40. Tal vez más adelante.

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A la mañana siguiente la cocinera de la casa Ferlington aviso que habían visitas, las abuelas de Tomas sin querer se volvieron a reunir, subieron a la habitación y ahí pasarán gran parte del día. Penelope se movió al despacho, casualmente su licenciado y abogado habían llegado.

- Afortunadamente señora, como usted me hablo para asistirla en la firma, me atreví a sugerir unas clausulas y no pensé que haga uso de ellas tan pronto.

- He de admitir que fue un gran movimientos del licenciado Geriberto, gracias a eso usted no pagará ninguna amonestación. - Abogado.

- Tampoco quiero que ellos me paguen nada.

- Señora Penelope, debo de decirle algo, el caballero que me acompaño al otro despacho.

- El señor Adam Lennox. - Dijo Penelope.

- Si, él. El fue el que sugirió una clausula muy importante.

- ¿Cuál? - Pregunto la pelirroja.

- La quinta: En caso de que la señora Penelope Ann Featherington se sienta incomoda, insatisfecha o cualquier otra cosa de ese índole con el señor Vicente Lennox Phillips, el contrato se cancelará inmediatamente, la parte afectada se podrá llevar sus escritos y la editora e imprenta Lennox se compromete a devolver todo documento que tenga en su poder además que no pagara ningún tipo de amonestación económica. - Penelope escucho atenta, el licenciado la miró. - Está clausula la dicto él y cuando se firmaron los documentos el asintió al señor Vicente Lennox que todo estaba bien. - Penelope le sonrió a su licenciado.

- No se preocupe señora, el contrato se deshizo para beneficio de ambas partes y como no había nada concreto fue demasiado fácil y rápido terminarlo. - dijo el abogado que se puso de pie y el licenciado le siguió.

- Hemos terminado nuestro trabajo, señora el duque me pidió que le diga que llegara en dos dias a la ciudad y quiere verlos.

- Muchas gracias por su maravilloso trabajo, - se puso de pie y les hizo una pequeña reverencia.

- Es un gusto trabajar para la hija de mi difunto amigo el barón Archibald Featherington, con su permiso señora. - Y los dos salieron de ahí, Sarah entro y mostro un sobre.

- Tarán el baile de los Voltaire. - le dio el sobre a Penelope.

- Creo que tengo un vestido azul.

- Yo tengo uno rosa. - Y las dos sonrieron.

- Vayamos arriba, las abuelas de Tomas ya deben estar por irse.

- Pen, ¿qué pasó con lo de libro?

- Lo cancelé todo.

- ¿Porqué? - Sarah la miró sorprendida.

- Porqué mis intereses personales están por encima de todo, tu y Tomas. - Sarah miro a Penelope.

- Lamento escuchar eso... la idea de regresar a Mayfair era esa... - Sarah, Penelope se seco un par de lagrimas.

- Tal vez más adelante. - Alzo los hombros y le enseño una ligera sonrisa.

- Vayamos a ver a Tomas y sus abuelas.

La casa Bridgerton era silencio total, lady Violet salió, el vizconde Anthony estaba en su despacho haciendo cuentas, Kate, los dos niños, Eloise, Hayacinth y Gregory fueron a dar un paseo al parque del centro. Benedict estaba en el salón de exposiciones de Mayfair, su cuadro había sido vendido por un precio bastante aceptable y Colin estaba en la biblioteca escribiendo, pero le duro poco el gusto, golpearon a la puerta.

- Señor Bridgerton, la señorita Micka Lennox. - y está entro sin esperar que Colin diga algo.

- ¡Colin! - Camino al escritorio y se paro a lado de el.

En tu ausencia... Pen, vuelve a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora