Capítulo 59. Recuerdos

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—Gareth.

Gareth sabía que era Tris sin girarse, no iba a hacerlo, limpiar su arma era mucho más interesante.

—¿Qué?

—¿Cómo? ¿Cómo saliste de allí?

—Por la puerta de atrás, aunque ese pasaje nunca fue para mí, sino para tu amiguito Percy.

—No lo entiendo.

Gareth se volvió, tenía el mismo rostro del que le comía la polla a cambio de protección, pero algo dentro de él había cambiado.

—Mi copia no es la más interesante, ¿será por mi agradable carácter?

Tris bufó con media sonrisa y eso no era algo que a Gareth debería afectarle como lo hizo.

—Por si aún no te has dado cuenta, aquí hay reyes y príncipes, y ni tú ni yo lo somos, por mucho que te hayas tirado a uno.

Tris era guapo, aún sin cejas, ni un cabello en su cabeza, era guapo. ¿Su original tendría barba? Algo le decía que no.

—Te equivocas, entre Percy y yo nunca hubo nada físico. Él me enseñó a luchar, pero el precio de vencer en la jaula fue demasiado alto.

Aquello le costaba creerlo, que Tris no usara lo mismo que había usado con él con Percy, y sobre todo que luchara en la jaula y venciera.

Pero de qué otro modo podría estar vivo aún si no era cierto.

—Casi lo mato por ti —confesó Tris— a Percy.

Gareth alzó la vista de su arma, miró a Tris, podría no ser el mismo, pero él no era inmune a lo que le hacía. Lo debilitaba, ya lo había hecho en la cárcel.

—Una pena que no lo hicieras.

Tris volvió a sonreír, maldita sea.

—¿De qué va todo esto en realidad?

Tris se había acercado, podía sonreír todo lo que quisiera, si allí había alguien peligroso para Gareth era Tris.

Gareth no pudo evitar olerlo, en la cárcel todos habían estado suprimidos. Pero ahora, sin inhibidores conocería el verdadero olor de Tris.

Sus pupilas se dilataron al aspirar el olor del alfa, no olía como lo hacía Blamor, no lo hacía como olían los demás en aquella base.

Olía demasiado bien, olía a algo que le hacía sentir algo que él no era. Algo que él no tenía. Era algo suyo.

Bajó la vista a su arma o haría algo que solo delataría el poder de Tris sobre él, y Gareth era un jodido perro desconfiado, esa desconfianza le había salvado el culo demasiadas veces.
—Sabes lo mismo que yo, nos producen en fábricas, somos productos desechables.

—Eso lo comprendo, creo que siempre ha habido algo que me lo decía, tengo recuerdos que no son míos.

Gareth alzó su mirada de nuevo.

—¿Recuerdos?

—De otra vida, creo que son recuerdos del original.

Gareth no tenía recuerdos más allá de la cárcel, nunca se lo había cuestionado. Ahora sabía que estaban diseñados de ese modo.

Pero Tris decía que tenía recuerdos.

—Siempre has estado en esos recuerdos.

Gareth tragó duro, Tris comenzó a segregar sus propias feromonas sin control, los iba a asfixiar a ambos.

—¿Qué hacemos aquí? ¿Para qué nos quieren?

—Para usarnos —confirmó Gareth— no somos como ellos, y nunca los seremos.

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