61. Oigo tu canto...

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Subieron en silencio a la habitación de Penelope, Colin le ayudo a ponerse su camisa, le abrochó todos los botones, el recogió el vestido, la ropa que odia, los zapatos, su saco y subieron en silencio, Penelope entro a su habitación y con la luz de la luna como cómplice se besaron.

- ¿Está es tu habitación? - Preguntó Colin en un susurro, mientras ponía todas las cosas que sostenía en una silla.

- Si, - respondió ella en otro susurro.

- Me encanta. - Susurro.

- Ni si quiera la vez, está oscuro. - Respondió ella igual en un susurro.

- Aún así me encanta, si tú duermes aquí, me encanta. - Penelope ya estaba acostada, el se despojo de los zapatos y se acostó a lado de ella. La abrazó y la pego todo lo que pudo a él, ella se acomodo en su pecho y se empezó a quedar dormida, el cerro los ojos y se durmieron abrazados.

Más tarde Colin abrió los ojos y la miró, Penelope estaba durmiendo en su pecho tal cuál se habían dormido hace un par de horas, la luz de la luna seguía alumbrando la habitación así que supuso que aún faltaba mucho para que el sol saliera por el este, un buen pirata sabría eso y el lo era por que tenía una sirena a su lado, había navegado por muchos mares, en muchos barcos y ahora estaba tumbado en una cama con la mujer de su vida, con su sirena de cabellos rojos y ojos azules profundos como el mar.

La miró, le besó la frente y le acarició el rostro, con el dedo índice llegó hasta su cuello dibujando una línea imaginaria, Penelope se removió y le canto a su oído con un ligero gemido y eso a Colín le encantó. Así que se aventuró a bajar un poco más la mano como un buen pirata y saco uno, dos y tres botones de sus respectivos ojales. Acaricio la piel expuesta y sin dudarlo masajeo el pecho de Penelope al cual tenía acceso, ella soltó un ligero gemido de nuevo y el lo estaba disfrutando era como una recompensa para ese pirata. Penelope se removió, así que aprovecho para darle muchos besos en el rostro.

- Colin... - Susurro la sirena.

- Mmm... - respondió bastante ronco para su gusto, mientras seguía dándole un masaje a Penelope que ella no pidió pero que estaba disfrutando pues la parte superior de sus pechos estaban bastante duros y listos para jugar con ellos.

- ¿No has dormido? - Pregunto Penelope con los ojos cerrados.

- Ya descansé lo suficiente, ¿y tú? - Colin la miró, la beso sin dejarla responder y ella le correspondió, ella le acarició el brazo mientras esté seguía masajeando su pecho el cual seguía reaccionando pues estaba bastante erizado y eso lo estaba volviendo loco. - ¿Has descansado? - lo miró y asintió. - eres hermosa Penelope. - y la beso, entre caricias se dieron besos interminables por que solo se separaban para tomar aire y volver a besarse. Colin alejó a Penelope para verla y ella acarició el pecho de ese pirata con sus finas manos delineó figuras que solo ella conoce y llegó hasta su pantalón. El asintió, la beso, se puso de pie, se despojo de esa tela y se volvió a subir a la cama. Penelope se había acomodado la camisa de nuevo para cubrirse. - Pen ya te dije que eres hermosa - le beso el cuello, el hombro y Penelope tembló. - quiero que estés arriba... - Penelope lo miró, el la abrazo y la sentó encima de él. - el se acercó y la beso, ella lo agarro de los hombros y Colín se acomodó debajo de ella - muévete - y lo obedeció. Soltó un gemido y Colín pego sus labios a los de ella, mientras entraba y salía de la húmeda intimidad de Penelope, Colin se tumbó para verla y ¡Qué Poseídon se apiade de él! Penelope se movía cuál sirena en el mar, como si las olas movieron el barco, como una diosa del profundo y tenebroso mar... El la miraba echar la cabeza para atrás, le acaricio las piernas, subió a su cadera y cintura, dirigió sus manos a sus pechos que acaricio sobre la tela blanca, deshabrocho los botones que faltaban de la camisa y dirigió sus manos a los hombros de ella y le bajó la tela para tener una mejor vista de esa mujer a la luz de la luna, será a caso un sueño se pregunto en algún momento el pirata Bridgerton pero la sirena Penelope soltó un canto, el reaccionó, se acercó a ella y la beso con pasión, ella lo miró y el se movió para que ella no se detuviera - no quiero que te detengas - le gruñó cual pirata y ¡Penelope obedeció a ese hombre¡ La miraba sin privarse de nada, la tocaba y la besaba a su antojo y solo podía pensar en que todo era perfecto en ese momento y no quería que terminé nunca.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora