Capítulo XXVI: Parte I

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-- Perspectiva de Rai --

—Rai, ¿Angie está al tanto de todo esto? —preguntó Alex, rompiendo el silencio. Me miraba con los ojos entrecerrados, como si tratara de entender lo que acababa de suceder.

Negué con la cabeza, dejando escapar un suspiro frustrado.

—¿Cómo va a saberlo? —respondí, mordiéndome el labio—. Esto acaba de pasar, no he tenido tiempo de contarle nada. Angie no tiene ni idea de todo este desastre.

Alex cruzó los brazos, inclinando la cabeza hacia un lado, como si tratara de buscar las palabras adecuadas.

—Rai, lo siento mucho, de verdad... —empezó, pero el tono de su voz cambió, más serio—. Pero estás manejando esto de la peor manera. Entiendo que estés herida, que te sientas traicionada o lo que sea, pero le revisaste el móvil, ¿entiendes? Y en vez de ser honesta, le mentiste en su cara, y metiste a alguien que no tiene nada que ver en esto. Angie no tiene nada que ver.

Sus palabras me golpearon con fuerza. Sabía que tenía razón, lo sabía, pero no podía dejar de sentirme atrapada en este mar de emociones confusas. Me pasé las manos por el cabello, intentando calmarme, pero las palabras de Alex seguían resonando en mi mente.

—Lo sé, lo sé —admití, bajando la mirada hacia el suelo—. Pero ya está, ¿vale? Ya lo arruiné. Lo he cagado y me rindo. Jamás voy a poder estar con Alondra, y ahora menos... no con ese tal Nick en su vida.

Alex se quedó en silencio un momento, como si estuviera considerando lo que acababa de decir. Luego soltó un suspiro, y en su mirada había algo más que preocupación: una chispa de duda.

—Rai... —dijo suavemente—. ¿Y si Alondra te mintió sobre Nick? ¿Para devolvértela? Es posible que haya dicho eso solo para herirte, como tú lo hiciste con lo de Angie.

La posibilidad de que eso fuera cierto se me atravesó en la mente como un rayo. ¿Y si Alex tenía razón? ¿Y si Alondra solo dijo lo de Nick para hacerme sentir como yo la había hecho sentir? Pero luego me inundó la incertidumbre. Ya no sabía qué pensar. Todo era una maraña de confusión.

—No sé, Alex... puede ser —contesté, sintiéndome más perdida que nunca—. Ya no sé ni qué pensar. Todo esto es un desastre.

Me dejé caer en la silla del escritorio, agotada. Mi cabeza estaba hecha un lío, pero una cosa sí sabía: tenía que hablar con Angie. Ella era la única que estaba al tanto de mi plan, y ahora que todo había explotado en mi cara, necesitaba su apoyo. Además, con Alex del lado de Alondra, ya no tenía a nadie más a quién recurrir.

—Voy a llamar a Angie —dije finalmente, sacando el móvil—. Que venga a la casa. Necesito que hablemos los tres.

Alex asintió, pero no dijo nada. Se quedó observándome en silencio mientras marcaba el número de Angie, esperando que respondiera y, en el fondo, deseando que pudiera ayudarme a deshacer todo el caos que yo misma había creado.

Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora