SARA
Cinco años después.
—Mami, ¿podemos ir a por un helado?—Dijo mi niña haciendo un puchero, haciendo que se vea demasiado tierna. Bajé hasta su altura.
—No es justo, hiciste un puchero. —Ella sonrió sabiendo que ya lo había ganado. A veces me sorprende el grado de maldad que ésta niña ah llegado a tomar con tan sólo cinco años de edad. Supongo que es de genes.
Desde que me mudé a Chicago no eh hecho más que trabajar para darle el mejor futuro a mi hija en algo donde no esté incluido ni sangre y mucho menos muerte.
— ¿A quién habrá salido?—Miré a Andrés que estaba al lado mío y lo fulminé con la mirada.
Andrés y yo nos hemos convertido en mejores amigos. Él ha estado ahí para mí desde que Samantha nació y nos hemos vuelto más cercanos, se podría decir que es como una especie de hermano.
Miro a mi niña que está mirándome con su cara más tierna, a lo que no me puedo resistir. Nunca en mi vida pensé que sería tan blanda con una persona y la respuesta la tengo delante de mí, una niña de cinco años de ojos azules y pelo rubio. Sí, los ojos los sacó al papá. Lucas
—Todo lo que quiera mi princesa, pero promete que no le dirás a Doris.
—Lo prometo mami. —Le doy un beso en la frente y me levanto de nuevo. Camino con Samantha hasta el carro y Andrés se encarga de subirla atrás y colocarle el cinturón, luego de haberlo asegurado se sube del lado del copiloto.
— ¿Sam, cómo te fue en la escuela?—Preguntó Andrés, miré por el retrovisor y ví una sonrisa en su rostro, esa que usaba normalmente para contarme sus maldades.
Lo que Samantha tienen de mala, tiene la mitad de buena, así es ella; un angelito mitad demonio.
Me preparo mentalmente para lo que va a decir. Esto no será nada bueno.
—Le jalé el cabello a una niña fea.
Y ahí está.
—Samantha Lucía Boomer, ¿Qué dices que has hecho?—Andrés estaba a mi lado reprimiendo una risa. Le dí con mi codo, para tener un hijo es un poco infantil.
—Auuu. —Dijo fulminándome con la mirada.
—Lo que te dije mami. —Dijo tratándome de retrasada. —Le jalé el cabello a una niña y se puso a llorar. —Paré en la primera heladería que ví, tomé mi bolso y Andrés sacó a Sam del carro. Al salir le entregué mi bolso a Andrés y cargué a Samantha.
— ¿Por qué lo hiciste?—Andrés abrió la puerta de la heladería para mí y Sam, me senté en una de las mesas.
—Ella dijo que yo era fea. —Suspiró y sabía que faltaba más. —Y que yo no tengo papá. —Me tensé en mi lugar y miré a Andrés.
Okey, sabía que algún día tendría que explicarle por qué no tiene papá, pero ¿por qué hoy? Se supone que sería cuando tuviera un poco más de edad.
¿Que le diría?
Ah, ya se.
"Samantha, no tienes papá porque yo era de la mafia y lo dejé por que él no creía en mí".
¡Vamos! esa no es la explicación que le das a tu hija de cinco años.
Pensarlo mejor antes de tomar venganza. —Pancracia.
Ah, gracias, decirlo unos diez años atrás hubiese servido. —Pensé.
—Sam, vayamos a pedir el helado. —Agradecí internamente que Andrés haya cambiado de tema.
ESTÁS LEYENDO
Amada mafia
ActionUn negocio. Un imperio. Una mujer que lo maneja todo. - - - - #61 en Acción |15.04.2016| #59 en Acción |16.04.2016| #44 en Acción |18.04.2016| #41 en Acción |23.04.2016| #13 en Acción |27.04.2016| #02 en Acción |04.06.2016| Todos...