2. Veintitres

67 15 0
                                    

Cuando Yoongi despertó, sintió la ausencia de Jimin de inmediato. El lugar donde había estado acostado aún conservaba el calor de su cuerpo, y el suave aroma de su perfume flotaba en el aire, indicándole que no hacía mucho que se había levantado. Se incorporó lentamente, soltando un leve quejido al sentir los efectos de la noche pasada en su cuerpo. Sin perder tiempo, se dirigió al baño y se dio una ducha rápida, el agua caliente ayudándolo a despejar la mente.

Al salir, se vistió con su ropa especial, la que siempre usaba en situaciones donde debía estar preparado para cualquier cosa. Algo en el ambiente le decía que hoy no sería un día ordinario.

Cuando bajó al primer piso, notó que los hombres de Jimin lo observaban con una expresión seria. Algo en sus miradas le indicaba que algo estaba ocurriendo. Estaba a punto de preguntarles qué sucedía cuando un ruido proveniente del despacho de Jimin llamó su atención. Sin dudarlo, caminó hacia allí y encontró a Namjoon y Seokjin de pie fuera de la puerta.

—¿Qué está pasando? —preguntó Yoongi, su tono cargado de preocupación.

Seokjin fue el primero en responder, su rostro serio—. Descubrimos al traidor, era Suho.

La sorpresa se reflejó en los ojos de Yoongi. Suho siempre había sido alguien en quien confiaban, uno de los hombres que había sido amable con él desde el principio.

—¿Cómo lo descubrieron? —inquirió Yoongi, tratando de procesar la traición.

Namjoon intervino—. Fue Donghae. Lo escuchó hablando por teléfono con alguien, dándole la ubicación exacta de la casa. Estaba por revelar cuántos hombres hay en la mansión, pero Donghae lo descubrió antes de que pudiera decir más.

Una sonrisa orgullosa se dibujó en los labios de Yoongi—. Entrené bien a mi chico.

Antes de que pudiera agregar algo más, una voz se unió a la conversación—. No te lleves todo el crédito.

Chanyeol se acercó, con los brazos cruzados y una expresión de falsa molestia en su rostro. Yoongi no pudo evitar reír.

Pasaron no más de diez minutos cuando la puerta del despacho se abrió de golpe y Jungkook apareció, lanzando el cuerpo de Suho al suelo. El traidor estaba cubierto de heridas y golpes, una clara señal de lo que había ocurrido tras esas puertas cerradas.

Aunque Yoongi echó un vistazo rápido al hombre, su verdadera preocupación era Jimin. Sin perder tiempo, entró al despacho y lo encontró sentado detrás de su escritorio, con los codos apoyados en la superficie y las manos cubriendo su rostro.

—Bebé... —dijo Yoongi suavemente, acercándose a su esposo.

Jimin levantó la vista, y lo que Yoongi vio en sus ojos lo llenó de angustia. El miedo estaba claramente reflejado en la mirada de Jimin, algo que rara vez veía en su esposo. Apenas estuvo lo suficientemente cerca, Jimin lo tomó y lo sentó en su regazo, envolviéndolo en un abrazo desesperado.

—¿Qué sucede? —preguntó Yoongi, su voz apenas un susurro.

Jimin respiró profundamente antes de responder, tratando de controlar su voz—. Esa basura de Suho... lo compró la mafia italiana. Ahora sabemos que son ellos quienes te están buscando.

Yoongi frunció el ceño—. ¿Por qué me buscarían a mí?

Jimin continuó, su tono más sombrío—. No lo sé, mi corazón. Suho dijo que la mafia se moverá en dos noches. Esta noche entrarán al bosque, y mañana en la noche se espera que ataquen.

Jimin alejó un poco a Yoongi para poder mirarlo directamente a los ojos, la desesperación reflejada en su rostro—. Por favor, Yoongi... por favor, no te alejes de mí. No podría soportarlo.

Its definitely you - Jimsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora