2. Veintinueve

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Después del desayuno, Yoongi se dirigió a su estudio. El espacio, su refugio personal, estaba impregnado de una calma que contrastaba con el caos exterior. Aún así, no podía ignorar el peso de los acontecimientos recientes. Sus pensamientos eran un torbellino de preocupaciones cuando, de repente, un suave toque en la puerta lo sacó de sus cavilaciones.

— Adelante —dijo Yoongi, tratando de sonar más tranquilo de lo que se sentía.

La puerta se abrió lentamente, revelando a Dongming, quien entró con una sonrisa tranquila que, de alguna manera, no logró calmar del todo la ansiedad de Yoongi. Dongming tenía una presencia imponente, pero su mirada era serena, casi reconfortante. Sin embargo, la idea de ser examinado justo después de todo lo que había pasado lo ponía un poco nervioso.

—Hola, Yoongi —saludó Dongming mientras se acercaba. — ¿Cómo te sientes?

—Un poco nervioso, si soy sincero —respondió Yoongi, evitando la mirada de Dongming mientras tomaba asiento en el sofá de cuero del estudio.

Dongming se sentó frente a él, sacando sus instrumentos médicos con la destreza de alguien que había hecho esto mil veces antes.

—Vamos a revisar cómo estás —dijo, haciendo una revisión rápida antes de preparar la jeringa para tomar una muestra de sangre—. ¿Tuviste algún golpe o lesión que deba preocuparnos?

Yoongi negó con la cabeza, mirando el piso.

—No, peleé, pero me cuidé bien. Además, llevaba un chaleco que me cubría —explicó, tratando de sonar seguro de sí mismo.

Dongming asintió, satisfecho con la respuesta.

—Eso es bueno —dijo mientras extraía la sangre con precisión— Voy a llevar estas muestras al laboratorio. Ven a verme dentro de dos horas, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —respondió Yoongi, observando cómo Dongming recogía sus cosas y se preparaba para marcharse.

Cuando finalmente estuvo solo de nuevo, Yoongi dejó escapar un largo suspiro. Los minutos pasaban lentamente, y cada vez se sentía más inquieto. Miró el reloj, solo habían pasado treinta minutos, pero parecía una eternidad. De repente, un nuevo toque en la puerta lo sobresaltó.

—Adelante —dijo, tratando de mantener la calma.

La puerta se abrió, revelando a Agust, quien entró con esa mezcla de seguridad y misterio que siempre lo acompañaba.

—Jimin me dijo que podría encontrarte aquí —dijo Agust, su voz firme pero sin la dureza habitual.

Yoongi asintió, indicándole con un gesto que tomara asiento. Aunque intentaba mantenerse relajado, no podía evitar sentirse un poco incómodo en la presencia de su gemelo.

—Parece que nunca me acostumbraré a verte —confesó Yoongi, observando cada uno de los movimientos de Agust, como si intentara comprender a la persona que tenía frente a él.

Agust esbozó una pequeña sonrisa, una que apenas curvó sus labios pero que fue suficiente para romper un poco la tensión.

—Me pasó lo mismo cuando conocí a Suga —dijo Agust, su voz ahora más suave, casi nostálgica.

Hubo un breve silencio, cargado de todo lo que ninguno de los dos sabía cómo decir. Finalmente, Agust respiró hondo y habló.

—Sé que no puedo pedirte nada, Yoongi. Después de todo, apenas nos conocemos. Pero si me lo permites, me gustaría que intentáramos tener una relación. Al final de cuentas, somos familia, aunque no lo supiéramos hasta hace poco.

Yoongi lo miró con una mezcla de sorpresa y duda. No era fácil abrirse a alguien, especialmente a un extraño que, por muy similar que fuera en apariencia, seguía siendo un desconocido en muchos sentidos.

Its definitely you - Jimsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora