Samhain y Sacos de Dormir

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-----------Harry----------

Después de aquel día con el boggart, Draco y yo nos volvimos aún más cercanos, si es que eso era posible. Cada día que pasaba, la conexión entre nosotros se volvía más evidente. Los pequeños roces, las miradas que compartíamos, las conversaciones en susurros que flotaban en el aire. Todo parecía cargado de una tensión que solo nosotros dos entendíamos. No necesitábamos palabras para explicarlo, lo sentíamos. Era como si nos moviéramos en un mundo propio, uno que los demás no podían comprender.

Las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras se convirtieron rápidamente en mis favoritas, no solo por las lecciones, sino porque eran el único momento en que podía ver a Draco concentrado, con esa pequeña sonrisa burlona que hacía que me olvidara de todo lo demás. Lupin había logrado que la mayoría de la escuela sintiera lo mismo. Era un profesor que enseñaba de una manera diferente, práctica, real, y eso hacía que todos disfrutaran más.

Las semanas comenzaron a pasar con rapidez. Sin darme cuenta, ya era octubre, y las cosas habían cambiado más de lo que esperaba. La mano de Draco había sanado casi por completo, aunque la cicatriz todavía estaba ahí. Era pequeña, pero visible, y sabía que eso le molestaba. Aún así, Draco mantenía su arrogancia habitual, al menos frente a los demás.

El hipogrifo que lo había herido fue ejecutado. Lucius Malfoy se aseguró de que pagara por lo que le había hecho a su hijo, y aunque sabía que era algo más político que personal, no pude evitar sentirme satisfecho de que ese maldito animal ya no existiera. Hagrid, por otro lado, fue relevado de su puesto como maestro. Sabía que la mayoría lo lamentaba, pero yo no podía evitar pensar que era lo mejor. No estaba preparado para enseñar.

Las clases, mientras tanto, se volvieron cada vez más agotadoras. Entre las asignaturas obligatorias y todas las optativas que Draco y yo habíamos decidido tomar, parecía que nunca había tiempo para respirar. Por suerte, evitamos Estudio de los Muggles, algo lógico dado que no había mucho que pudiera aprender allí. Aún así, los días parecían interminables, llenos de Aritmancia, Runas Antiguas, Herbología, Transformaciones y, por supuesto, Defensa Contra las Artes Oscuras. Para cuando terminaba el día, mi mente estaba saturada.

Y por si eso no fuera suficiente, también estaban los entrenamientos de Quidditch. Mi equipo estaba decidido a ganar la copa este año, lo que significaba horas extras en la pista de vuelo, practicando jugadas, aprendiendo nuevas tácticas. A veces, después de los entrenamientos, apenas podía moverme de lo agotado que estaba. Pero cada vez que volvía a la sala común, Draco estaba ahí.

Hoy era el día de nuestra salida a Hogsmeade, el primer fin de semana en el que podíamos escaparnos del castillo y también, por si fuera poco, era Samhain. No era mi fecha favorita por razones bastante obvias: la muerte de mis padres, los fantasmas del pasado, y la oscuridad que parecía envolverse en torno a la festividad. Aún así, recordé el pequeño ritual que Severus y yo habíamos hecho el año pasado. Había sido triste, sí, pero también reconfortante. Por primera vez, había sentido a mis padres cerca de mí. Severus me prometió que lo haríamos cada año. Este año, aunque fuera Samhain, me sentía más fuerte, más preparado para enfrentar la melancolía que la fecha traía consigo.

Todos estábamos en la sala común, esperando a que Pansy, Hermione y Draco bajaran. Pansy había estado ocupada peinándolos, porque, según ella, "no podía permitir que fueran por ahí sin verse apropiadamente". Blaise y Theo ya estaban dando vueltas, ansiosos por salir, mientras yo no podía evitar mirar la entrada cada pocos segundos, esperando que Draco apareciera.

Hermione y Pansy fueron las primeras en bajar. Hermione, honestamente, me sorprendió. Parecía una completa sangre pura con su vestimenta. Pansy realmente había hecho un gran trabajo en pulir la apariencia de Hermione estos últimos años. Se había deshecho de ese aire desgarbado, y ahora, con su cabello perfectamente alisado, su túnica adornada con pequeños detalles dorados, caminaba con una confianza que antes le faltaba. Ya no parecía la misma Hermione que conocí en primer año, ahora tenía un porte que la hacía destacar como alguien que pertenecía entre la élite mágica.

El Destino Fragmentado de Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora