-- Perspectiva de Alondra --
Tras darles la noticia a Alex y Angie, la tarde se convirtió en una de esas que no queríamos que terminara. Pasamos el tiempo riendo, recordando momentos graciosos y simplemente disfrutando de la compañía. Angie estaba por irse a Argentina, y sabíamos que la extrañaríamos. Así que decidimos hacer un directo para despedirla, algo especial para que nuestros seguidores también pudieran compartir ese momento con nosotros.Le regalamos a Angie una caja llena de dulces típicos de Puerto Rico, para que pudiera hacer un video probándolos con Mica, su mejor amiga y otra creadora de contenido. Sabíamos que sus seguidores en Argentina lo disfrutarían tanto como ella, y la idea de que grabaran juntas nos emocionaba.
Durante el directo, la vibra fue increíble, como siempre. Sin embargo, algunos fans notaron que la dinámica entre nosotras había cambiado. La última vez que hice un stream sola, sin Rai, la tensión se notaba, y los rumores comenzaron a crecer. Pero hoy, nuestra felicidad era tan evidente que los comentarios quedaron en segundo plano. Nos reímos, hicimos bromas, y poco a poco, las preguntas incómodas fueron quedando relegadas por la diversión que estábamos transmitiendo. Hacíamos reír a la gente como siempre, y eso era lo que importaba.
Cuando el stream terminó, pedimos un Uber para llevar a Angie al aeropuerto. En el trayecto, las emociones se hicieron más fuertes, y despedirnos de ella no fue fácil. Los abrazos estuvieron llenos de lágrimas y promesas de volver a vernos pronto. Angie había hecho tanto por nosotras en el tiempo que estuvo aquí, y Rai y yo sabíamos que le debíamos una parte importante de lo que habíamos logrado juntas. Sin ella, no sé cuánto más habríamos podido seguir ocultando lo que sentíamos. Al final, le dimos las gracias por todo y, con el corazón apretado, la vimos partir.
En el camino de regreso, dejamos a Alex en su casa y luego volvimos a la nuestra. El sol ya comenzaba a esconderse, y la noche caía suave sobre la ciudad. El ambiente era perfecto para lo que teníamos en mente. Rai y yo siempre habíamos disfrutado de nuestras movie nights en Twitch, pero esta vez decidimos hacerlo sin cámaras, solo nosotras dos. Queríamos que fuera un momento privado, solo para nosotras.
Cuando llegamos a casa, ambas estábamos felices, con una energía que hacía que cada mirada y cada sonrisa se sintieran más intensas. Decidimos hacer unas palomitas, como siempre hacíamos, y nos acurrucamos en la cama para ver una película. Pero, a decir verdad, lo que menos queríamos era ver la película.
Con el bol de palomitas entre las manos, apenas habíamos puesto la película cuando las miradas empezaron a ser más largas, más significativas. Sentí el calor del cuerpo de Rai a mi lado, y no pude evitar sonreír cuando sus dedos empezaron a deslizarse lentamente por mi brazo. En ese momento, dejé el bol de palomitas a un lado y me giré hacia ella. No necesitábamos palabras; nuestros cuerpos hablaban por nosotras.
Comenzamos con besos suaves, pausados, como si estuviéramos redescubriéndonos una vez más. Pero pronto la suavidad se transformó en algo más intenso. Nuestras manos comenzaron a recorrer nuestras pieles, explorando cada rincón con un deseo que se había estado acumulando durante todo el día. La respiración se volvía más pesada, más rápida. Rai me miraba con esos ojos profundos que siempre lograban perderme, y antes de darme cuenta, ya estábamos deshaciendonos de la ropa.
El calor de su piel contra la mía era electrizante. Cada caricia, cada beso, me hacía sentir más viva, más conectada con ella. Mis manos se enredaban en su cabello, tirando suavemente mientras nuestras bocas se encontraban una y otra vez, como si no pudiéramos tener suficiente. Rai me susurraba al oído palabras que me hacían estremecer, y yo respondía de la misma manera, perdiéndonos en ese vaivén de sensaciones que nos envolvía por completo.
Nos movimos entre las sábanas, cambiando de posición, explorándonos con una mezcla de urgencia y delicadeza. Sentía su cuerpo moverse sobre el mío, cada curva, cada respiración compartida, y el mundo exterior desaparecía por completo. No había nada más que nosotras en ese momento. Cada toque era un recordatorio de lo que habíamos estado negando durante tanto tiempo, y ahora, finalmente, estábamos dejándonos llevar sin restricciones.
Rai se inclinó sobre mí, sus labios recorriendo mi cuello, bajando lentamente mientras mis dedos seguían marcando el camino en su espalda. El tiempo dejó de tener sentido. Nos dejamos llevar por el deseo, por la necesidad de estar una con la otra de una manera que nunca antes habíamos experimentado.
Finalmente, después de lo que parecieron horas de pura entrega, nos detuvimos. Ambas jadeábamos, nuestras pieles brillaban por el calor compartido, y nuestras sonrisas lo decían todo. No había necesidad de palabras. Nos abrazamos, sintiendo nuestras respiraciones calmarse al unísono. Me acurruqué contra Rai, sintiendo la seguridad y la tranquilidad de estar en sus brazos, y así, nos quedamos en silencio, disfrutando de ese momento íntimo que era solo nuestro.
La película seguía de fondo, olvidada, pero ninguna de las dos se molestó en apagarla. Lo único que importaba era que, finalmente, estábamos juntas. Y eso era suficiente.
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Railo : Bajo nuestro eco
Romance¿Qué pasaría si alguna de las dos se animara a dar ese paso que siempre da miedo en una amistad? Su relación podría cambiar de maneras que nunca imaginaron. ¿Valdrá la pena arriesgarlo todo, o terminarán perdiendo lo que ya tienen?