Capítulo XXXVIII: Parte I

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-- Perspectiva de Rai -- 

Las dos nos quedamos solas en el estudio después de que Alex y Angie se fueran, y el silencio era raro. Alondra decidió ir a la cocina para traer la cena mientras yo me quedaba organizando lo que necesitábamos para el stream del día siguiente. Intentaba enfocarme en eso, en lo que estaba delante de mí, pero en el fondo sentía que algo andaba mal.

De repente, escuché el sonido de su móvil vibrando en la mesa. Me tensé automáticamente. No quería volver a caer en lo mismo. Sabía muy bien lo que pasó la última vez que revisé su teléfono a escondidas, y esa traición fue lo que nos llevó al punto en el que estábamos. Así que decidí ignorarlo. No quería volver a cruzar esa línea.

Pero entonces llegó otra notificación, y esta vez, la pantalla del móvil se iluminó lo suficiente para mostrarme el nombre del remitente. Nick.

Mi corazón se aceleró. Ese nombre tenía un efecto en mí que no podía controlar. Me removí en la silla, sintiendo una punzada de celos en el pecho, pero traté de mantener la calma. "No lo mires, Rai", me dije a mí misma. "No vuelvas a hacer lo mismo". Pero era más fácil decirlo que hacerlo.

El impulso fue más fuerte que mi razón, y antes de darme cuenta, ya tenía el móvil en la mano. Leí el mensaje. Alondra había invitado a Nick a nuestra casa. ¿Para qué? Para personalizar unas zapatillas juntos. Sentí que el aire me faltaba. ¿Justo el día en que yo estaría fuera con Alex antes del stream? ¿Justo cuando sabía que no iba a estar?

El móvil se me resbaló de las manos y cayó sobre la mesa, como si fuera demasiado pesado para sostenerlo. Mi cabeza daba vueltas y mi mente estaba hecha un caos. ¿Por qué? ¿Por qué lo hacía? Sentí una rabia intensa mezclada con tristeza y frustración, todo a la vez. No era solo que Alondra estuviera pasando tiempo con Nick, sino que había hecho planes con él en secreto, como si mi ausencia fuera la oportunidad perfecta.

Suspiré, intentando controlar el torbellino de emociones que se desataba dentro de mí, pero cada vez que respiraba, el dolor se hacía más fuerte. La rabia empezó a burbujear, y lo supe. Me estaba dando un ataque de celos. No podía contenerlo.

En ese preciso momento, escuché que Alondra volvía de la cocina. Todo en mi interior quería gritar, quería confrontarla, preguntarle por qué, pero me quedé paralizada. Sentía que cualquier cosa que dijera en ese momento podría romper lo poco que quedaba de nosotras.

Me quedé callada, tragándome cada emoción que me estaba destrozando por dentro. El móvil de Alondra estaba sobre la mesa, y vi cómo lo revisaba. Sonrió al leer los mensajes de Nick. Esa sonrisa me mató. Sentí como si algo dentro de mí se rompiera, pero me obligué a no decir nada, a no mostrar lo que realmente sentía. No podía permitirme perder el control.

El silencio se volvió insoportable, y no soportaba la idea de estar ahí sin hacer nada, así que solté lo primero que se me ocurrió.

—Mañana voy a comer con Angie —dije, fingiendo desinterés, aunque sabía exactamente lo que estaba haciendo.

Noté cómo el rostro de Alondra cambió en un instante. Sabía perfectamente que mañana habíamos quedado nosotras para comer, como solíamos hacer. Era nuestra tradición, algo que siempre compartíamos. La incomodidad en su expresión fue evidente.

—¿Con Angie? —preguntó, intentando sonar casual, pero su tono tenía un dejo de sorpresa y algo más... decepción.

—Sí, claro. Estamos juntas, ¿no recuerdas? Me invitó —le respondí, como si fuera lo más natural del mundo, aunque sabía que no lo era. Angie y yo no estábamos juntas, y mucho menos habíamos hecho planes de comer. No sé por qué lo dije, pero las palabras salieron de mi boca sin pensarlo dos veces.

Alondra asintió, tratando de disimular lo que sentía, pero la decepción era palpable en sus ojos.

—Vale, otro día vamos nosotras entonces —dijo con una sonrisa que no le llegó a los ojos.

En ese momento, algo dentro de mí se revolvió. ¿Por qué le había mentido? Sabía que no debía decir eso, que no tenía sentido. ¿Por qué seguía alimentando esta mentira? Alondra no había hecho nada malo, más allá de los mensajes de Nick, pero yo... Yo estaba jugando con fuego y no podía entender por qué me comportaba de esa manera.

Me quedé en silencio, viendo cómo la distancia entre nosotras crecía, sabiendo que era yo quien la estaba empujando. Y lo peor de todo es que no sabía cómo detenerme.

Railo : Bajo nuestro ecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora