Capítulo XI: Parte II

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-- Perspectiva de Rai --

Después de despedirme de Alondra y verla desaparecer en su habitación, subí junto a Angie. Nos dirigimos en silencio hasta su cuarto, y cuando estuvimos solas, aproveché para preguntarle algo que me rondaba la cabeza desde que llegamos.

—Oye, ¿has hablado con Bri? —le pregunté, intentando no sonar demasiado curiosa e intensa con el tema, aunque la verdad me mataba la curiosidad.

Angie suspiró y me miró con un gesto resignado.

—Ni nos hemos saludado —respondió, cruzándose de brazos como si quisiera protegerse de algún recuerdo incómodo.

Le asentí y decidí no insistir más en el tema. Después de todo, no era asunto mío, pero no podía evitar sentirme un poco intrigada por el hecho de que justo ellas dos —que habían sido pareja— estuvieran en el mismo evento. Nos despedimos y cada una se fue a su habitación.

Tenía que descansar bien, ya que al día siguiente planeábamos hacer una fiesta en la casa. El evento empezaría pasado mañana, así que queríamos aprovechar la primera noche para relajarnos, divertirnos y disfrutar un poco antes de que comenzara oficialmente todo el ajetreo.

A la mañana siguiente, unos golpes insistentes en la puerta me despertaron.

—¿Quién es? —murmuré con la voz ronca y llena de sueño.

—Te estábamos buscando, yo y Luli —respondió Kevsho desde el otro lado de la puerta, riéndose.

Todavía confundida y apenas despierta, me obligué a levantarme.

—Ya voy, dame un segundo.

Cuando abrí la puerta, vi a Kevsho y Luli riéndose juntos, con una expresión algo cómplice. Apenas me vieron, se acercaron a mí y, sin ninguna espera, soltaron la pregunta que menos esperaba:

—Dicen que hay rumores en la casa… sobre que tú y Alondra tienen algo más que una amistad.

Me quedé en blanco unos segundos, aún procesando lo que decían. Aún estaba medio dormida y Kevsho seguía mirándome con curiosidad, esperando una reacción, mientras Luli le daba codazos, como si tratara de animarme a decir algo.

Les sonreí y respondí entre risas.

—¿Cómo creen? ¡Nada que ver! Somos amigas, chicos, no inventen.

Kevsho puso cara de incredulidad y me miró, levantando una ceja.

—Dale, no vamos a decir nada a nadie… venga, ¿en serio no hay nada?

Justo en ese momento apareció Mica, que al escuchar la conversación se interpuso rápidamente.

—Ya dejen a Rai tranquila —dijo entre risas—. No hay nada entre ellas, dejen de molestar.

Kevsho y Luli resoplaron, como si realmente esperaran que dijera algo, y finalmente Mica se los llevó al salón. Me quedé un momento parada en el pasillo, pensando en lo que acababa de pasar. Apenas empezaba el evento y ya había rumores, algo que realmente no necesitábamos. Suspiré, sacudiéndome la incomodidad y bajé al salón donde estaban Alex, Alondra, Angie, Ian y Fede grabando TikToks.

Al bajar, todos me saludaron y me uní a ellos. Ya era hora de hacer las compras de comida y bebidas para la fiesta. Nos dividimos en dos grupos para ir más rápido. Nuestro grupo estaba compuesto por los mismos de antes: Alex, Alondra, Angie, Ian, Fede y yo. El otro grupo estaba formado por Mica, Carrera, Spreen, Luli, Brisa y Kevsho.

Terminamos de hacer las compras en el supermercado y aprovechamos para comer todos juntos en el centro comercial. Fue divertido, el ambiente era muy relajado, y aunque no conocía personalmente a algunos de ellos antes de este evento, me sentía como si todos fuéramos amigos de toda la vida. La risa y las bromas fluían sin esfuerzo.

Cuando regresamos a la casa, empezamos a preparar todo. Ian dijo que él se encargaría de la música, mientras que Brisa fue a buscar los altavoces y Fede trajo vasos y hielos. El resto ayudamos a mover las mesas y a acomodar los sillones en un círculo, creando un espacio acogedor donde todos pudiéramos disfrutar juntos.

La música comenzó a sonar a eso de las siete de la tarde. Aunque Jayzael nos había recomendado que descansáramos esa noche para estar frescos para el inicio del evento, claramente no le hicimos mucho caso. Todos estábamos ansiosos por relajarnos y disfrutar del ambiente.

Pronto, las bebidas comenzaron a fluir y todos estábamos sumergidos en la fiesta. Me sorprendió ver a Alondra tomando; normalmente no es de beber, pero esta vez parecía querer hacerlo. Yo intentaba mantener un ojo en ella, controlando que no se pasara, pero cada vez que intentaba detenerla, me respondía con un “estoy bien, Rai” o simplemente me ignoraba.

En un momento, cuando noté que ya estaba un poco pasada de copas, decidí intervenir. Le quité el vaso de la mano y la llevé un poco apartada del grupo, lejos del círculo de gente.

—Alondra, por favor, para de beber. Ya has tenido suficiente.

Alondra me miró con una sonrisa juguetona y movió la cabeza de un lado a otro, como si yo estuviera exagerando.

—Venga, Rai… solo un shot más, te prometo que estoy bien.

—No, no estás nada bien, Alondra. Estás que te caes —respondí, mirándola con preocupación.

Ella intentó quitarme el vaso, y cuando vio mi expresión seria, sonrió con picardía.

—Me encanta cuando te pones así de enfadada —dijo, acercándose y poniéndome una mano en el rostro.

Antes de que pudiera decir algo, Alondra se inclinó y me dio un beso rápido en los labios. Me tensé y miré alrededor nerviosa.

—¡Alondra! Nos pueden ver, por favor…

Ella soltó una risa suave y me miró con una expresión traviesa.

—Qué aburrida eres a veces, Rai.

Sin más, salió corriendo hacia las habitaciones, riéndose. Solté una carcajada, porque, en el fondo, verla borracha era un espectáculo único. Esa mezcla de despreocupación que el alcohol le daba era algo que rara vez vería en ella. Fui tras ella, intentando que no hiciera ninguna locura.

Cuando llegó a los pasillos de abajo, nos encontramos con Bri y Luli, las cuales al ver a Alondra en ese estado se sorprendieron.

—Alondra bebiendo?—dijo Bri mientras se agachaba a ver a Alondra, la cual se había sentado en el suelo.

—Deberia irse a dormir, porque como te despistes va a ir a por más alcohol Rai—dijo Luli, a lo que Bri asintió.

—Esta bien, la voy a llevar a su habitación.

Alondra estaba medio dormida ya, por lo que no sería muy complicado, la agarre de la cintura y la lleve apoyándose en mi brazo. Una vez llegamos a la habitación la dejé caer sobre la cama, la arrope y con un beso en la frente le cerré la puerta para que pudiera descansar.

Cuando estaba saliendo de la habitación, tratando de mantener la calma, vi a Carrera y Spreen acercarse hacia mí con expresión de desesperación. Sentí una punzada en el estómago; esa mirada no auguraba nada bueno.

—Rai... —empezó Spreen, dudando. Se rascaba la nuca y miraba a Carrera como buscando apoyo.

—¿Qué pasa? —les pregunté, sintiendo cómo mi voz temblaba levemente. Intenté no sonar alterada, aunque la inquietud era evidente.

Carrera suspiró y, al ver que Spreen no encontraba las palabras, decidió intervenir.

—Verás... no sabemos cómo decirte esto sin que te lo tomes a mal, pero... —carraspeó, como preparando el terreno—. Spreen estaba haciendo un directo en Instagram, y... bueno, digamos que hubo una pequeña complicación.

—¿Qué complicación? —pregunté, intentando mantenerme tranquila, aunque ya intuía por dónde iban los tiros. Una sensación de ansiedad comenzó a invadirme.

Spreen, visiblemente incómodo, miró al suelo antes de soltar la bomba:

—Sin darnos cuenta, se grabó el momento en que Alondra te dio un beso... y luego cuando te fuiste con ella. Todos en el chat lo vieron, Rai.

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Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora