LUCASEstoy nervioso, más que eso ansioso, la idea de recibir a Sara aquí me está consumiendo. No le tengo miedo eso debe estar más que claro, según ella me amaba y alguien que ame a otra persona no deja de amar de la noche a la mañana, pero a veces un sentimiento no cambia nada de eso.
La puerta abriéndose llamó toda mi atención, maldije internamente al ver a América entrando, había dado la orden de que no la quería aquí y viene justamente ahora que Sara está a punto de llegar. No quisiera imaginar lo que pasaría si se encuentra a América aquí.
— ¿Qué quieres?—Entrelacé mis dedos encima de la mesa. A la verdad que ésta mujer cansa.
—Quiero hablar contigo.
—Adelante, que sea rápido, tengo una reunión.
— ¿Con quién?—La miré irritado, eso a ella no le interesa.
—Eso no te incumbe, y te pediría que respetes mi privacidad. Ésta es mi empresa y yo me reúno con quien me venga en gana.
—Recuerda que ya no solamente será tuya.
—Te recuerdo que faltan meses para eso.
Ella iba a decir algo, pero la puerta volvió a abrirse dejando pasar a Sara. Rápidamente la examine, llevaba un vestido pegado hasta su cintura y luego estaba suelto, su cabello estaba peinando hacia atrás en la misma forma que una cantante juvenil muy famosa.
— ¿Qué haces aquí?—La irritante voz de América me desvió del recorrido que le hacía al cuerpo de Sara.
—Lo siento, no sabía que estabas ocupado, me dijeron que podía pasar.
—No te preocupes, América ya se va. —Miré irritado a América, esa mirada ya se me estaba haciendo habitual.
América caminó y ví como chocó el hombro de Sara para luego salir dando un portazo, haciendo que algunas paredes que tenemos de vidrio vibraran. Miré a Sara, quien sonreía y negaba muy divertida.
—Nunca le eh caído bien. —Dijo antes de tomar asiento por ella misma.
Mal por América, porque si supiera lo que Sara le podría hacer con solo chasquear los dedos, estuviera cangándose del miedo.
—Bien. –Dije mirándola. —Tú has citado, tú empiezas.
Me removí inquieto en la ejecutiva, apagué el televisor que estaba encendido y me dediqué a mirarla mientras ella miraba algún punto fijo como tratando de recordar algo. De pronto subió la mirada y me cachó mirándola, no aparté la mirada y ella tampoco lo hizo.
— ¿A qué has venido?—Pregunté.
— ¿No te das gusto verme?—Pasó una mano por su pelo.
—No responderé a eso. —Joder que sí. Claro que sí.
—Me lo suponía. —Hizo una pausa y se levantó del asiento para empezar a dar vueltas por la oficina. —La última vez no terminamos para nada bien. —Empezó a decir. —Yo solo vine a disculparme contigo por haberte mentido, pero tienes que entender que esa era la única manera de protegerte.
— ¿Por qué aceptaste salir conmigo? ¿No hubiese sido más fácil decir que no?
—Tú insististe. —Se justificó mientras se detuvo.
En eso tenía razón, pero joder, nunca pensé que sería una narcotraficante, y no de esos que trafican agua para nada, sino de las que trafican drogas. ¡D R O G A S!
—No sabía que eras una narcotraficante. —Me defendí mientras me ponía de pies.
—Nadie sabe muchas cosas, pero traté de apartarte de mí. —Dijo mirándome a los ojos.
—Pero debiste resistirte. —Eso sonaba demasiado estúpido.
—Eso es algo estúpido, ¿no crees?—Asentí, pero no dije más nada. — ¿Te vas a casar?—Preguntó rompiendo el silencio entre los dos.
—Sí. —Me limité a decir.
—Por lo que veo no te llevas muy bien con tu futura esposa.
—Solo es una discusión breve, luego se le pasará cuando la convenza. —Dije restándole importancia.
— ¿Cómo lo harás? ¿Cómo lo hacías conmigo?—Subí la cabeza para verla parada justo delante de mí.
—Tengo una forma especial... —Susurré.
Su sonrisa se había borrado y supe que había dado en justo en el clavo, la había cagado. La miré y pude ver algo de determinación en sus ojos. Alzó una mano y acarició mi mejilla, su mano suave acariciando de arriba hacia abajo, ese simple toque hizo que algo en mi estómago despertara, algo que había dejado de sentir desde el día que la había visto en la cárcel por última vez.
—Ambos sabemos que eso es mentira. —Susurró cómo lo había hecho yo. —Dime algo ¿Aún me amas? ¿Aún me sigues amando como lo hago yo?
No podía con esto, simplemente no podía. Estar así con ella es algo doloroso, la ví alejarse de mí y poner seguro a la puerta para luego acercarse de nuevo hacia a mí.
—Lucas, quiero pedirte algo.
— ¿Qué es?—Pregunté algo bobo por su maldita belleza.
—Una última oportunidad. —Acercó su cuerpo al mío, quedando sólo una muy débil línea entre ambos.
Puso sus manos en mis hombros para luego ir descendiendo lentamente por mi estómago acariciando mis músculos por encima de la camisa, no dije nada y tampoco hice nada, aún seguía paralizado.
Su mano llegó hasta el cinturón de mis pantalones y se detuvo. Su mirada gris se posó en mí, mirándome con algo de intensidad. Volvió la vista a mi cinturón y se deshizo de él, tirándolo por algún lugar de la oficina.
Gemí cuando su mano pasó por encima de mi pene sobando esa parte de arriba abajo por encima de la tela, mi amigo estaba respondiendo perfectamente a sus caricias, y ella lo hacía con una inocencia que me estaba matando al igual que excitando.
—Para, Sara... —Le dije, pero aún así no me moví, ella hizo caso omiso a mis palabras y siguió haciendo lo que hacía.
De pronto, una de sus manos estaba dentro de mi pantalón acariciando la punta de mi pene, un gemido ronco salió de mis labios mientras cerraba mis ojos entregado completamente a sentir el placer que solo su tacto me brinda.
—Solo una vez más, Lucas. —Habló a mi oreja para luego morderla.
Todo el auto control que tenía desapareció cuando mis manos en un rápido movimiento se aferraron a su cadera acercándola a mí, la miré a los ojos antes de pegar sus labios con los míos.
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Amada mafia
ActionUn negocio. Un imperio. Una mujer que lo maneja todo. - - - - #61 en Acción |15.04.2016| #59 en Acción |16.04.2016| #44 en Acción |18.04.2016| #41 en Acción |23.04.2016| #13 en Acción |27.04.2016| #02 en Acción |04.06.2016| Todos...