44. El mundo se le detuvo.

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El carruaje dónde se encontraban Colin y Oliver estaba a la vuelta de la casa Ferlington.

- Hay algo que no entiendo Oliver.

-Dime.

- ¿Por qué no te acercas a Penelope y le preguntas sobre la señorita Sarah? Total, ya sabes todo.

- Porque... - Oliver pensó la respuesta sin ofender a su amigo - solo tómalo, como un favor.

- Realmente ya no me interesa, con lo de hoy cancelaré la boda y partiré lejos de Mayfair.

-¿América?

- No, eso queda descartado. Nunca tuve intenciones de ir a ese continente, de ser así me movería a África. - Oliver lo miró raro.

- Bueno siendo ese el caso, ¿no te intriga saber por qué tu madre viene todos los días? - Colin lo pensó.

- Seguro va por el té de la mañana, sabe que me es incómodo tener a Penelope en casa.

- Colin entiendo que estas enojado con lo que pasó en el baile, tu ya tenías tus sospechas sobre la señorita Micka, pero esto es completamente diferente. - Colin hizo una mueca. - Sabes que, iré yo, puedes quedarte y guardar silencio o irte ahora.

- Mmm, te di mi palabra... - Oliver lo cayó.

- ¡Shhh! Silencio ahí vienen... - el carruaje pasó y doblo en la esquina. Ellos se bajaron y miraron como Penelope y Sarah descendían de el, golpearon a la puerta y una señora les abrió, entraron a la casa, Colin miro a Oliver. - Aún no. - le susurro, Varley salió y subió al carruaje, este se puso en marcha y doblo en la esquina. - ahora - le susurro y corrieron a la puerta. - Oliver saco una especie de llave con un instrumento delgado los metió por la cerradura, lo giro y la puerta se abrió, Colin lo miró. - entra ahora, te espero en el carruaje - señaló con la mirada y caminó por la escalinata lo más rápido que pudo.

Colin se adentró a esa casa, se preguntaba qué es lo que se supone que buscaba, primero vió la sala, caminó y con mucho cuidado abrió una puerta, todo estaba oscuro pero por el olor supuso algún tipo de despacho o biblioteca. Escuchó que unas puertas se azoten y camino lo más sigiloso que pudo, espero unos diez segundos y nadie bajo por las escaleras, subió los escalones de dos en dos y en diez pasos ya estaba en el segundo piso. Por un segundo dudo en seguir, pero la voz de la mentirosa de Penelope se escucho y eso lo atrajo a dar un par de pasos más.

- Hola mi amor, ¿cómo has dormido? - Pregunto Penelope, pero no hubo respuesta. Colin se acercó más e hizo puños con las manos. - ¿Estas listo para escuchar nuestro libro favorito? - hubo otro silencio. - Los campos verdes de este lugar me hacen recordar lo maravilloso que es vivir, puedes respirar el aire puro y también puedes - Colin estaba en shock, se llevo una mano a la boca temblando, las lagrimas en algún momento empezaron a rodar cuesta a bajo por sus mejillas y escurrir por su rostro, nunca supo en que momento paso. Tomó el perno de la puerta con la otra mano temblando. - Tu padre aquí dice que los árboles de ese campo son gigantes, - Colin no podía moverse, qué estaba pasando se preguntaba. Giro el perno y Sarah salió de su habitación con un candelabro y una vela encendida, los dos se miraron. Colin negó con la cabeza rogando que no lo delate. Sarah lo miró, el caballero Bridgerton lucia un rostro desencajado, las lagrimas en su rostro no paraban de rodar. Ella asentó el candelabro en una mesita del pasillo, le mostró las palmas de sus manos pidiendo que se tranquilice, camino a él muy despacio para no hacer algún tipo de ruido, llevo una mano a sus labios y con el dedo índice le indicó que guardara silencio, luego con la misma mano y el mismo dedo le señalo una oreja para que pudiera escuchar lo que Penelope decía, el asintió.

- Tu padre es una persona muy valiente, atrevida e intrépida siempre está conociendo ciudades y muchos lugares mi amor, te prometo que cuando seas más grande iremos a visitar todos esos sitios, tu padre nos guiará a través de sus escritos. - Tomas soltó una risa genuina de un niño de su edad y a Colin Bridgerton el mundo se le detuvo, soltó la cerradura causando un ligero ruido. - ¿Sarah? - Preguntó Penelope dentro de la habitación, Colin y Sarah se miraron ella le hizo con la mano que se marche y Colin bajo las escaleras lo más rápido que pudo paso por la sala, llego a la puerta y salió de esa casa asegurándose que este bien cerrada la puerta. Caminó por la escalinata al carruaje y se subió.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora