Capítulo 48

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-Capítulo 48-

Evan:

Que mierda de día.

Como cualquier otro.

No tenía ni la menor idea de en donde había despertado. Aparentemente era la casa de algún desconocido. Que asco. Era realmente fea. A mi alrededor había cervezas, botellas con alcohol, condones, cigarros, y vasos de plástico.

Otra fiesta que había acabado mal.

¿La razón de que esté aquí?

¿En un colchón sucio, desnudo, con una chica a mi lado en las mismas condiciones que yo, borracho y con un dolor de cabeza impresionante?

Oh claro.

Otro maldito día de estar siguiendo a Alice, de esperar afuera de su casa y observar cada cosa que pueda apreciarse por su ventana. No ha salido de su casa desde el día de la pelea en mi coche.

Ese día perdí la cabeza, y fue inevitable. Por un segundo llegué a sentirme culpable. Incluso llegue a pensar que debería disculparme con ella.

Pero después de estar días observando cada movimiento en su casa, y ver como el imbecil de Marco le llevaba diario algún tipo de comida diferente, junto con una flor diferente, y una maldita nota diferente cada puto día. La culpa abandonaba mi cuerpo.

Lo más jodido era ver salir a Alice media hora después, cuando Marco ya se había marchado. Salía de su puerta con alguna pijama ridícula. Tomaba cualquier cosa que Marco le hubiera llevado, leía la carta, y de inmediato esbozaba una sonrisa.

Estupida.

Ayer repetí aquella rutina, y ellos repitieron la misma rutina. Y fue demasiado para mi. Todo pequeño rastro de culpa desapareció de mi cuerpo, se esfumó como si jamás hubiera existido.

Porque cuando vi esa estúpida sonrisa que se formaba en el rostro de Alice, supe que lo que ocurrió en la pelea se lo merecía.

Se merecía eso y más.

Ojalá las heridas hubieran sido suficientes como para que Marco se alejara de ella.

Ojalá hubieran sido suficientes como para que dejara de sonreír. Justo como yo. Yo no había vuelto a sonreír desde hace demasiado tiempo. Y ella se merecía exactamente lo mismo.

Porque todo esto había sido por su culpa.

¿Cómo podía haberme hecho esto? Negar que salía con Marco, y días antes de nuestra pelea verlo casi cada día. Y las cosas eran peores, porque ahora no solo eran ellos dos, ahora los amigos de Marco, que se veían igual de patéticos que el, salían junto con las amigas de Alice.

Pensar en ella hace que me de dolor de cabeza. Me pone de mal humor al instante.

Antes de salir de la cama fumé uno de los cigarros que estaban justo a mi lado. Pensé en quedarme un poco más de tiempo en aquel lugar. El efecto del alcohol comenzaba a bajar y aún había muchas botellas por vaciar.

Pero cuando encendí el segundo cigarro de la mañana, aquella chica desnuda que estaba a mi lado despertó. Intento besarme. La aparte de un buen empujón, incluso se cayó de la cama. Me daba igual haberme acostado con ella anoche, no quería esa mierda romántica. Mientras buscaba el resto de mi ropa pude escuchar las quejas de aquella chica.

Que tono de voz tan agudo.

Es insoportable.

Daba igual, iba a tener que irme de ahí.

Tome una botella de alcohol que aún estaba cerrada y decidí llevarla conmigo, al menos podría disfrutarla solo, sin que nadie me jodiera.

Camino a casa estuve a punto de chocar un par de veces. No salí intacto, ya que al llegar a casa me estrellé con un poste de luz.

No es para tanto.

Aunque seguramente mi padre volvería a joderme con lo mismo. No quería pensar en ello y ponerme de mal humor.

Así que tome un trago profundo de aquella botella de vodka que llevaba en la mano. Y tome otro segundo al entrar a casa, me dirigí hacia la cocina, tenía hambre.

-Evan! ¿Estás bebiendo?-se levantó mi madre, alterada como siempre.-Dios mío, no sabemos nada de ti desde ayer ¿y apareces de esta manera?

-No es tu maldito problema.-me límite a responder.

Pude ver la sorpresa en sus ojos.

-Pero claro que lo es, Evan. Mientras vivas en mi casa y seas mi hijo, serás mi problema.

-Pues entonces me voy, así dejo de joderlos a todos y ustedes dejan de joderme a mi.-ya estaba cansado de estar en esta maldita casa. De escuchar reproches, regaños, lo odiaba. Detestaba a mis padres, tanto como detestaba al mundo.

-No puedes irte así como así, Evan. ¿Que diablos te pasa?-mi madre estalló.-Te lo hemos dado todo, absolutamente todo hijo, nuestro apoyo, nuestro cariño, dinero, te lo hemos dado todo. Y en este último tiempo te has comportado tan mal. Fumas, bebes, te desapareces por días, nos tratas mal a mi y a tu padre...

-Cállate, ya. Estoy cansado, cansado de sus reproches, de sus quejidos, de su puto tono de voz, me pone de los nervios. No quiero escucharlos, no me interesa en lo absoluto.-y sin dudarlo me marche de casa, azotando la puerta.

Me daba igual esta pelea, después de unos días volvería a casa y estaríamos con una normalidad extraña hasta que volviéramos a pelear.

De nuevo subí a mi auto, no se me ocurrió otro lugar que ir más que al departamento de Cassie.

Fue al mejor lugar al que pude haber ido.

Y lo confirme cuando me abrió la puerta con una sonrisa en el rostro. Me arrebató la botella de alcohol y me apresuré a besarla.

Para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora