SARA
Miré hacia abajo y pude ver que estaba en una segunda planta, una idea se me ocurrió y busqué mi celular en mis pantalones para llevarme la decepción de que no estaba.
Estudié todo desde la segunda planta y en realidad no sé por qué lo llamaban El patrón, ya que era un completo imbécil, ¿Quién no distribuye bien a su gente?, volví a mirar y a contar y solo pude ver cinco personas, esto seria demasiado fácil.
Bajé ruidosamente las escaleras llamando la atención de los cinco. Demasiada rápida, ya dos estaban en el suelo, me escondí detrás de una pared cuando el tiroteo empezó de parte de tres, salí de mi escondite una bala me rozó uno de mis brazos y cómo diablos ardía.
Miré hacia al otro lado y había otra pared, pasé mientras tiraba con el arma, volví a esconderme, pero detrás de la otra pared; saqué un poco mi cabeza para ver a uno en el suelo mientras los dos se distribuían, volví a tirar, pero al que estaba a la derecha dando justamente en el clavo, en su frente.
Volví a ponerme detrás de la pared y me sorprendí luego de dos minutos no escuchar más tiros. Miré mi brazo y estaba sangrando, rasgué el jersey que tengo puesto y me amarré una tira en el brazo.
Saqué la cabeza y miré al hombre que estaba en el medio sin balas, sonreí, salí y tiré el arma.
-Vamos, esto será fácil. -Esto me estaba divertido demasiado, hacía tiempo que no me divertía. -Será a lo justo, sin armas. -Ví como el hombre se relajaba y luego sonreía malvadamente.
-Lo siento por ti. -Dijo acercándoseme.
-No lo sientas. -Ví como tiraba un puño hacia a mí, pero fácilmente lo esquivé tirando mi cuerpo hacia atrás. Gracias a los años de gimnasia que mi madre me había impuesto. -Gimnasia rítmica y artes marciales son una buena combinación. -Dije sonriendo. - ¿Es lo mejor que tienes?
Cada uno empezó a correr a la dirección del otro, fue muy fácil engancharme en su cuello con las piernas para dar una vuelta y al segundo estar detrás de él.
- ¿Pero qué diablos?-Preguntó como si no pudiera creer lo que acababa de ver. - ¿Tienes algún pacto con Satán?-Me prefine rápidamente, siempre eh sido creyente de Dios aunque no ande por el buen camino.
-Dios, líbrame del mal, Amén. -Miré al hombre cansada. -Vamos a salir de esto.
Mi mejilla empezaba arder; miré al tipo delante de mí, diablos me había dado un buen derechazo, sentí como me tambaleaba, pero me puse en pies de acción.
-Esto será algo difícil. -Me volví hacia a él y pude ver una duda en sus ojos. -Gallina. -Susurré.
Me acerqué corriendo y puse mi mano en su cuello girándolo mientras él trataba de defenderse, pero había sido tarde, su cuerpo calló haciendo un sonido sordo en el suelo.
Me bajé, busqué en sus pantalones y encontré unas llaves, me adelanté a salir, no si antes conseguir un arma.
El brazo empezaba a dolerme por todo el esfuerzo que había hecho al pelear con ese armario. Salí a fuera y busqué con la alarma el auto, me subí a la camioneta y salí a la calle luego de haber encendido en GPS ya que no sabía dónde estaba.
LUCAS
- ¿La encontraron?-Pregunté cuando Vanessa marco mi número.
-No, ella...Espera... -Escuché unos murmullos mientras esperaba. -Está aquí, acaba de llegar.
- ¿Cómo está?-Me levanté de la ejecutiva.
-Está bien, hablamos luego. -No esperó respuesta y colgó.
SARA
Bajé de la camioneta y cerré la puerta de un portazo, empecé a maldecir y a dar vueltas en círculos, la ira me estaba consumiendo y el por qué aún no lo sabía.
Golpeé la ventana del lado del conductor y sólo logré lastimarme la mano, busqué el arma y rompí los cristales a ver si con eso me sentía mejor, pero aun así seguía con el coraje carcomiéndome por dentro.
- ¡Diablos!-Grité en un grito desgarrador, pero no me estaba sintiendo bien.
De pronto me sentía que me estaba ahogando, ya no tenía remedio. Sentí unas manos encima de mi hombro, lo moví sin mirar quien era y le dí unas cuantas patadas a la camioneta.
Miré hacia atrás y ví parados a Doris, Jaime, Peter, Tragabalas, Vanessa y Luis, al ver a estos dos últimos, algo se encendió rápido.
- ¿Dónde estabas?-Preguntó Vanessa. Sonreí hipócritamente.
- ¿Donde estaba?-Me rasqué la cabeza como el que no la quiere. - ¡SECUESTRADA!-Ví la cara desfigurada de varias personas. - ¡¿Qué pensaban?! Soy una narco. -Dije orgullosa y a la misma vez emocionada. -Soy la Señora, hay tantos detrás de mí.
-Sara. -La mirada de mi nana se posó en mí. - ¿Dónde estabas?
-Secuestrada. -Volví a repetir pero más tranquila, ella es mi nana, mi segunda madre y por lo tanto, a ella no se le falta el respeto. -Ahora si me permites, iré a dormir.
- ¿Qué es eso?-Preguntó de nuevo mirando mi hombro
-Me rozó una bala. -Dije restándole importancia. -Ahora, si me disculpan iré a dormir, es un día bastante agotador. -Me dí la vuelta, no sin antes descargar el arma en la llanta de la guagua. - ¡Malditos perros!-Grité antes de entrar en la casa.
Cada vez que me emocionaba empezaba a decir cosas incoherentes, totalmente perdiendo el control de mi cuerpo y de mi mente, en estos casos sólo había algo que me tranquilizaba.
Tocar el piano.
Me senté en la banqueta que está en frente del piano de cola, ese que tanto amaba y el único amigo cuando me sentía triste y sola.
Mis dedos cobraron vida moviéndose por encima de las teclas, la melodía de Sad Romance llenó la sala, liberando con ella cada nota musical, mi mente empezó a volar, a transportarme bien lejos de aquí mientras seguía tocando.
Una lagrima salió de mi ojo izquierdo, me dolía el corazón y obviamente la melodía no era de gran ayuda, pero que puedo hacer, soy una completa masoquista.
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Amada mafia
ActionUn negocio. Un imperio. Una mujer que lo maneja todo. - - - - #61 en Acción |15.04.2016| #59 en Acción |16.04.2016| #44 en Acción |18.04.2016| #41 en Acción |23.04.2016| #13 en Acción |27.04.2016| #02 en Acción |04.06.2016| Todos...