Capítulo | 74

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SARA

—A ver, niños, despídanse de mami.

Había pasado una semana desde que Ducan estaba con nosotros, no ha sido tan duro como esperaba. Al tener la presencia de Samantha, Klaus y Derek, eso ah ayudado y se ah acostumbrado un poco.

Ahora estábamos enfrente de Ducan y Samantha. Lucas y yo tenemos que ir al banco, me llamaron ésta mañana, parece que hay problemas con unas de las cuentas de Suiza.

—Te quiero mami. —Dijo Samantha, me quedé esperando por Ducan, Samantha le dio un codazo y al parecer reaccionó.

—Te quiero ¿Mami?—Miró a Samantha. — ¿Así es?—Le preguntó. Ella asintió con mucho orgullo.

No me pude contener y los envolví en un abrazo cariñoso, los besuqueé todo y sonreí al verlos limpiándose sus mejillas, eso decía que estaba haciendo mi trabajo muy bien.

—Volveré entre de algunas horas, pórtense bien, no le causen problemas a Nana. —Me despedí diciendo adiós con la mano, a lo cual ellos respondieron.

Entré en el carro luego de que Lucas me abriera la puerta.

Llegamos al banco y nos desmontamos, entramos seguido de Jaime. Lucas me sostuvo la mano, lo miré y se veía serio, lo normal en Lucas.

Un gerente nos recibió en la entrada de una de las oficinas

—Srta. Boomer. —Saludó el gerente, miré su placa, decía Eugenio. Estreché mi mano con la de él, luego lo hizo Lucas. —Es un placer tenerlos aquí, pasen por favor.

Entramos a la pequeña oficina, creo que es de Eugenio. Nos sentamos en unas de los muebles que están frente del escritorio, Eugenio lo rodó y se sentó en la silla.

—Bueno, el motivo de esta reunión... —Comenzó y me miró a los ojos. —Es su primo Josh. —Levanté mi mano para que se callara.

LUCAS

—A ver, ¿Cómo que Josh?—Preguntó Sara y el tal Eugenio asintió. — ¿De qué diablos usted está hablando?—Mi nena y sus palabas sucias, ni de empresaria deja eso.

—Él quiere hablar con usted. —De una de las puertas de la oficina, que hasta ahora me fijo que son dos, salió un joven, su piel está tatuada, su cabello es rubio. Con una seña Eugenio se levantó de la silla y él tomó asiento en ella.

Sara se quedó mirándolo como intentado encontrar algo en él o descifrando. En verdad no tengo ni idea, pero su mirada decía bastantes cosas.

— ¿Qué quieres?—Espetó Sara, él la miro y sonrió, de pronto su mirada pasó a mí.

— ¿Tu novio?—Preguntó el chico, cosa que a él no le importa. Iba a responder, pero Sara se me adelantó.

—No te interesa. —Escupió Sara, su mirada pasó a ella.

—Prima, ¿cómo me tratas así? soy tu familia. —Se quejó el chico.

—No lo eres, desde que me abandonaste, tú y Carlos son nada para mí. —Por primera vez en mi vida tenía miedo de la seriedad que tomó la voz de Sara y verla expresar las palabras con tanto rencor, dando a entender que aún seguía herida y no está pensando a sanar en mucho tiempo.

—No es así. —Dijo y puso sus brazos encima del escritorio. —Siempre te eh cuidado, siempre me eh mantenido al margen tuyo. —Sara bufó.

—Sí, se me olvidó que es el negocio familiar. —El chico rió un poco más fuerte.

—No sé por qué estas enojada conmigo si desde pequeños siempre nos quisimos. —Sara bajó la vista hasta sus manos que estaban encima de sus piernas para luego volver a levantarla.

—Me abandonaste. —Dijo Sara con una voz dolida, el cambio de su voz fue repentino. Él sacó de su playera una cadena, es la misma que le eh visto a Sara. —No te lo quistaste. —Sus ojos brillaron.

—Por lo que veo tú tampoco. —Sara inconscientemente tocó la cadena. —No lo hice, nos separaron. —El chico reflejaba tristeza en su rostro. —Pero ahora estas aquí. —Sara cambió su expresión.

—Tienes razón, lo siento. —Le sonrió al chico, el cual le devolvió la sonrisa. Siento que estoy demás aquí, me acerco a Sara.

—Creo que los dejaré solos. —Ella asintió, besé su frente y luego sus labios, para si no le quedó claro pues que ahora sí, es mi M.U.J.E.R, mía y de nadie más.

—Fue un gusto, cuñado. —Dijo el tal primo.

El chico aprende rápido.

Estreché mi mano con la de él y salí de la oficina, afuera se encuentra Eugenio, quien me ofreció una silla y un café el cual acepté y comencé a hablar con Jaime.

SARA

Miré a mi primo que se encuentra en frente de mí.

Tantos años separados. Lo miro detenidamente y está más atractivo que antes, su piel está más tatuada de lo que recuerdo, sus ojos azules casi grises. Sí, éste es mi primo. Josh se para de la silla y camina hasta a mí.

— ¿No me darás un abrazo?—Pregunta, me pongo de pies y lo abrazo, me envuelve en un abrazo protector como antes lo hacía cada vez que todo lo que tenía salía mal. —Me alegra verte de nuevo. —Dice en mi oído.

—También digo lo mismo. —Nos se paramos, él se sienta en la silla donde estaba Lucas. — ¿Qué haces aquí?—Pregunté.

—Este banco es mío.

—Oh Dios, no lo sabía.

—Sí, por eso te encontré de nuevo. —Él sonrió. —Cosas del destino ¿No?—Bufé.

—Sí, destino llamado Jaime. Sé que él tuvo que ver con esto. —Josh soltó una carcajada.

—No eres tonta prima, pero no lo culpes, yo se lo pedí, se lo rogué, el Jaime es un buen hombre.

—Sí, lo sé, por eso sigue siendo mi mano derecha y sobre todo, un padre para mí. —De pronto la cara de Josh se puso seria.

— ¿Como está Samantha? Me enteré que tienes una hija. —Sonreí al recordarla.

—Ella está bien, ella y Ducan se han vuelto mi alegría en éste mundo. —Su rostro demostró un poco de confusión.

— ¿Ducan?—Ah sí, lo olvidé.

—Sí, es mi hijo, lo adopté hace una semana. —Él me sonrió. —En una semana eh aprendido a quererlo como si lo hubiese tenido en mi panza nueve meses.

—Me alegro mucho. —Dijo con sincera felicidad.

—Sí.

Josh y yo comenzamos a hablar de nuestras vidas, a ponernos al tanto cada uno, como en los viejos tiempos antes de que nos separaran.

Recuerdo ese día, aquel día lloré como nunca, pero mis padres no pudieron hacer nada, la mamá de Josh se negó a que se juntara con nosotros. Esa maldita bruja, aún la sigo odiando.

LUCAS

Me levanto de la silla cuando la puerta de la oficina se abre dejando ver a Sara salir, se acerca hacia mí y con mi brazo rodeo su cintura.

— ¿Todo bien?—Pregunto y ella asiente para luego besar mis labios.

—Más que bien. —Dice para luego salir de las oficinas del banco de la mano.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora