la puerta como Penelope le hablaba a su hijo y se preguntaba cómo era posible que el señor Colin Bridgerton no se haya aparecido por esta casa a reclamar o pedir explicaciones de ese niño. ¿Cómo entro? ¿Quién le dijo? se repetía Sarah en la cabeza, sus abuelas juraron guardar el secreto. Ellas no habían dicho nada, quién pudo ser y lo peor del asunto es que ella permitió que Colin escuche a Penelope y a Tomas y el simplemente no hizo nada. Ya habían pasado seis días desde eso y el no se había presentado, ni lady Violet había ido a visitarles, ¿qué estaba pasando?

Mas tarde en casa de los Bridgerton, Colin estaba en el escritorio de la biblioteca, decidió escribir para despejarse un poco pero ciertamente no podía. Todo lo llevaba a Penelope y la cuestión más importante, cómo recuperar a la mujer que amas, que tiene un hijo tuyo y no morir en el intentó.

Se puso de pie y camino como león enjaulado por toda la biblioteca, la puerta se abrió y Hayacinth apareció detrás de ella.

- Hola, hermano tienes visitas. - Se hizo a un lado y entro su amigo.

- ¡Oliver! - Saludo Colin.

- Me retiró hermano.

- Gracias Hayacinth - y se cerro la puerta tras ella.

- ¿Cómo estás? No pude llegar a la fiesta de compromiso tuve que hacer unos pendientes.

- No te preocupes, el compromiso se canceló.

- ¿Lo cancelaste?

- Si, lo cancelé, solo nos usamos para benefició propio. - Oliver alzó una ceja. - no imbécil, nunca la toque.

- ¿Ni en sus viajes? - Colin negó.

- Para mi fortuna tengo unos hermanos maravillosos que como consejo, me dijeron no hacer estupideces con cualquiera que se me cruzará en el camino, desde que inicie mis viajes hace muchos años atrás.

- Solo con la sirena... - Colin le dio un golpe en el hombro.

- Solo con ella, después de ella no hay nadie, no existe nadie.

- La amas Colin, sigues amándola...

- Más, con lo que descubrimos...

- ¿Y que vas hacer?

- Cuando estuve ahí, la señorita Sarah me vió - Oliver lo miró sorprendido - no me dijo nada, me pidió que me calme, que yo guardara silencio y escuche lo que Penelope le decía a Tomas - Oliver lo miro sin entender. - Tomas se llama nuestro hijo y tiene la risa mas hermosa que he escuchado en toda mi vida.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora