LUCAS— ¿Perdón?...—Me hice el ofendido. — ¿Tus pechos?—Asintió. —Déjame y te digo que estás equivocada. —Agarré sus pechos en mis manos y los apreté. —Estos... —Los besé por encima. —Son míos, de mi propiedad.
—Tú no los llevas contigo todo los días.
—Pero aún así siguen siendo míos.
Pellizqué unos de sus pezones y recibí un gemido de su parte.
Precioso sonido.
La alcé por su trasero y nos encaminé hasta mi habitación y la puse con delicadeza en la cama, me deshice de sus Converse y sus medias para luego sacar su short dejándola en bragas. Me acerqué a su estomago y enganché mis dedos alrededor de su braga.
Me encanta que use bragas.
—No lo hagas... —Hice caso omiso a sus palabras y las rompí, las acerqué a mi nariz y las olí.
—Hmm....Maravilloso y adicto olor, pequeña. —Las guardé en mis pantalones, la ví levantarse y acercarse a mí.
Se puso enfrente de mí y la ayudé a sacarme mi ramera, sus uñas recorrieron el contorno de mis abdominales arrancándome un gruñido cuando las presionó contra mi piel.
Se arrodilló delante de mí y me quitó el cinturón, para luego quitar el botón de mis jeans y deslizarlos por mis piernas; me los terminé de sacar y los deslicé a un lado. Dejó un beso en mí ya bastante grande erección, gemí alto al ver aquel acto tan erótico.
Me quité el bóxer y me senté en la cama. Con una señal le indiqué que se montara encima de mí, a lo cual ella hizo lo que le había pedido. Un gemido de parte de ambos salió cuando ella se deslizó despacio encima de mí.
—Un hombre con las tres G. —Dijo antes de empezar a moverse, la miré a los ojos mientras con cada movimiento me llevaba un poco cerca del cielo.
— ¿Cuáles son esas tres nena?—Agarré su cintura y la ayudé a subir y a bajar.
—Grande. —Hizo una pausa cuando bajé. —Grueso y Gorda. —Dijo volviendo a subir para volver a bajar.
—Sí, pero parece que no funciona contigo. —Dije con la voz entrecortada. —Porque aún te noto algo estrecha.
—No dudes de que es el mejor... —Dijo refiriéndose a mi pene. —Que eh tenido entre mis piernas.
Un gruñido salió de mis labios al escuchar sus palabras sucias, amaba éste tipo de charla y más si esas palabras venían de ella, me encanta verla disfrutar conmigo, darme cuenta que puedo ser el único que la llena como ella siempre desea, de ser el que cumpla todas sus necesidades.
Atraje sus labios a los míos y rápidamente entré mi lengua a su boca, empezando una guerra con la suya.
—Nena, me correré.
—Hazlo conmigo.
Alcé su barbilla para que sus ojos conectaran con los míos lo cual claramente logré, gemí cuando sus paredes apretaron mi pene levemente indicándome que ya se estaba corriendo, dí dos embestidas más para acompañarla en dicho suceso.
—Te amo. —Dijo recostando su cabeza en mi pecho.
—Al fin. Pensé que no lo dirías.
—Imbécil.
—No, nena las malas palabras déjala para cuando estemos haciendo el amor.
—Acabamos de hacerlo.
—Bien dicho, acabamos. —Sonreí con suficiencia y nos acomodé a ambos para poder dormir. —Descansa, preciosa.
∞
Escuchaba el molesto ruido de mi celular hasta en sueños, el ruido se hizo un poco más insistente y acabó despertándome, abrí mis ojos y el celular volvió a hacer silencio para luego volver a sonar. Sara se removió incomoda al lado mío.
—Cariño, apaga eso. —Dijo dándose la vuelta y poniéndose la almohada encima de la cabeza, algunas a veces la encontraba durmiendo así y me preguntaba como respira.
—Smith. —Dije cuando contesté.
—Deja las formalidades, vístete, vamos a una fiesta, tienes hasta las 9. —Reconocí la voz molesta de Kaidan para luego escuchar el sonido de cuando cuelgan la llamada.
Lancé teléfono que con suerte, cayó encima del sofá negro de cuero que está en mi habitación, volví a recostarme al lado de mi chica.
— ¿Quién era?—Preguntó cuando salió de debajo de la almohada.
—Kaidan, quiere que vallemos a una maldita fiesta. —La abracé contra mi cuerpo. —Pero prefiero quedarme contigo aquí.
—Puedes ir. —Dijo acariciando mi pecho.
— ¿Por qué no vamos juntos?
—No creo que sea muy buena idea.
—Pues no iré y me quedare aquí contigo.
—Me puedo ir, ¿sabes?
—Te seguiré.
—Está bien, Vamos. —Se sentó en la cama por lo que yo me quejé.
— ¿Qué hora es?—Le pregunte. Ella tomó su teléfono de su short para luego mirarme.
—Las 7:40. —Dijo dejando su celular en la cómoda. —Hay un problema.
— ¿Cuál?
—No tengo ropa.
—En mi guardarropa hay alguna prenda tuyas.
—Bien. —La ví levantarse y ponerse mi ramera.
— ¿A dónde vas?
—A comer algo, tengo hambre. —Dijo para luego salir de la habitación.
— ¡Nena, vuelve!—Le grité.
— ¡Tengo hambre!—Gritó en respuesta.
Me levanté de la cama y me coloqué mi bóxer para salir detrás de ella y verla en la cocina moviéndose con una grande destreza, me acerqué y le dí una palmada a su precioso trasero para ir a la nevera por algo de agua.
— ¿Quieres?—Preguntó meneando algo en la estufa.
—Sí. —Me acerqué a ella y le mordí el lóbulo de la oreja.
—Déjame cocinar tranquila.
—Es algo imposible viéndote con sólo mi ramera puesta. —Acaricié su cintura y bajé mi mano hasta su trasero. — ¿Cuándo me harás un stripper?—Pregunté apretando un poco su trasero.
Ella empujó su cuerpo un poco para atrás chocando contra mi entre pierna.
— ¿Quieres un stripper?—Empezó a mover su cadera haciendo fricción con su trasero contra mi entre pierna.
—Nada sería mejor que ver éste precioso culo meneándose solo para mí.
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Amada mafia
ActionUn negocio. Un imperio. Una mujer que lo maneja todo. - - - - #61 en Acción |15.04.2016| #59 en Acción |16.04.2016| #44 en Acción |18.04.2016| #41 en Acción |23.04.2016| #13 en Acción |27.04.2016| #02 en Acción |04.06.2016| Todos...