Capítulo VI: Parte I

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-- Perspectiva de Rai -- 

Deambulaba por las calles, con la brisa fría de la mañana despeinándome. Había salido de casa más temprano de lo que pensaba, huyendo de las emociones que me mantenían atrapada desde la noche anterior. Necesitaba aire, espacio, algo que me distrajera de lo que pasaba en mi cabeza. Comprar los auriculares era solo una excusa, lo sabía. Cualquier cosa para no tener que enfrentar a Alondra tan pronto.

Mientras caminaba, me perdía en mis pensamientos, recordando su expresión la noche anterior. Borracha, confundida, vulnerable. Yo debería haber estado ahí para ella, pero estaba tan llena de dudas, tan consumida por mis propios sentimientos, que no sabía cómo ayudarla sin empeorar las cosas.

El beso seguía pesando en mi mente, como un eco constante. Todo me decía que había metido la pata, que había cruzado una línea que no debía.

Caminé hasta la tienda de tecnología más cercana y, sin mucho pensar, compré los auriculares que necesitábamos. Mientras el cajero me los entregaba, noté lo estropeados que estaban los antiguos, cubiertos de esa cinta azul que Alondra siempre prometía cambiar. Me hizo sonreír por un instante, pero el nudo en mi estómago no desapareció.

No tenía prisa en volver a casa, ya que habíamos quedado con Alex antes de comer, eran todavía las 12.00pm. Aún me quedaba ir a el supermercado a por un par de cosas, caminaba lentamente pensando en todo. Pero, mientras más lo pensaba, más convencida estaba de que lo mejor era seguir adelante como si nada. Lo había decidido anoche. No iba a intentarlo más. Dejaría de lado lo que sentía por Alondra, o al menos lo ocultaría. Era la única manera de salvar nuestra amistad, incluso si por dentro me dolía.

De repente el sonido de mi móvil interrumpió mis pensamientos.

Alex: "Estoy con Alondra ya. Dónde estás? Todo bien con Alondra?"

Fruncí el ceño, sintiendo que Alex notaba algo, pero respondí rápidamente, tratando de sonar despreocupada.

Yo: "Estoy comprando. Te veo en un rato."

Guardé el teléfono en el bolsillo intentando calmarme. No podía dejar que Alex notara que algo iba mal. Tenía que actuar como si todo estuviera normal, aunque por dentro estuviera hecha un caos. No estaba preparada para hablar nada. Ya estaba a las puertas de casa y con un suspiró toqué el timbre.

Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora