Railo : Bajo nuestro eco

Capítulo XXXV: Parte I

-- Perspectiva de Rai --

Ya habían pasado varias horas desde que llegamos a casa, pero yo seguía igual de mal. Alex y Angie habían estado a mi lado, intentando consolarme mientras yo lloraba, pero la mezcla de rabia e impotencia no desaparecía. No podía dejar de pensar en Alondra y en Nick, en cómo la vi sonriendo, abrazándolo. Estaba claro que no sentía lo mismo por mí. Ya no había más dudas: no era lesbiana, y con eso, yo no tenía ninguna oportunidad de estar con ella.

Alex rompió el silencio, intentando sacarme de ese pozo en el que me encontraba.

—Rai, sé que es difícil, pero no tienes por qué estar así por ella. No vale la pena.

Angie asintió, aunque sus palabras eran más comprensivas.

—Es normal que estés así. Alondra te dio a entender cosas que tal vez no eran lo que parecía. Es lógico que te sientas mal.

Permanecí callada, sus palabras resonaban en mi cabeza, pero nada cambiaba lo que sentía. Finalmente, hablé, aunque las palabras me salieron casi a la fuerza.

—Da igual, ya no necesito ver nada más. Tiro la toalla. No quiero sentir nada por ella.

Decir eso me dolió más de lo que imaginaba. Sabía que no era verdad. Era imposible forzarme a dejar de sentir lo que sentía por ella, pero intentaba autoconvencerme. Intentaba cerrar esa puerta para no sufrir más.

Alex y Angie se miraron entre ellos, sin saber qué decir o hacer para ayudarme. El ambiente estaba cargado de incomodidad, hasta que el sonido de un coche acercándose rompió el silencio.

Alex fue el primero en reaccionar.

—Es ella.

—Rai, ponte bien. No puede verte así por ella. No debe saber que vimos lo que vimos. Tenemos que fingir que no sabemos nada —dijo Angie dándome prisa.

Sin pensarlo dos veces, me levanté y me fui corriendo al baño. Me miré en el espejo, intentando secarme las lágrimas rápidamente. Mi corazón latía a mil por hora, y, aunque trataba de calmarme, fue en ese momento cuando escuché la puerta de la casa abrirse.

Alondra había llegado.