Capítulo | 1

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SARA

Jueves 12:00 A.M

- ¿Dónde está mi dinero?, es la última vez que te lo pregunto. -Le dije a este hombre que está atado enfrente de mí, y que al parecer tiene complejo de ladrón.

- ¡NO TENGO TU MALDITO DINERO!-Gritó.

¡Oh no, no me está gritando!

-Vanessa. -La llamé. -Vayámonos. Luis, ocúpate de él; Jamie, te esperamos en el auto. -Dije para luego comenzar a caminar hacia la salida.

- ¿Señora, necesita algo más?-Preguntó Jamie, me volteé para mirarlo.

-No, gracias, ya te puedes retirar. -Respondí a lo que él asintió.

-Buenas noches, señora.

-Buenas noches, Jamie. -Me despedí antes de entrar a mi habitación y cerrar la puerta detrás de mí.

Hoy había sido uno de mis días agotadores de mi diario vivir.

Agotada me fui a la cama, dentro de siete horas tengo trabajo. Sin dar muchas vueltas me tiré en ella con los ojos abierto esperando a ver si ésta noche, podré dormir.

Me desperté por unos golpes en la puerta, miré hacia al lado y tomé mi teléfono

- ¡Adelante!-Grité.

Agh, no pude dormir por las pesadillas.

¡Maldición!

-Buenos días mi niña, ¿cómo amaneciste?-Preguntó Doris, mi nana.

Ella ha estado conmigo desde la muerte de mis padres, por ende, sabe de mis pesadillas, las cuales son causantes de que no pueda pegar un ojo en toda la noche. Desde que mis padres murieron no eh dejado de tenerlas.

-Si preguntas por las pesadillas, sí, ayer vinieron a visitarme. -Dije sin una pizca de humor.

-Mi niña, lo siento. -Traté de sonreír pero estoy más segura que salió como una mueca.

-No te preocupes, estoy bien. -Me levanté de la cama. -Iré a correr. -Caminé hasta mi armario y saqué ropa cómoda, luego empecé a vestirme.

Salí del armario ya lista para encontrar a Doris haciendo mi cama.

-Te eh dicho que no lo hagas.

Siempre hace lo mismo, pero la mujer es terca, por más que se lo diga siempre termina haciéndolo ella.

-Y yo te dije que como quiera, lo seguiré haciendo. -Terminó de arreglar la cama y me miró. -Tienes una hora para que termines de correr e ir a desayunar. -Y empezó a salir de la habitación.

- ¡Gracias!-Grité para que me escuchara.

Tomé mi IPod y mis auriculares y salí de la casa hacia el gimnasio personal que tengo aquí. Abrí la puerta y me coloque los auriculares, me subí en la máquina de correr mientras sonaba la canción de Jason deluro - Breathing.

Luego de haber hecho una jornada de ejercicios.

¿A quién le miento?

Luego de haber hecho 20 minutos de correr y empezar a respirar como foca traumada, me dirigí a dentro de la casa.

Me bañé y me puse una falda negra ajustada, botines altos negros y una camisa blanca mangas largas, con mi cabello hice una coleta alta. Luego de terminar de arreglarme, me fui al gran comedor y me senté a esperar a que Doris me trajera el desayuno mientras revisaba mi teléfono y contestaba unos emails.

Doris llegó con mi desayuno, desayuné y me dirigí a la entrada de mi casa donde me esperaba Jamie en uno de los vehículos, en este caso una Range Rover Negra.

Está de ante mano avisar que soy una fan de los autos.

Se preguntaran ¿qué pasa?

Okey, les explico.

Como La Señora Mafia, tengo que tener una cubierta. Trabajo como secretaria ejecutiva de The Empire Enterprices. Sí, mi jefe ││el señor Carlos Smith││ tiene como 50 años, también es narcotraficante, él sabe quien soy, por eso es que trabajo ahí; así no tengo que fingir con mi jefe.

Jamie, quien me estaba esperando, me abre la puerta del auto y entro, acto seguido entra él y pone el auto en marcha.

- ¿Qué hay para hoy, Jamie?-Pregunté.

-Hay una entrega para eso de las 4:00 de la tarde y el señor Cooner, quiere saber cuándo pueden firmar el contracto de la entrega.

-Okey Jamie, encárgate de la entrega y haz un contrato para que el Señor Cooner lo firme, ya sabes el procedimiento.

-Sí, no se preocupe, que tenga un excelente día. -Dijo estacionando el auto a una esquina antes de la empresa.

-Igual, Jamie. -Me bajé del auto y emprendo el camino hacia la empresa.

Comienzo a caminar abriéndome paso entre las personas que caminan desesperadamente hacia sus trabajos, lo que es normal aquí en New York.

Al entrar en el edificio de la empresa, les sonrío a algunas personas que se cruzan en mi camino, subo en el ascensor y marco el número veinte y dos, donde está la oficina superior, (o sea, la del jefe).

Al llegar al piso, saludo a Amanda, es una de las recepcionistas de éste piso; luego entro en mi oficina para sentarme y empezar el trabajo de hoy.

Preparo unos papeles que el señor Smith me pidió, camino hasta su oficina, toco hasta escuchar el típico: - ¡Adelante!

-Señor Smith, aquí está los papeles que me pidió. -Dije al entrar.

-Gracias Sara, ponlos encima de la mesa. -Los dejé donde indicó. -Luego quiero presentarte a alguien. -Dice sin levantar la mirada de la Mac.

-Sí, Sr. Smith. -Digo antes de tomar mi curso y salir de su oficina.

Al entrar en ella me llevo la mayor sorpresa, me encuentro a la persona que menos pensé que estaría aquí.

- ¿Qué haces aquí?-Le pregunto a lo más anormal que tengo en esta vida. Rodeo la mesa y me siento en la silla.

-Vine a almorzar contigo. - Levanto la vista para verla encogerse de hombros y dejar una cesta encima del escritorio.

-Pero....

-Pero nada, vamos a almorzar. -Toma una silla y la pone enfrente del escritorio. Suspiro, nada le sacará esa idea de la cabeza.

-Está bien, Vanessa. -Ella da un par de saltos en el asiento.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora