"El Destino Fragmentado de Draco"

El Último Beso

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O MI USUARIO :Yuri2626

Esta historia contiene contenido sensible y puede no ser apta para todos los lectores.

Advertencias:

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Contenido Sensible: Esta historia incluye temas de violencia explícita, tortura física y emocional, abuso, violación, y autolesiones.
Muerte de Personajes: Personajes principales y secundarios pueden morir durante la trama.
Violencia Gráfica: Descripciones detalladas de escenas de violencia y destrucción.
Relaciones Tóxicas: Incluye dinámicas de poder destructivas y comportamientos obsesivos.
Temas Oscuros: Referencias a traumas emocionales profundos, depresión, desesperación, y sacrificios morales.
Magia Oscura: Ritual de magia negra y pactos con la Muerte.
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———-Draco———-

Solo había muerte donde mirara. Tanta muerte... y sangre cubriendo cada rincón a mi alrededor. Potter acababa de poner fin a la vida de Voldemort, pero la victoria no traía alivio, solo caos.

Los gritos desesperados de mis padres resonaban en el aire, llamándome con angustia. Quería escapar, quería correr lejos de allí, pero la conmoción tras la muerte de Voldemort desató un frenesí. Los mortífagos comenzaron a huir en desbandada; algunos, en su desesperación, maldecían y asesinaban sin piedad, como si fuera su último acto antes de ser capturados.

—¿A dónde crees que vas, pequeño mortífago? —una voz llena de desprecio me sacó del trance.

Un dolor insoportable atravesó mi estómago, como si el aire hubiera sido arrancado de mis pulmones. Miré hacia abajo, vi la sangre... tanta sangre... empapando mi túnica. Sentía el calor de la vida escurrirse de mí. En ese momento, mi madre apareció frente a mí, conjurando hechizos con furia desesperada, pero el mago que me había atacado le lanzó una maldición cortante. Todo pasó tan rápido, tan brutalmente, que apenas pude entenderlo.

Ella gritaba, pero sus palabras se desvanecían en el caos. Su cuerpo se tensaba mientras luchaba, y yo... yo solo estaba allí, inmóvil, incapaz de moverme, incapaz de reaccionar. Su voz seguía suplicando entre gritos, pero mi cuerpo no respondía. Los sonidos a mi alrededor eran un eco distante: explosiones, maldiciones, y los gritos... Los Malditos gritos.

—¡Lucio! ¡Llévatelo! —la voz de mi madre era un alarido desesperado, rota por el miedo. La veía luchar, veía su rostro deformado por la angustia... pero yo no podía moverme.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas sin control, mezclándose con la sangre que brotaba de mi herida. Estaba atrapado entre el dolor, el miedo, y la impotencia, viendo cómo todo a mi alrededor se derrumbaba, sin poder hacer nada para detenerlo.

Sentí unas manos frías y temblorosas sujetando con fuerza mi brazo. De repente, un chasquido seco atravesó el aire, y antes de darme cuenta, el mundo se desgarraba en un torbellino. La aparición me arrancó de la realidad, y cuando mis pies tocaron el suelo, todo lo que podía percibir era el dolor en mi cuerpo. Estábamos en la Mansión Malfoy.

Mi padre me sostenía con una mezcla de urgencia y pánico, casi arrastrándome por los largos pasillos, mientras susurraba hechizos al aire, desesperado, lanzándolos sin descanso sobre mí. Los destellos de luz mágica rebotaban por la habitación, pero yo... yo ya no sentía nada. Era como si mi cuerpo se hundiera rendido. Mis piernas apenas respondían, y la oscuridad que me envolvía se hacía cada vez más densa. El mundo se volvía borroso, como si lo estuviera viendo a través de un cristal empañado.