Capítulo XX: Parte I

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-- Perspectiva de Rai --

El día pasó volando. Habíamos anunciado a los seguidores en Instagram que el próximo stream iba a ser especial, y los comentarios explotaron. Todos estaban emocionados y llenos de teorías, pero lo que más me tenía contenta era la idea de ver a Angie otra vez. Hacía tanto tiempo que no la veíamos en persona, y ahora ella estaba por llegar a Puerto Rico.

Alondra y yo llegamos al aeropuerto justo a tiempo para recogerla. Tan pronto la vi cruzar las puertas de llegada, la emoción me invadió. Estábamos saltando, abrazándonos como si no hubieran pasado los meses desde su última visita. Era como si el tiempo no hubiera pasado.

-¡Estás más alta o yo encogí! -me dijo Angie, riéndose, mientras nos abrazábamos fuerte.

-Tú siempre exagerada -le respondí, sonriendo.

Una vez llegamos a la "choza", como llamábamos Alondra y yo a nuestra casa, la vibra estaba en su punto. Alondra se animó a salir con Alex al supermercado para buscar todo lo necesario para el chupistream. Lo íbamos a dar todo esa noche, con un poco de alcohol y mucho relajo, así que necesitábamos estar bien preparadas.

Angie y yo nos quedamos solas en la sala, aprovechando el rato para ponernos al día. Nos sentamos en el sofá y comenzamos a hablar como siempre, sin filtros ni prisa. Después de alguna que otra broma, Angie se puso seria.

-Terminé con Brisa -soltó de repente, dejando caer la bomba con naturalidad.

-¿Qué? -respondí sorprendida-. Pero, si llevaban mil años juntas.

-Sí, como cuatro, pero ya tú sabes, llegó el momento. Lo hablamos y decidimos que era mejor así. No hubo drama, no te preocupes. Está todo bien, pero ya sabes... duele un poco.

La miré, tratando de procesar la noticia. Angie y Brisa siempre habían sido la pareja "perfecta", al menos para los ojos de los demás. Pero bueno, las cosas no siempre son lo que parecen.

-Vaya, lo siento, Angie. Pero si estás bien, eso es lo importante. A veces es mejor así -dije, sin saber muy bien cómo consolarla.

Angie se quedó mirándome con una sonrisita pícara.

-¿Y tú? ¿Nada que contar? -preguntó con ese tono que siempre usaba cuando ya sabía la respuesta.

-¿Yo? No, todo tranquilo -respondí, extrañada.

-No me mientas, Rai. Está clarito que entre tú y Alondra hay algo raro. Vamos, ya somos grandes, se les nota desde lejos. -Su mirada traviesa me hizo reír de nervios.

Negué con la cabeza, tratando de desviar el tema.

-No, no, Angie. Te juro que no hay nada de eso, somos amigas y ya. No compliques las cosas.

Pero Angie, siendo Angie, no se rindió tan fácil.

-Mira, Rai, no soy tonta. Algo pasó entre ustedes. No tienes que decírmelo, pero lo sé. La manera en que se miran, ese silencio raro cuando están juntas... algo hay.

Me quedé en silencio, luchando entre no querer contarlo y la necesidad de desahogarme con alguien. Angie me miraba con una mezcla de curiosidad y paciencia. Al final, suspiré, derrotada por su insistencia.

Me acomodé en el sofá, sintiendo que había llegado el momento de abrirme de verdad. Miré a Angie a los ojos y decidí ser honesta.

-Mira, no fue solo un beso. Al principio, sí, fue un momento tonto, pero luego las cosas se calentaron. Nos dejamos llevar y terminamos teniendo... relaciones.

Angie se quedó boquiabierta, asimilando mis palabras. -¿¡En serio!? ¡Eso es un bombazo! ¿Y cómo se siente eso? ¿Era... bueno?

-Eso no importa ahora -dije, moviendo la mano en un gesto de desdén-. Fue genial, pero el problema vino después. Todo se jodió cuando sus padres vinieron a casa. Fue incómodo y caótico. La tensión era palpable.

Recordé la cena, cómo había sentido que me tragaba la tierra en cada comentario hiriente que hacían sus padres. Era como si todo lo que habíamos construido se desmoronara ante nuestros ojos.

-Me imagino lo incómodo que debió ser -dijo Angie, su mirada era comprensiva. -Pero, ¿y luego? ¿Pudieron solucionar las cosas?

-Sí, al final hablamos y decidimos dejarlo todo atrás. No quiero perder a Alondra por algo que fue un impulso. Nos entendemos, y a pesar de todo lo que ha pasado, quiero que sigamos siendo amigas.

Angie asintió, pero su expresión era de preocupación. -Eso suena bien, pero también parece que estás tratando de engañarte un poco, Rai. Es fácil decir que todo está bien, pero si hay algo más profundo ahí, no deberías ignorarlo.

-Lo sé, pero ahora mismo no quiero complicar las cosas. Me duele, pero es mejor así. Ella tiene miedo, y yo también. No quiero que nuestra amistad se arruine por esto.

-A veces hay que arriesgarse. -dijo Angie, sonriendo. -Mira, ¿qué tal si intentamos un poco de celos para ver cómo reacciona? A lo mejor eso puede ayudar a que ella vea lo que siente por ti.

Me quedé pensativa. La idea de hacerle un poco de celos a Alondra me parecía arriesgada, pero la chispa de la idea me intrigaba.

-Está bien, pero solo un poquito. No quiero hacerla sentir mal.

-¡Perfecto! Solo un juego, solo para ver su reacción. -dijo Angie, emocionada.

Mientras hablábamos, escuchamos la puerta abrirse, y sabía que era el momento de volver a la realidad. Alondra y Alex llegaron con las manos llenas de bolsas, listas para una noche de diversión.

-¿Qué tal, chicas? -preguntó Alondra, y la sonrisa en su rostro iluminó la habitación.

-Todo bien -respondí, sonriendo de vuelta mientras mi mente aún estaba ocupada con el plan de Angie.

La noche prometía ser emocionante, y con Angie de vuelta, sabía que las cosas se pondrían interesantes. A medida que la velada avanzaba, no podía evitar sentir que el juego de celos sería solo el comienzo de una nueva etapa en mi relación con Alondra.


Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora