Capítulo | 51

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SARA

Entré al departamento con la llave que Lucas me había entregado antes de irme.

Cansada, entré a la habitación y lo observé dormir por unos minutos.

Me desvestí quedándome solo en una blusa de tiros y bragas, me recosté al lado de mi novio abrazándolo por la espalda, luego de unos segundos se dio la vuelta y me abrazó contra su pecho.

Desperté por el calor que estaba sintiendo, abrí mis ojos y miré a mi lado, donde se encontraba Lucas con su cabeza metida entre mis pechos. No me moví para no despertarlo, así que solamente me quedé acariciando su cabello.

—Hasta que te despiertas. —Habló sorprendiéndome su voz.

— ¿Por qué lo dices?—Él sacó su cabeza de dentro de mis pechos para mirarme a los ojos.

—Son las tres de la tarde, lleva más de diez hora durmiendo.

—Supongo que es el cansancio.

— ¿Cómo te fue anoche?

—No quiero hablar de eso.

No iba a ponerme hablar con Lucas de mi vida como narcotraficante, va y por ese camino terminamos en una pelea como la que hemos tenido estos últimos días.

— ¿Tienes hambre?

—Sí. —Me levanté de la cama. —Me iré a duchar. —Dije empezando a caminar en dirección al baño.

Nada más llegar al baño, me deshice de la ropa que tenía puesta y entré a la ducha a refrescarme con el agua fría. Pasé mi mano por mi cabello, el cual ya estaría listo dentro de un mes para poder hacerme un corte tipo hongo.

— ¡Pediré comida!—Lo escuché gritar desde la habitación.

No dije nada y seguí en lo que estaba haciendo. Enjaboné mi cuerpo varias veces para luego enjuagarlo, dejando el agua correr y refrescando mi cuerpo.

Salí de la ducha envolviendo mi cuerpo con una toalla. Tomé una de las sudaderas de Lucas y me la coloqué y luego salí hacia la cocina.

Aún me estaba debatiendo entre sí contarle o no acerca de América, de en donde me la había encontrado y con qué personas se estaba juntando, pero mejor desisto de eso, no creo que eso le vaya a gustar.

—Pedí comida china. —Me informó sacándome de mis pensamientos.

—Está bien. —Le dije mirando hacia la pared.

— ¿Qué pasa? Estás algo callada. —Lo miré y le dediqué una sonrisa.

—No es nada, tal vez es sólo por el cansancio.

—Por ahora te creeré.

Miré hacia uno de los rincones de la sala, bueno, un poco detrás del sofá, para ver una mesita llena de fotos.

—No sabía que había una mesa ahí. —Me levanté y me acerqué a ella.

—Ahí tengo fotos que no me gustaría enseñar. —Se encogió de hombros.

Miré con algo de determinación las fotos, en una había una mujer junto a un niño pequeño mostrando que no tenía dientes en la parte de delante de su boca, en otra estaba Carlos, el padrastro de Lucas junto a la madre de él.

Seguí mirando las fotos, pero una llamó mucho mi atención, entrecerré mis ojos al ver una foto de mi papá...Sí, mi papá. La tomé en mis manos y la giré hacia Lucas.

— ¿Éste es?

—El hijo de Carlos.

— ¿Sabrás como se llama?—Pregunte dándole la vuelta a la foto como si con eso me mostrara más.

—Creo que era Damian....No espera, David, sí, David.

—Oh. —Solamente fue lo que escapó de mis labios. —Tengo que irme.

Me levanté del sillón y caminé hasta la habitación, recogí todo lo que había regado mío y lo entré en un bolso.

— ¿A dónde vas?—Preguntó a mis espaldas.

—Tengo cosas que hacer.

—Eso no parecía hace un momento.

—Sí, es solo que se me olvidó, pero tengo que ir a....Ver a mi nana. —Terminé de decir colocándome las converse.

— ¿Vas a salir así?—Dijo refiriéndose a la sudadera.

—Sí. —Lo escuché suspirar y termine de entrar la última prenda de ropa en mi bulto.

—Nena... —Me llamó, me dí la vuelta para verlo justo cerca mío, tomó mi rostro y plantó sus labios contra los mío. —Te amo. —Dijo cuando nos separamos.

—Te amo. —Le respondí.

Tomé el bolso y salí del departamento de Lucas dejándolo un poco confundido, aunque no sé cual de los dos estaba más confundido que el otro, si él por pensar que pasa algo malo entre nosotros, o yo, por descubrir que Carlos es mi abuelo.

—Sí. —Ella había terminado de confirmar lo que ya sabía, Carlos Smith es mi abuelo.

Ella acaba de confirmar que no estaba sola después de lo de mis padres, que tenía un maldito abuelo que en vez de decir "Hey, soy tu abuelo" no se interesó en nada en mí.

Asentí y me levanté para ir a mi habitación.

—Sara...

—Déjalo así nana, es demasiada información por hoy. —Ella asintió algo apenada y simplemente entré a mi habitación.

Definitivamente no estaba sola, tenía un abuelo y un primo, el resto no sé y ni me interesa, había tenido dos personas para estar conmigo y me dejaron sola, a mi suerte, a que yo decidiera...no, mejor esa no es la palabra....forjara, ésta sí; a que yo forjara a formar una familia, porque ninguno de los dos tuvieron los huevos suficientes para quedarse conmigo, simplemente decidieron huir por que esa opción era mucho más fácil.

Ellos pudieron evitar que hubiera caído en ésta vida, pudieron evitarlo, pero simplemente no quisieron cargar conmigo.

Dos personas.

Un primo de parte de madre.

Y un abuelo de parte de padre.

Pero había algo que no me encajaba, había que haber un pasado para que yo no llevara el apellido de mi abuelo, sino el de mi abuela de parte paterna.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora