Semanas de la cuarenta y ocho a la cincuenta y tres ( cuarta parte)

1 1 0
                                    

Liam y yo  nos encontramos una tarde a solas en el exterior de uno de los edificios, hablamos de los chicos que estaban peleando y luchando para que el futuro fuese un lugar mejor y más justo para todos, de Mauro, Ulmer, Miguel, Hanno….de si estarían bien,y en que ciudad se encontrarían, de en cuantos problemas se meterían  y de si aquellas revueltas durarían mucho, no pronunciamos el nombre de Bastian porque seguramente nos llevaría a hablar de sentimientos y de temas que yo había dejado atrás, tampoco hablamos de Julio porque yo se lo había pedido, quería dejar aquel pasado atrás. Liam seguía un poco frustrado y enfadado por no haber sido uno de los elegidos para acompañar a sus amigos pero a mí me alegraba que estuviese con nosotros porque puede que tal vez lo sucedido días atrás hubiese tenido mayores repercusiones, era un hombre muy valiente y tenía alma de líder aunque él no lo creyese, había manejado bien la situación. Una semana después cuando las cosas parecían que se habían calmado un poco decidieron que era hora de hacer aquel viaje que se había retrasado y prepararon lo necesario para partir,  esta vez iría Carlos con ellos (el padre del niño que había muerto el invierno pasado), Eider no podía faltar porque todos sabíamos lo buen negociante que era. Mientras esperábamos su regreso con impaciencia  seguimos trabajando en nuestras labores y preparándolo todo para la llegada de la estación más fría del año bajo el mando de Rodrigo. A veces me gustaba  en mis ratos libres bajar y recorrer aquellos túneles, me sentaba en una pequeña roca que había en unas de aquellas salidas y que a mi parecer tenía las vistas más hermosas de todas. Observaba el horizonte y me imaginaba que alguno de aquellos caminantes que se veía a lo lejos era Bastian, después de dejar vagar a mi mente por un largo tiempo suspiraba y regresaba a los pisos de arriba del monasterio junto al resto de la gente. Una de aquellas tardes mientras estábamos descansando luego de un trabajo agotador Briana se acercó a mí, quería hablar conmigo. Aunque éramos amigas y dormía con nosotras en la misma habitación porque su hermana Panya no necesitaba que durmiese ya con ella en la misma habitación ahora que se había hecho muy buena amiga de su amiga Talitha y se acompañaban en la noche, la hermana de Panya y yo no teníamos la misma relación que tenía con María, Briana y María eran muy parecidas por eso se llevaba con ella mucho mejor que conmigo, y tampoco venía a reemplazar a Lía como había dicho una vez Debra, porque sus caracteres eran muy diferentes. Caminamos por la parte de atrás de la pequeña iglesia y después de hablar de cosas banales me preguntó si sentía algo por Liam, sabía que Bastian y yo estábamos juntos pero también había visto como mi amigo me miraba y escuchado los rumores de que habíamos tenido un lío. Me contaba todo aquello porque desde el día del asalto al monasterio y después de que la golpeasen y Liam estuviese cariñoso y pendiente de su salud ella se sintió extraña, ningún chico le había tratado de esa manera y Briana estaba casi segura de que se había enamorado de él, por eso quería pedirme consejo, ya que no estaba muy segura de que era lo que tenía que hacer, si se lo decía a Liam y averiguaba que ocurría después o por el contrario callárselo y no perder la amistad especial que creía que tenían ahora. Yo no sabía que decirle aún tenía en mi memoria los recuerdos de una conversación parecida con María, lo único que pude decirle era que entre Liam y yo solo había una relación de amistad, que mi corazón le pertenecía a Bastian y que había sido así durante mucho tiempo pero si quería un consejo mejor fuese a preguntarle a María, ella conocía a Liam seguramente mejor que yo, además yo no era muy buena aconsejando. Después de aquella conversación Briana y yo no volvimos hablar sobre ese tema y los días transcurrieron como siempre, trabajando, descansando, participando en tareas con los más pequeños y ancianos  y sin visitantes incómodos que alterasen nuestras vidas, aunque estábamos preocupados porque después de una semana Liam y los demás aún no habían regresado. Thaisa y yo nos habíamos ofrecido a ir a la ciudad para averiguar lo que había ocurrido pero Rodrigo nos lo impidió, demasiada gente se había ido ya del monasterio como para perder a alguien más. Por eso nos alegramos cuando días más tarde los vimos llegar con Hunter y un chico que debía tener una edad muy similar a la de nuestro amigo que se había marchado porque estaba preocupado por sus padres. Abrazamos a nuestros amigos aliviados de que no les hubiese ocurrido nada malo, estaban contentos porque habían conseguido vender varios caballos y con ese dinero compraron lo que habían ido a buscar y sobre todo medicamentos, tardaron más de lo acostumbrado porque muchas de las cosas que necesitábamos tuvieron que comprarlo en otra ciudad. Fue allí donde se encontraron con nuestro amigo Hunter, al final su familia no lo necesitaban tanto como él se esperaba, había sido una gran idea la de aprovechar la casa para que otra familia viviese con sus padres porque ya no estaban solos, ahora aquellos desconocidos para él, dormían en su habitación, comían en su cocina y cuidaban de sus padres como si fuesen los suyos y parecía que todos eran felices, así que estaba contento.  Aunque me había hecho una promesa se había marchado junto con dos amigos para formar parte en las revueltas pero no les fue demasiado bien, uno de ellos había muerto cuando le dieron un fuerte golpe en la cabeza y cayó al suelo, ya había decidido regresar con nosotros cuando por suerte se encontró con Eider, y su amigo Bruno también quería formar parte de esta comunidad. Era una año mayor que Hunter pero unos centímetros más bajo que él, un poco más corpulento que nuestro amigo y de piel clara pero su color de ojos y su pelo rizado eran negros como el azabache.






TABSAVITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora