Amada mafia

Capítulo | 39

LUCAS

— ¿Cómo entró?—Esta vez fue Nicole la que habló.

Ellos han presenciado cada día de mi maldita vida junto a esa maldita mujer.

—Solo abrí la puerta y entró como un rayo. —Tomé mi pelo en mi mano y lo jalé hacia adelante, esto ya me estaba cansando. —Tengo que cancelar ese maldito casamiento ¡Ya!

—Es lo mejor, hermano. —Dijo Kaidan.

—Bien, pero no hablemos de eso, ¿a qué vinieron?

Una sonrisa se dibujó en los labios de mi prima y miró a Kaidan. Ésta pareja cada vez está más loca que nunca.

—Serás el padrino de mi boda. —Dijo Kaidan dando varios golpecitos en mi hombro.

—Joder, claro que sí.

Al fin una noticia buena que me alegrara el día que América, con su simple visita, había arruinado.

— ¿Quien será la madrina? ¿La conozco?

—Ash primo, no seas entrometido, ya la conocerás. —La sonrisa de mi prima me hizo estremecerme. Sabía que algo planea y no será muy bueno para mí.

—Solo digo, ¿la conozco?

—No. —Dijo rápido.

—Bien.

Mi celular sonó interrumpiendo la charla con mi amigo y mi prima, tomé el celular y suspiré al ver el nombre de Ángela, mi secretaria, en él.

—Smith.

—Señor, disculpe que lo llame tan tarde, pero es que quiero confirmar una cita para mañana con la señorita Boomer.

Al escuchar su apellido, mi corazón empezó a palpitar y acelerarse más de lo debido. Ss increíble que tan sólo con escuchar su apellido me ponga así, mis músculos se tensaron completamente y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

— ¿Señor?

—Sí, Ángela. —Respondí.

— ¿Qué me dice? Ella me dijo que es urgente.

¿Qué hago ahora? ¿Le digo que sí o le digo que no?

Por un lado, sería bueno escuchar algunas explicaciones que aún me debe, pero por otro no sería tan agradable verla. La duda de saber qué quiere hablar conmigo me ganó.

—Está bien, acéptala.

—Bien, pase buenas noches.

—Igual Ángela.

SARA

—Deberías divertirte.

Miré a Vanessa luego de haber colgado el teléfono y dejado encima del escritorio.

—No lo sé, me siento cómoda aquí arriba.

—Vamos, solo iremos a bailar.

Asentí y me puse de pies, la idea no me agradaba tanto, pero lo haría por ella. Bajamos hasta el piso principal donde la canción de Iggy Azaela Ft. T.I – Change Your Life, sonaba a todo lo alto.

De pronto, me ví arriba junto al Dj, bailando junto a Vanessa, dejándome llevar por la música mientras tomaba uno de los tragos que me había pasado Jaime; sólo en él confiaba para aceptar tragos luego de lo que me había paso con el Patrón. Me acerqué al oído de Vanessa y le hablé.

—Odio ser el centro de atención.

—Pues acostúmbrate porque te irá pasando muy seguido.

La canción cambió y ahora empezaba a sonar Hércules – Young Thu, asentí a lo que me había dicho Vanessa y seguí bailando como si mi vida dependiera de ella, el sonido hacia resonar en toda la discoteca.

—He-Hércules. —Cantaba para luego darle un sorbo a mi trago.

Mandé mi vista a al frente donde estaban todas esas personas bailando y bebiendo, mi sonrisa desapareció de golpe al ver a Andrew parado en la barra tomando algo, su mirada conectó con la mía y me dedicó una sonrisa cínica y con algo de arrogancia.

Caminé hasta llegar a donde estaba Jaime para bajarme del escenario con su ayuda. Cuando lo conseguí, caminé entre al gente para poder llegar a donde estaba él, miré a tras de mí y ví a Jaime junto a Peter y Tragabalas que venían detrás de mí, seguí abriéndome paso entre las personas que estaban en este local, hasta que llegué a la barra.

Mi decepción se hizo presente al no verlo en el lugar donde lo había visto desde el escenario, maldije en voz alta y me crucé de brazos, sería imposible que haya sido una obra de mi imaginación.

—Jaime.

— ¿Señora?

—Necesito que examinen todas las cámaras de seguridad y busquen a Andrew entre los videos. —Asintió y desapareció dejándome con Peter y Tragabalas.

Miré al escenario y Vanessa seguía bailando, creo que el Alcohol le había subido a la cabeza. A mí ya se me había quitado las ganas de seguir bailando o festejando, así que me fui junto a los muchachos hasta el despacho.

Al entrar, inmediatamente mi celular comenzó a sonar. Miré el identificador y el número es privado, deslicé mi dedo por la pantalla y me lo acerqué al oído.

—Boomer.

—Belleza, que bien mueves ese cuerpo. —La maldita voz de Andrew cobró vida a través del teléfono, dándome a entender que lo que había visto, no era obra de mi mente.

—Andrew. —Dije con los dientes apretados.

—Es bueno saber que me recuerdas.

—Claro que lo hago, ¿cómo olvidar a un traidor?

—Tuche, Nena.

— ¿Sabes me agrada que no trates de justificar lo que hiciste?

— ¿Para qué? Si todo es cierto.

—Eres un maldito bastardo.

—Vamos nena, no puedes cobrarme algo que hizo mi padre.

—Sabes como es éste negocio, Andrew. La haces y tu descendencia la paga. Malditos. Tú y tu padre eran y son unos malditos.

—Nena, las palabras sucias. —Me reprendió con una risa seguida.

—No harán falta cuando te vea pidiendo clemencia por tu vida.

—Eso no sucederá.

— ¿Quieres saber la mejor parte de todo?—Tomé mi bolso de la ejecutiva y me dirigí hacia la puerta.

—Sorpréndeme.

—Que no tendrás tiempo a pedirlas. —Dije esto y estrellé el celular contra una de las paredes del pasillo.