Jimin observó a Yoongi mientras se dirigía hacia la puerta del despacho, tomando una profunda respiración para calmar sus nervios. Sabía que la situación era delicada, pero confiaba en el juicio de su esposo. Cuando finalmente volvió a hablar, su tono fue calmado y firme.
—Agust, puedes volver a entrar —dijo Jimin, manteniendo su mano sobre la muñeca de Yoongi en un gesto tranquilizador.
Agust, que había estado esperando pacientemente fuera, volvió a entrar en la habitación. Su postura era un poco más relajada, pero sus ojos seguían reflejando la tensión del momento. Se detuvo a una distancia respetuosa, sin querer invadir el espacio personal de Yoongi.
Yoongi lo miró con cierta inseguridad, mordiéndose ligeramente el labio inferior, un gesto que Jimin reconoció como una señal de nerviosismo. Finalmente, con un suspiro que pareció llevarse parte de su ansiedad, Yoongi formuló la pregunta que le quemaba en la lengua desde que Agust apareció.
—¿Qué esperas de mí? —preguntó Yoongi, su voz suave pero cargada de emoción contenida.
Agust sostuvo la mirada de Yoongi, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de tristeza y determinación. Se tomó un momento antes de responder, como si buscara las palabras correctas.
—Eres mi hermanito —dijo Agust con un tono sincero, dejando escapar un suspiro que parecía llevar consigo años de pena—. Ahora que finalmente te he encontrado, no quiero volver a alejarme de ti.
Yoongi sintió un nudo formarse en su garganta, las palabras de Agust lo golpearon con fuerza. Por un instante, se sintió abrumado por la situación, pero Jimin estaba allí, como siempre, firme a su lado, brindándole la seguridad que necesitaba.
Antes de que Yoongi pudiera responder, Jimin intervino, su voz era firme pero conciliadora.
—Confiaremos en ti, Agust, pero debes entender algo —dijo Jimin, mirando directamente a los ojos de Agust—. Todos aquí, en esta mansión, somos familia. La bratva nunca se traiciona, y eso incluye a Yoongi. Así que, si quieres estar con nosotros, debes comprometerte con esa lealtad.
Agust asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de las palabras de Jimin. Sus ojos volvieron a Yoongi, deseando poder acortar la distancia entre ellos, abrazarlo como el hermano menor que era, pero sabía que el momento aún no era el adecuado. Había mucho que sanar antes de que ese tipo de confianza pudiera establecerse.
—Lo entiendo —respondió Agust, con sinceridad—. Y haré lo que sea
Jimin asintió, satisfecho con la respuesta. Sabía que ganar la confianza de todos tomaría tiempo, pero también sabía que Yoongi tenía un buen corazón, y si él decidía darle una oportunidad a Agust, entonces Jimin lo apoyaría incondicionalmente.
—Te asignaremos una habitación para que puedas descansar —dijo Jimin—. Tómate el tiempo que necesites para ponerte cómodo. Tendrás que conocer a todos aquí, y aprenderás que somos más que un grupo, somos una familia.
Agust asintió nuevamente, agradecido por la oportunidad. Observó cómo Yoongi, aún un poco perturbado, pero claramente agotado, se levantaba del sillón.
—Voy a descansar —murmuró Yoongi, sus ojos evitando los de Agust por un momento antes de dirigirse hacia la puerta.
Jimin siguió a su esposo, asegurándose de que Yoongi no estuviera solo en este momento vulnerable. Al salir del despacho, la atmósfera en la mansión era un ajetreo constante, con los hombres moviéndose de un lado a otro, muchos de ellos revisando sus heridas o ayudando a sus compañeros heridos.
Yoongi caminó hacia Donghae, quien estaba sentado en una silla, siendo atendido por uno de los médicos del equipo. Al ver a Yoongi acercarse, Donghae esbozó una sonrisa cansada.
—No quiso quedarse escondido conmigo, ¿sabes? —acusó Donghae con un tono jocoso, mirando a Jimin mientras señalaba a Yoongi.
Yoongi no pudo evitar sonreír, y Jimin soltó una carcajada, apreciando la ligereza del momento a pesar de todo lo que había pasado.
—Así es mi esposo —respondió Jimin, sus ojos llenos de afecto mientras miraba a Yoongi—. Un necio de primera.
Yoongi rodó los ojos, pero su expresión se suavizó al ver la mirada amorosa de Jimin. Después de un intercambio de palabras con los hombres, Jimin guió a Yoongi hacia su habitación, deseando dejar atrás, aunque fuera por un momento, las preocupaciones y el caos del día.
Al entrar en su habitación, la familiaridad y la calidez del lugar proporcionaron un alivio inmediato a Yoongi. Jimin cerró la puerta detrás de ellos, y ambos se dirigieron al baño en silencio, buscando consuelo en la simple compañía del otro.
La ducha fue larga, el agua caliente cayendo sobre ellos como una cascada, lavando no solo la suciedad y el sudor, sino también, al menos momentáneamente, la tensión y la angustia del día. Jimin se aseguró de que Yoongi estuviera relajado, sus manos suaves pero firmes masajeando los hombros tensos de su esposo, besando cada marca en su piel, cada cicatriz, como un recordatorio de que él estaba allí, y no iba a ninguna parte.
Cuando finalmente salieron de la ducha, envueltos en toallas, Jimin tomó a Yoongi en sus brazos, ambos se deslizaron en la cama, buscando el consuelo y la paz que solo podían encontrar en los brazos del otro.
—Estoy aquí, Yoongi —susurró Jimin, acurrucándose a su lado—. Nadie más te hará daño, te lo prometo.
Yoongi asintió, apoyando su cabeza en el pecho de Jimin, escuchando el rítmico latido de su corazón, un recordatorio constante de que, a pesar de todo, aún estaban juntos.
—Tengo miedo —admitió Yoongi en un susurro, su voz llena de vulnerabilidad.
—Lo sé —respondió Jimin, acariciando suavemente el cabello de Yoongi—. Yo también lo estoy, pero confío en que todo saldrá bien. Y si decides darle una oportunidad a Agust, estaré a tu lado en cada paso.—volvio a recalcar.
Yoongi cerró los ojos, dejándose llevar por la seguridad y el amor de Jimin. Sabía que el camino adelante no sería fácil, pero con Jimin a su lado, sentía que podía enfrentar cualquier cosa. Y mientras el sueño comenzaba a reclamarlo, susurró:
—Gracias por estar conmigo, Jimin.
Jimin sonrió, besando la frente de Yoongi antes de permitir que el sueño lo alcanzara también.
—Siempre, mi amor. Siempre.
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Its definitely you - Jimsu
FanfictionEn los oscuros y peligrosos bajos fondos de Moscú, Park Jimin, el despiadado líder de la temida bratva, gobierna con mano de hierro. Su fama de ser cruel, inhumano y letal con sus enemigos y traidores es bien conocida. Nadie se atreve a desafiarlo...