1.Once

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El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Jimin se despertó

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El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Jimin se despertó. A su lado, Yoongi dormía profundamente, sus facciones relajadas por el descanso. Jimin observó a su novio por un momento, con una mezcla de ternura y determinación, antes de deslizarse silenciosamente de la cama para no despertarlo. Esa mañana, la seguridad de todos en la mansión y la estrategia que delinearían sería su principal preocupación.

Después de vestirse, Jimin se dirigió a la cocina, donde los cocineros ya estaban comenzando sus labores. Dando instrucciones precisas, se aseguró de que prepararan un desayuno abundante para sus invitados: frutas frescas, una selección de panes, huevos al gusto, y un té especial para Taemin, con ingredientes calmantes para el embarazo. Aunque sus órdenes eran claras y firmes, había un toque de cuidado en cada una de ellas, reflejando la importancia que daba al bienestar de todos los que estaban bajo su techo.

Una vez que se aseguraron de que el desayuno estuviera en marcha, Jimin se dirigió al salón principal, donde ya lo esperaban sus hombres de confianza: Namjoon, Seokjin, Jungkook, Taehyung, y Hoseok. Estos hombres eran su núcleo, los pilares sobre los que se sostenía toda su organización. Su lealtad había sido probada en más de una ocasión, y Jimin confiaba en ellos con su vida y la de Yoongi.

Minho llegó poco después, su rostro mostrando signos del cansancio de la noche anterior, pero sus ojos reflejaban la misma determinación que los de Jimin. Después de intercambiar algunas palabras de cortesía, los hombres se acomodaron alrededor de una gran mesa de roble, listos para la conversación que definiría sus próximos pasos.

—Minho, quiero que me cuentes todo lo que sucedió anoche —dijo Jimin con voz firme, inclinándose hacia adelante, sus manos entrelazadas sobre la mesa. Namjoon y Seokjin, sentados a ambos lados de él, escuchaban atentamente.

Minho asintió, recostándose en su silla, como si organizara sus pensamientos antes de hablar. —Todo comenzó hace unos días, cuando empecé a notar movimientos inusuales alrededor de mi territorio. Al principio, pensé que solo era una pandilla buscando problemas, pero anoche, los ataques fueron más coordinados. Mis hombres se enfrentaron a ellos lo mejor que pudieron, pero estaban superados en número y armamento. Logré escapar con Taemin, pero temo que no todos tuvieron la misma suerte.

Jimin escuchó en silencio, su mente ya trabajando en posibles estrategias. Cuando Minho terminó, él tomó la palabra. —No podemos subestimar a nuestros enemigos, especialmente si ya han logrado atacar con éxito tu mansión. Aquí, todos somos conscientes de que esta situación podría empeorar. Por eso, he estado considerando una opción B: un lugar seguro al que podamos recurrir si llegaran a atacarnos aquí.

Los ojos de Minho se estrecharon, entendiendo la gravedad de lo que Jimin estaba sugiriendo. —¿Crees que podrían atacar esta mansión también?

—Es una posibilidad que no podemos ignorar —intervino Namjoon, su voz calmada pero llena de preocupación. —Hemos notado algunas señales preocupantes. Y para ser completamente honestos, creemos que podría haber un traidor entre nosotros.

El silencio que siguió a esas palabras fue pesado, cargado de tensión. Minho miró a Jimin, buscando confirmación, y el líder de la bratva asintió lentamente.

—Estos hombres que ves aquí son en los que más confío. Namjoon, Seokjin, Jungkook, Taehyung y Hoseok… cada uno de ellos ha demostrado su lealtad una y otra vez. Sin embargo, si hay un traidor, es probable que sea alguien que está fuera de este círculo cercano, pero aún así, debemos ser cautelosos. Minho, quiero que estés al tanto de todo lo que hemos descubierto y que nos ayudes a fortalecer nuestra posición.

Minho se inclinó hacia adelante, asintiendo con gravedad. —Por supuesto. Y quiero presentarles a mis hombres de confianza también. Ellos han estado conmigo en los momentos más difíciles y no dudarían en dar sus vidas por mí.

Minho hizo un gesto hacia la puerta, y en ese momento, entraron sus cinco hombres: Jinki, Kibum, Jonghyun, Donghae y Leeteuk. Cada uno de ellos tenía una mirada determinada y fría, propia de aquellos que habían visto y hecho cosas inimaginables en el mundo de la mafia.

Jimin los evaluó con una mirada calculadora, apreciando la firmeza y disciplina que irradiaban. Estos eran hombres que habían estado en las trincheras, que sabían cómo luchar y sobrevivir. Asintió con aprobación.

—Es un honor contar con ustedes aquí —dijo Jimin, dirigiéndose a los recién llegados. —A partir de ahora, trabajaremos juntos para enfrentar esta amenaza. Todos debemos estar en la misma página, listos para cualquier cosa que pueda suceder.

Minho se giró hacia sus hombres, asintiendo. —Confío en Jimin y en sus hombres. Estamos en una situación difícil, pero juntos somos más fuertes. Cada uno de ustedes tiene una responsabilidad crucial. No podemos fallar.

La conversación continuó, con Jimin y Minho discutiendo posibles planes y estrategias. Las mentes de ambos líderes trabajaban al unísono, anticipando los movimientos de sus enemigos, preparando su defensa, y asegurándose de que cada hombre supiera cuál sería su papel si la situación llegara a su punto más crítico.

Al final de la reunión, todos sabían que lo que se avecinaba no sería fácil, pero estaban listos para enfrentarlo. Jimin se levantó, indicando que la reunión había terminado, y sus hombres comenzaron a dispersarse para asumir sus posiciones.

Antes de regresar a su habitación, Jimin se acercó a Minho y le puso una mano en el hombro. —No te preocupes, Minho. Nos enfrentaremos a esto juntos. Asegúrate de descansar bien. Mañana, continuaremos con los preparativos.

Minho asintió, su rostro aliviado por la promesa de apoyo. —Gracias, Jimin. Realmente no confío en nadie más, lo único que quiero es que mi esposo y mi bebé estén bien.

Jimin solo le dedicó una pequeña sonrisa antes de girarse y dirigirse a la habitación que compartía con Yoongi. Cuando abrió la puerta, encontró a Yoongi todavía en la cama, mirándolo con ojos somnolientos pero preocupados.

—¿Todo bien? —preguntó Yoongi, su voz suave pero cargada de inquietud.

Jimin asintió, acercándose a la cama y deslizando un brazo alrededor de su chico. —Sí, todo está bajo control. Hemos tenido una reunión importante, pero ya todo está en marcha. Ven, descansa un poco más —le susurró, plantando un suave beso en su frente—. Te amo, Yoongi.

Yoongi se dejó abrazar, apoyando la cabeza en el pecho de Jimin. —Yo también te amo —susurró antes de cerrar los ojos, confiando en las palabras de Jimin para tranquilizarse.

Jimin lo sostuvo cerca, su mente aún alerta, pero su corazón lleno de una determinación feroz. Los brazos de su esposo, eran su hogar

 Los brazos de su esposo, eran su hogar

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