Capítulo | 18

15K 847 4
                                    

SARA

F l a h s B a c k

- A ver, ¿qué quieres Andrew?-Acomodé mis pies mejor en la mesa y lo miré directo a los ojos, siempre eh sabido que esa es la mejor forma de intimidar a alguien, mirándolo a los ojos.

Había pasado una semana desde que me había graduado en la escuela y había empezado a manejar el negocio en lleno. Tomé otro shot de tequila y volví a dejar el vaso en la mesa.

-Presentarte a alguien. -Su mano fue hacia atrás y ví venir a alguien.

Me levanté de la silla y miré fijamente al sujeto que ahora estaba delante de mí, sus ojos tenían un color gris no muy común, podría decirse que un gris metálico y brillante, su altura fácilmente me lleva dos cabeza, su piel morena y su cabello con un hopo, dándole un aspecto demasiado varonil.

-Sara. -Dije extendiéndole mi mano. -La señora de la Mafia.

-Un gusto señora, soy Luis. -Estrechó su mano con la mía. -La garza. Luis la Garza. -Lo miré extraño y la pregunta salió antes de que pudiera reprimirla.

- ¿La garza?-Sonrió y tomó asiento en una silla redonda al igual que Andrew, así que los imité.

-Siempre paso desapercibido. -Dijo sonriendo egocéntricamente y encogiéndose de hombros.

-Lo dudo. -Dije en un susurro para mí.

- ¿Y tú?-Preguntó.

- ¿Yo qué?

- ¿Por qué eres La señora de la Mafia?-Preguntó interesado.

-Al ser joven y tener un imperio en el narcotráfico, creo que el nombre aun me queda corto. -Sonreí egocéntricamente como él lo había hecho antes.

-Creo que nos llevaremos bien. -Dijo mirándome ahora serio.

- ¿Egocéntrico con egocéntrico? No lo creo.

- ¿Quién dijo que eres egocéntrica?-Había descubierto mi juego.

- ¿Qué quieres con todo esto, Andrew?-Pregunté ignorado a Luis completamente.

-Impaciente como siempre, Sarita. -Lo miré con los ojos entrecerrados.

Él iba a volver a hablar pero unos tiros se hicieron presente y miré a Luis, nadie sabía que estábamos aquí, sólo nosotros tres y no creo que Andrew sea tan estúpido como para poner su vida en mis manos.

-Al parecer no eres tan desapercibido como dices. -Lo apunté con mi arma.

- ¿Quién te dijo que había sido yo?-Su arma se dirigió a Andrew junto con una mirada fulminante ignorando el hecho de que podría dispararle.

- ¿¡Dónde están!?-Un hombre gordo con traje entró al bunquer, el hombre dirigió su mirada a Luis y a mí.

- ¡Maldito bastardo!-Le grité a Andrew. -Pretendías entregarnos. -Dije entre dientes llena de rabia.

Más tiros se escucharon y miré al hombre de nuevo para verlo muerto en el suelo, ví a Jaime parado en frente de él apuntándolo aún con el arma, miré atrás de mí para no ver a Andrew.

- ¿Cómo lo dejaste escapar?-Le pregunté a Luis.

- ¿¡Qué querías que hiciera!?-Pregunta alzando los brazos.

- ¡Meterle un tiro entre los huevos!-Le grité. Ví como sonreía para luego ponerse serio.

-Me caes bien. -Dijo sin más.

Se quedó callado un momento y observó toda la estancia analizando la situación.

-Estás loco. -Dije mirándolo directamente a los ojos temiendo por mi vida.

- ¿Quieres ser mi amiga?-Preguntó.

-Sí, claro, ¿por qué no?-Sonreí.

F i n F l a s h B a c k

Unos toques en mi puerta hicieron que dejara mis pensamientos para otros momentos. Salí a abrir y encontrarme con Doris.

- ¿Qué pasa, nana?-Dije volviendo a sentarme en mi cama. Puse mi brazo encima de mis ojos.

-Voy a ir al huerto, ¿quieres venir?-Preguntó, la miré para verla recogiendo algunas cosas.

-Sí, ahora deja eso. -La tomé del brazo y salimos de la habitación. - ¿Vamos en el carro de golf?-Pregunté saliendo de la casa.

-Sí, tengo que llevar algunas herramientas.

Entramos al garaje y saqué el carrito de golf que usaba para andar en la mansión ya que era bastante grande y caminar me da mucha flojera. Subimos las cosas y emprendí el viaje por la mansión. Al llegar al huerto desmonté las herramientas y me puse a ayudar a nana.

-Pon esas ahí. -Dijo señalando un tarro con un cactus en forma de flor.

-Es muy lindo. -Dije tomándolo y colocándolo en su lugar. Me quedé parada y me pasé la mano por la frente la cual estaba llena de sudor, miré todo el lugar, nana había puesto esto muy hermoso.

En un lado estaban las flores, desde rosas hasta claveles; en el otro extremo estaban todas las plantas, y en el fondo, una banca de madera sujetada de los extremos para poder balancearse.

-Nana, has puesto esto muy lindo. -Le dije tomando asiento en la banca. Ella me ofreció un vaso de limonada, el cual acepté gustosamente. - ¿Cuál es el secreto?-Ella tomó asiento a mi lado.

-Amor. -Dijo sin pensarlo.

- ¿Amor?-Pregunté mirándola a los ojos.

-Sí, amor. -Hizo una pausa. -Las flores y las plantas son seres vivientes, ellas respiran. -Dijo con una sonrisa y yo la mire incrédula. -Si, aunque no lo creas.

-Estás loca, nana. -Negué con una sonrisa en mis labios.

-Hay cosas que a veces algunos humanos no entendemos, pero así es la naturaleza, así la ha creado Dios, me gusta pensar que él la ah creado para que la disfrutemos, no para que la estudiemos ni para que la entendamos.

-Ya entendí el punto, nana. -Le sonreí angelicalmente.

Miré hacia al frente donde se podía ver maravillosamente como el sol empezaba a esconderse haciendo que el lugar sea más mágico de lo que ya es. Un suspiro salió de mis labios al recordar lo que había pasado en mi oficina y sentí como una sonrisa se dibujó en mis labios.

- ¿Quién es?-La voz de nana me trajo al presente.

- ¿Quién es quién?-Pregunté.

- ¿Quién es el que tiene el honor de sacarte una sonrisa y un suspiro?-Preguntó y sentí mis mejillas calentarse.

-Se llama Lucas. -Dije sintiéndome más nerviosa.

- ¿Cuándo lo conoceré?-Pregunto, la miré y tenía la vista al frente.

-No tenemos una relación, nana, sólo es sexo. -Algo en mi corazón se rompió al decir esas palabras.

- ¿Sexo? Eso no suena a ti, Sara. -Siempre conociéndome, mi nana.

-Lo sé, no suena para nada a mí. -Dije no queriendo dar más detalles.

-No sé cual sea su relación en realidad, pero solo te diré algo: disfrútalo si no lo estás haciendo, porque después querrás hacerlo, y será tarde.

Asentí levemente y miré hacia el frente. Esa decisión ya la había tomado pero no tenía mucha seguridad hasta ahora, así lo haría, lo disfrutaría sin pensar en las consecuencias.

]J

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora