-- Perspectiva de Rai --
Cuando vi a Angie aparecer detrás de la puerta, no pude contener la emoción. Fue una sorpresa increíble; había esperado ver a cualquier otra persona, pero ella era la última persona que pensaba que aparecería. Sabían perfectamente cómo asustarme con aquellos ruidos extraños porque soy muy fácil de espantar, y me hicieron caer completamente en la trampa. Todo esto, claro, solo hizo que la sorpresa fuera aún mejor.
Después de varios abrazos y risas, Angie, Alex, Alondra y yo nos quedamos en un círculo, celebrando que ella estaba aquí. Fue entonces cuando Angie de repente se detuvo, olfateando el aire con una expresión preocupada.
—¿Alguien más huele a quemado? —preguntó, mirándonos con una mezcla de preocupación y humor.
En cuanto lo dijo, todos nos quedamos en silencio, olfateando el aire también, y cuando nos dimos cuenta de lo que estaba pasando, estallamos en risas y corrimos hacia la cocina. Las tartas, nuestras "obras maestras" del concurso, se nos habían olvidado en el horno. Al abrir la puerta, respiré aliviada al ver que, al menos, no estaban completamente destruidas. Pero… la tarta de Alex tenía los bordes ligeramente quemados.
—¡Ay, nena, no sé, yo no soy chef! —exclamó Alex encogiéndose de hombros mientras se reía.
—¡Te lo dije! Tenías que ponerle mantequilla al molde, ¿por qué nunca me haces caso? —dije entre risas, mirándolo con un falso reproche.
Con risas y bromas, llevamos las tartas de vuelta al estudio para mostrárselas al chat. El chat, por supuesto, estaba riéndose a carcajadas. Al final, enseñar nuestras tartas "perfectamente imperfectas" fue mucho más divertido de lo que había planeado. Aún teníamos que decorarlas, y con Angie aquí, aprovecharíamos para que ella las probara y diera una puntuación final. Entre todos los ingredientes para decorar, teníamos glaseado, galletas trituradas y montones de dulces. Así que, con un poco de creatividad y mucha paciencia, nos dispusimos a arreglar las tartas… o al menos a disimular los defectos.
Nos sumergimos en la decoración durante los siguientes 40 minutos. Cada uno estaba concentrado en hacer su mejor esfuerzo, incluso Alex, que intentaba cubrir los bordes quemados de su tarta con una capa extra de glaseado y galletas trituradas. Yo había decidido darle un toque especial a la mía con colores que me representaban y que, por supuesto. Alondra decoró la suya con detalles de chocolate, tratando de darle un aspecto sofisticado, aunque no podía evitar reírse cada vez que Alex intentaba tapar su desastre con más y más glaseado.
Cuando por fin terminamos, Angie se cruzó de brazos y nos miró con una expresión exageradamente seria, fingiendo que se preparaba para una cata muy formal.
—Muy bien, damas y caballeros, vamos a ver qué han hecho ustedes —dijo Angie, esforzándose por mantener la compostura y haciéndonos reír.
Comenzó con la tarta de Alondra. La miró, la partió con el cuchillo y probó un bocado. Hizo una pausa, frunció el ceño y nos miró a todos con una expresión confusa.
—Bueno… está buena, pero, Alondra… —dijo mientras mostraba un poco de masa en su tenedor— hay algo de masa sin hacer en el centro. Te dejaste la tarta medio cruda.
Alondra puso los ojos en blanco, pero se rió de su propio error. —Eso es pura creatividad culinaria, Angie. Te falta visión.
Luego, Angie se giró hacia mí, mirando mi tarta —dijo con una sonrisa mientras cortaba un pedazo y lo probaba.
Después de una pausa, se relamió los labios, levantó las cejas y comentó: —Está deliciosa… pero creo que te pasaste un poco con el azúcar.
Me reí y miré al chat. —Ya ven, chat, esta mujer tiene un paladar demasiado exigente. Está bien medida en el papel de jueza.
Angie sonrió con ironía y luego dirigió su atención hacia la tarta de Alex. Al cortar un trozo y ver el borde quemado asomándose por debajo del glaseado, puso una cara de horror exagerada.
—Esto… esto no se hasta que punto se puede comer.
Alex fingió indignación, poniendo cara de pocos amigos mientras miraba a Angie. — Como no vas a probar mi obra de arte canto cabrona—dijo, fingiendo estar ofendido.
Sin previo aviso, Alex tomó su tarta y, en un arranque de impulsividad, le lanzó un pedazo directo a la cara de Angie. Ella quedó completamente cubierta de glaseado, y todos en el estudio, incluido el chat, estallamos en carcajadas.
—¡Alex! —gritó Angie entre risas, mientras intentaba limpiarse la cara. Pero en lugar de quedarse quieta, agarró un puñado de mi tarta y se lo lanzó a Alex, comenzando así una guerra de tartas en toda regla.
Yo me quedé quieta por un momento, observando la escena entre risas, pero en cuanto vi que Alondra tomaba un pedazo de tarta y me lo lanzaba, supe que estaba en problemas. El glaseado me cayó en el brazo, y aunque intenté esquivar el siguiente pedazo, terminé con la cara llena de pastel.
—¡Eso es! ¡Ahora sí, agárrense! —exclamé mientras tomaba un trozo de tarta y lo lanzaba hacia Alondra, quien intentó cubrirse pero no pudo evitar que el glaseado le llegara al cabello.
La risa se volvió contagiosa y todos nos lanzábamos pastel sin parar. Cada rincón del estudio terminó cubierto de glaseado, al igual que nosotros. Las risas no cesaban, y el chat estaba vuelto loco y comentarios sobre la guerra de tartas en la que se había convertido nuestro directo. Estaba segura de que jamás olvidaríamos esta noche.
Después de un buen rato, exhaustos y llenos de glaseado de pies a cabeza, decidimos dar una tregua. Nos miramos entre risas, observando el desastre a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Angie tenía pastel en el cabello, Alex estaba cubierto desde la cabeza hasta los pies, Alondra intentaba quitarse restos de glaseado de la cara, y yo apenas podía ver entre el pegote de pastel en mis pestañas.
—Bueno, chicos, creo que este es el cumpleaños más dulce que he tenido —dije, intentando limpiar el pastel de mis manos mientras nos reíamos.
El chat seguía pidiendo más, pero ya estábamos agotados y necesitábamos una pausa para limpiarnos y respirar un poco. Así que, después de despedirnos momentáneamente del directo, nos fuimos a asear. El estudio estaba hecho un caos, apenas quedaban 20 minutos para medianoche.
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Railo : Bajo nuestro eco
Romantik¿Qué pasaría si alguna de las dos se animara a dar ese paso que siempre da miedo en una amistad? Su relación podría cambiar de maneras que nunca imaginaron. ¿Valdrá la pena arriesgarlo todo, o terminarán perdiendo lo que ya tienen?