Capítulo VI: Parte II

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-- Perspectiva de Rai --

Mañana era mi cumpleaños y, aunque no me gustaba admitirlo, estaba bastante nerviosa. Sabía que Alondra estaba tramando algo, pero no tenía ni idea de qué podía ser. Cada vez que le preguntaba, simplemente me respondía con una sonrisa misteriosa y cambiaba de tema. Esa actitud solo aumentaba mi curiosidad, y a medida que el día se acercaba, mi impaciencia crecía.

Esa mañana, Alondra me dijo que iba a ir con Alex al centro comercial. Me explicó que estarían de vuelta sobre las siete, justo a tiempo para preparar el stream que teníamos planeado para las nueve. La idea de pasar dos horas sola no me molestaba mucho; últimamente había aprendido a disfrutar de mi propio espacio. Además, sabía que cuando regresaran, todo estaría listo para lo que había prometido ser una noche divertida.

Eran las cinco de la tarde, y con tanto tiempo libre, decidí aprovecharlo para grabar algunos videos para TikTok y luego me quedé enganchada viendo algunos otros. El tiempo pasó volando. Entre risas y la edición de un par de videos, miré la hora y vi que ya casi eran las siete. Justo cuando pensaba en levantarme para hacer algo más productivo, escuché la puerta abriéndose.

—¡Ya estamos de vuelta! —escuché la voz de Alondra desde el pasillo.

Me levanté de un salto y corrí hacia la entrada para recibirlos. Alondra y Alex entraron con varias bolsas de compra, y mi curiosidad se encendió al instante. Me acerqué a ellas con una sonrisa traviesa, fingiendo que no había notado las bolsas.

—¿Y qué habéis comprado? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque la curiosidad me traicionaba.

Alondra me lanzó una mirada divertida mientras dejaba las bolsas en la mesa del comedor.

—Nada que te importe —respondió entre risas—. Tendrás que esperar hasta mañana para descubrirlo.

—Venga, dame una pista —insistí, poniéndome delante de ella para impedirle que pasara.

Alondra simplemente sonrió y sacudió la cabeza.

—No, Rai. No seas impaciente.

Decidí probar con mi táctica infalible: le puse la cara de pena más adorable que pude, la misma que sabía que le derretía el corazón. Mi mejor arma. Sin embargo, para mi sorpresa, no funcionó.

—De verdad, vas a tener que esperar —dijo, aguantando la risa, aunque podía ver en sus ojos que estaba a punto de ceder.

—No es justo, Alondra —protesté, cruzando los brazos mientras Alex, que había estado observando la escena, se reía desde el fondo.

—Es que nunca aprendes, ¿eh? —bromeó Alex, dándome una palmadita en el hombro.

Me uní a la risa. Sabía que no había forma de que me dejaran ver qué traían en esas bolsas, pero aún así me gustaba molestar un poco, como si fuera una niña pequeña con la ilusión de abrir regalos antes de tiempo. Era parte de la diversión, supongo. Mañana sería el gran día, y aunque me moría por saber qué estaban preparando, la espera solo hacía que la emoción creciera.

Después de un rato, los tres nos relajamos un poco en el sofá. Charlamos sobre el stream de esa noche y discutimos algunos detalles de último momento. Queríamos hacer algo diferente, pero todavía no habíamos definido exactamente qué. Siempre improvisábamos sobre la marcha, y era una de las cosas que más me gustaba de nuestros streams. Nos daba la libertad de ser espontáneos y genuinos, algo que los seguidores parecían disfrutar mucho.

Mientras hablábamos, no podía evitar echar miradas de reojo hacia las bolsas. ¿Qué podrían haber comprado? Alondra era buena en sorprenderme, así que no tenía idea de qué esperar. ¿Sería algo pequeño pero significativo? ¿O tal vez algo grande? Intentaba no sobrepensarlo, pero con ella siempre era difícil no emocionarse.

Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora