1.Veinticuatro

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Yoongi despertó lentamente, sintiendo un dolor punzante en su cuerpo que parecía nunca terminar

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Yoongi despertó lentamente, sintiendo un dolor punzante en su cuerpo que parecía nunca terminar. Sus ojos se abrieron con dificultad, y la primera imagen que vio fue a Jimin, sentado al borde de la cama, con una expresión agotada y llena de preocupación. El ambiente estaba tranquilo, el único sonido era el pitido rítmico de las máquinas que monitoreaban su estado.

—Deberías haberme dejado ir —murmuró Yoongi con voz débil, su mirada perdida en el vacío.

Jimin, con los ojos rojos por las lágrimas y la falta de sueño, se inclinó hacia adelante, tomando la mano de Yoongi con una fuerza desesperada.

—Nunca te dejaré ir —respondió Jimin, con la voz temblando. —Eres el amor de mi vida. Si tú te vas, yo también me iré contigo. No hay nada en este mundo que pueda separarnos.

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Yoongi mientras el dolor y la culpa se mezclaban en su interior. Su cuerpo temblaba levemente mientras intentaba formar palabras.

—Lo siento, Jimin... por haber dicho que te odio. No sabía lo que decía.

Jimin negó con la cabeza, sus ojos llenos de una mezcla de dolor y ternura.

—Está bien, Yoongi. Incluso si me odiaras, yo seguiría amándote. Nada cambiará lo que siento por ti.

Yoongi sacudió la cabeza, sus lágrimas aumentando mientras su voz se quebraba.

—Nunca podría odiarte. Tú... tú has sido el que me ha hecho feliz durante todos estos años. No sé cómo pude decir eso.

Jimin se inclinó aún más cerca, el dolor en su corazón mientras escuchaba a Yoongi.

—Yoongi, no tienes que disculparte. Lo importante es que estás aquí, y estamos juntos mi amor. Nos queda mucho por recorrer, pero lo haremos. Prometo que estaré a tu lado en cada paso del camino.

El llanto de Yoongi se hizo más fuerte, su cuerpo temblando bajo la emoción y el dolor. Jimin lo abrazó suavemente, tratando de consolarlo mientras las lágrimas caían libremente.

—Lo siento tanto —dijo Yoongi, su voz apenas un susurro. —No sé qué hubiera hecho sin ti. Tú eres mi todo.

Jimin le acarició el cabello con ternura, tratando de ofrecer el consuelo que Yoongi necesitaba.

—Yo  te amo, Yoongi.. Te necesito aquí, y voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que te recuperes. No importa lo difícil que sea.

El abrazo entre ellos se afianzó, una sensación de paz momentánea llenando la habitación a pesar de las heridas y el dolor que aún persistían. El tiempo parecía detenerse mientras Jimin permanecía al lado de Yoongi, sosteniéndolo y susurrándole palabras de amor y promesas de un futuro mejor.

Los médicos y enfermeras entraron en la habitación para hacer sus revisiones, pero Jimin y Yoongi estaban inmersos en su propio mundo, un mundo en el que el amor y la esperanza eran los únicos faros que los guiaban.

Mientras la noche avanzaba y el silencio llenaba la habitación, la esperanza seguía viva, alimentada por la promesa.

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El día después del intento de suicidio de Yoongi, Jimin se había aferrado a la esperanza de que las cosas mejorarían. La noticia de que Yoongi estaba estable, aunque aún frágil, fue un alivio para Jimin, pero el peso de los eventos recientes seguía afectando profundamente a ambos.

Jimin se acomodó en la cama junto a Yoongi, que ahora estaba de vuelta en su habitación en casa. Aunque las heridas físicas comenzaban a sanar, las heridas emocionales eran más difíciles de tratar. Yoongi, aún cansado y dolorido, se acurrucó cerca de Jimin, quien lo abrazaba con una ternura y desesperación que reflejaban su dolor.

El silencio en la habitación estaba cargado de tristeza y lágrimas. Los dos se abrazaron con fuerza, buscando consuelo en el calor del otro. Las lágrimas de Yoongi caían sobre el pecho de Jimin, y Jimin también lloraba, sin poder dejar de pensar en la pérdida de su bebé y en el sufrimiento que ambos habían soportado.

—Siento tanto dolor —sollozó Yoongi, sus palabras entrecortadas por el llanto. —Nunca imaginé que sentiría esto, que pasaría por esto.

—Lo sé, Yoongi —respondió Jimin, su voz quebrada. —No puedo soportar verte sufrir así, ni el vacío que dejó nuestra hija. Prometo que haré todo para que esto no quede impune.

—No podemos dejar que se salgan con la suya —dijo Yoongi, su voz cargada de determinación y dolor. —Tienes que hacer que paguen por lo que nos hicieron, por lo que le hicieron a nuestra bebé. Tienen que pagar, Jiminie.

Jimin asintió, su rostro enrojecido por el llanto y la furia contenida. Aunque el dolor y la desesperanza llenaban su corazón, había una chispa de determinación en sus ojos. Él sabía que debía vengar la pérdida de su bebé y hacer justicia por lo que le habían hecho a su familia.

—Lo haré, Yoongi —prometió Jimin, abrazándolo con más fuerza. —Voy a acabar con ellos, cueste lo que cueste. Nadie debería pasar por lo que nosotros hemos pasado, y no voy a descansar hasta que paguen por cada lágrima que has derramado.

Yoongi cerró los ojos, sintiendo la calidez y el amor en el abrazo de Jimin. Aunque el dolor seguía siendo inmenso, las palabras de Jimin le ofrecieron una sensación de consuelo. Sabía que su esposo estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para protegerlo y para vengar la pérdida de su hija.

—Gracias, Jimin —dijo Yoongi, su voz apenas un susurro.

Jimin besó la frente de Yoongi, tratando de transmitirle todo su amor y compromiso a través de ese gesto.

—Nunca estarás solo —le aseguró Jimin. —Vamos a superar esto juntos, y haremos que el mundo pague por lo que nos hizo. No importa lo que cueste, lo haremos por ti, por nuestra hija y por nosotros.

El abrazo entre ellos continuó, un símbolo de su amor inquebrantable y su determinación de enfrentar el futuro, sin importar lo que les deparara. Mientras las lágrimas seguían fluyendo, había un entendimiento profundo y un compromiso mutuo de luchar por justicia y sanar, en la medida en que fuera posible, el dolor que los había marcado para siempre.

Its definitely you - Jimsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora