Capítulo 62

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-Capítulo 62-

Alice:

-Necesito que respires, no puedo dejarte sola mientras estés así, por favor respira, pétalo.-pude escuchar su voz preocupada a través de aquel abrazo.

No podía abrir los ojos, no servía de nada, las lágrimas cada vez eran más, así que simplemente me separé de Marco y comencé a respirar como el me indicaba.

-Respira conmigo, si?-susurró para mí.

Respiramos juntos unas cuantas veces y por alguna extraña razón aquello me hizo sentir mejor.

-¿Te sientes mejor?-preguntó la dulce voz de Marco.

-Si.-susurre.

-Iré a traerte agua y papel higiénico, aguarda un segundo, continúa respirando por favor.- su voz era paz en mi alma, podría escucharlo hablar durante horas y me haría sentir más tranquila con cada segundo a su lado, pero aquella frase significaba que iba irse, y yo no podía pasar ni un segundo sola sin pensar en todo lo que se me vendría encima si no resolvía las cosas rápido.

-No, por favor.-le dije de inmediato. Deteniéndolo, cuando abrió la puerta del coche.

-¿Qué pasa?-preguntó sus ojos estaban llenos de sentimientos que no me atrevía a descubrir.

-No quiero estar sola.-le dije, sintiendo que se me volvía a quebrar la voz.

Marco:

-No te voy a dejar sola.-la mire fijamente a los ojos. Y no me refería a que no me iría del auto, lo decía con todo el sentido de la palabra, no la dejaría sola, ni ahora ni nunca.

Ella se abalanzó para abrazarme y yo la rodeé con mis brazos. Me hubiese encantado poder leer su mente para saber que le estaba ocurriendo.

Fui un imbecil con ella en el pasado, y aún lo lamento, pero gracias a eso se perfectamente que esta crisis no se la he provocado yo.

Cuando se apartó de mí, me atreví a decir.

-Haremos lo que te haga sentir mejor, si? pétalo?-le pregunté y ella asintió.-¿Quieres que nos quedemos aquí?

Ella negó con la cabeza.

-¿Quieres que vayamos a tu casa?-pregunte, con miedo. Porque si Evan conseguía pagar la fianza seguramente la estaría esperando precisamente ahí.

Para mi suerte Alice no tardó en negar con la cabeza.

-¿Quieres entrar?-pregunté señalando mi casa.

Alice miró detrás de mí, directamente a mi casa, y de inmediato los ojos se le llenaron de lágrimas.

-Yo...enserio lo siento, Marco. No debí de haberte tratado así, no quiero que creas que es tu culpa porque no lo es, y no merecías la manera en la que te traté...-comenzó a sollozar y aquello me partía el corazón.

-No te preocupes, linda. Ven, entra conmigo.-suplique con los ojos.

No se si fue mi imaginación, pero creo que asintió levemente con la cabeza, quizás no lo hizo, pero yo necesitaba aferrarme a la idea de que si ocurrió.

Así que baje del auto para abrir su puerta y poder ayudarla a bajar.

La lleve hasta mi cama y decidí no dormir en ella. No quería conversar con ella, quería darle su espacio. Sin embargo tuvimos una diminuta conversación en donde le preguntaba si quería que durmiera con ella y me dijo que si.

Ambos nos recostamos y cuando estuvimos listos, apague la lámpara que se encontraba sobre la mesita de noche.

-Buenas noches, Alice.-dije, intentando cerrar los ojos, rogando por dormir.

Para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora