1.siete

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La mansión se había convertido en un lugar de constante vigilancia

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La mansión se había convertido en un lugar de constante vigilancia. Después del ataque y de las noches inquietas que siguieron,  Jimin sabía que necesitaba tomar medidas más drásticas para proteger a Yoongi y al bebé. No se permitiría un solo error más, no cuando la vida de su amado y su futuro hijo estaban en juego. La idea de que alguien pudiera lastimarlos, de que un solo momento de descuido pudiera costarles todo, lo mantenía despierto por las noches, haciéndolo repasar cada detalle de la seguridad una y otra vez.

Ese día, Jimin decidió que necesitaba a alguien de confianza, alguien con la habilidad y la lealtad necesarias para cuidar de Yoongi de manera constante. No era suficiente con tener guardias en la mansión; necesitaba a alguien que pudiera estar al lado de Yoongi las 24 horas del día, alguien que pudiera reaccionar en cualquier situación. Y sabía exactamente a quién debía llamar.

Jungkook y Hoseok eran dos de los hombres más confiables y capacitados que Jimin conocía. Jungkook era un experto en defensa personal y estrategias de combate, mientras que Hoseok tenía un agudo sentido de la observación y una habilidad innata para anticipar problemas antes de que ocurrieran. Juntos, formaban un equipo formidable, y Jimin estaba decidido a utilizarlos para garantizar la seguridad de Yoongi.

Esa mañana, Jimin los convocó a su oficina en la mansión. El espacio era grande y elegante, con ventanales que dejaban entrar la luz del sol, pero la atmósfera estaba cargada de una seriedad inusual. Jimin, sentado detrás de su escritorio, los esperaba con una expresión dura y determinada. Su mirada estaba fija en la puerta, esperando la llegada de los dos hombres.

No pasó mucho tiempo antes de que Jungkook y Hoseok entraran en la habitación, vestidos con trajes oscuros que contrastaban con la calidez de la luz que inundaba el lugar. Ambos se movían con la confianza y la precisión de hombres que sabían exactamente lo que hacían, pero cuando vieron la expresión en el rostro de Jimin, se dieron cuenta de que esta reunión sería diferente.

—Gracias por venir tan rápido —dijo Jimin, señalándoles que tomaran asiento frente a él.

Jungkook y Hoseok se sentaron en silencio, intercambiando una rápida mirada de entendimiento. Ambos sabían que el ataque a Yoongi había afectado profundamente a su jefe, pero no sabían exactamente qué esperar de esta reunión.

—No voy a andarme con rodeos —empezó Jimin, su tono firme—. Desde el ataque, Yoongi no ha podido dormir, y su ansiedad ha empeorado. No voy a permitir que algo así vuelva a suceder. Por eso los necesito a ustedes dos. Necesito que protejan a Yoongi las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Jungkook asintió lentamente, su rostro serio. Entendía la gravedad de la situación, y la responsabilidad que Jimin estaba por delegar en ellos.

—Estamos listos para lo que necesite, señor —respondió Hoseok, su voz igual de seria—. Haré todo lo que sea necesario para mantener a Yoongi a salvo.

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