Capítulo 66

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-Capítulo 66-

Alice:

Abrí el mensaje de Evan. Estaba completamente segura de lo que leí.

Pero al abrir su chat. No había nada. No estaba su mensaje.

Y aprovechando que Marco había respondido una llamada de Kevin y estaba distraído, me alejé de él para escribirle a Evan.

Alice: ¿Que carajos Evan? Se que estás escribiéndome, se que estás aquí.
Evan: Ya te dije que no vuelvas a hablarme así. Además, no sé de qué hablas.
Alice: Se que estuviste aquí, se que me besaste, te vi, Evan.
Evan: ¿Que te bese? Por Dios, creo que estas volviéndote loca, o quizás me extrañas demasiado, no estabas feliz con el imbecil de Marco?
Alice: ¿De que hablas? Evan, se que estuviste aquí.
Evan: ¿Y se puede saber en dónde se supone que estoy?
Alice: Deja de jugar conmigo.
Evan: Tu fuiste quien me escribió reclamándome por un beso, no creo que al idiota de Marco le guste saber que aún me extrañas y que incluso fantaseas conmigo
Alice: No metas a Marco en esto, se que intentas volverme loca Evan. Si estuviste espiándonos afuera de mi casa seguro también estás aquí en el centro comercial
Evan: Deja de joderme Alice, si quieres seguir molestando a alguien para eso tienes a Marco, déjame en paz

Imbecil.

Bloquee mi celular y toque con tanta fuerza la pantalla que uno de los cristales que ya estaban rotos cortó mi dedo.

Mierda.

Comenzó a sangrar.

Quizás no debí de arrojar mi teléfono el otro día.

Me metí el dedo a la boca para intentar detener el sangrado.

-Alice, los chicos se adelantaron junto con Mia y Valery y a un restaurante que está por aquí, creo que quieren beber unos tragos. ¿Quieres ir?-preguntó Marco y yo saqué me saqué el dedo de la boca.

-No gracias, me iré a casa, estoy cansada y debo de seguir estudiando.-además debía de recibir a Xanat y a aquellas pastillas.-Pero tú ve si quieres, pediré un taxi.-sonreí.

-¿Qué te pasó?-me tomó la mano, miró mi dedo sangrando y la pantalla de mi teléfono roto.-¿Cuando se te rompió el celular?

-Oh, se me resbaló de las manos mientras intentaba seguir una receta de cocina y fue inevitable que se estrellara.

Me avergonzaba admitir que yo misma lo había lanzado.

Me siento ridícula.

-Deberíamos ir a la farmacia por un curita.-me tomó de la mano.

-No hace falta, en casa debo tener alguno.-sonreí.

-Déjame llevarte a casa.-pidió.

-No te preocupes Marco, deberías ir con los chicos, yo pediré un taxi.

-No me apetece ir, estoy cansado y aún tengo que desempacar mis maletas.-me repasó con la mirada y continuó.-Te llevaré a casa.

-Gracias.-fue lo único que dije.

Al subir al auto y recordar que estaba cargando la bolsa con mi vestido, la culpa me recorrió todo el cuerpo.

-Oye, déjame pagarte el vestido, no puedo permitir que me lo regales.-comencé a sacar el dinero en efectivo de mi cartera.

-Por favor Alice, ya habíamos hablado de esto, es un regalo.-aún estábamos en el estacionamiento, apenas había encendido el auto.

-No puedo dejar que lo sea, Marco. Toma el dinero, por favor.-insistí.

Para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora