Capítulo | 72

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SARA

—Cansada de esperarte, maldito imbécil.

Andrew estaba parado delante de mí, había llamado y hecho un acuerdo, como les había dicho antes, donde todo empezó tiene que acabar, y así será.

—Nena ¿Por qué me insultas?—Bufé ante su cinismo. — ¿Estás lista para acabar con esto?

—Listísima. —Levanté el arma y mi primer disparo le rozó por el brazo. — ¡Maldición!—No había dado justo en el clavo, me escondí detrás de una piedra que estaba cerca mía mientras veía a Andrew esconderse igual que yo.

— ¡¿Qué crees Sara?! ¿Que ya esto acabó? ¡Esto solo acaba de empezar!—De pronto más disparos empezaron a sonar. Todo pasa como en cámara lenta.

Jaime + Bala = Impacto.

Mis ojos comenzaron a humedecerse para soltar lágrimas, pero las paro al ver al causante de esto y era Andrew. No lo pensé dos veces y una bala impactó en su pie haciendo que éste intentara calmar el dolor, para luego ver a uno de sus hombres ayudarlo a escapar.

Otro disparo atraviesa el pecho del hombre que ayuda a Andrew haciendo que caiga su cuerpo totalmente muerto sin vida que resalte. Andrew se voltea y puedo ver en su rostro temor y pánico.

—Se acabó. —Sonrío y otra bala impacta su cabeza, cayendo muerto al suelo. — ¡Puto Karma! —Digo antes de ver los ojos de Andrew cerrarse. —Ya esto acabó. —Doy la vuelta y comienzo el camino hasta afuera, veo a Jaime apoyado del capote. — ¡Víctor!—Grito.

—Señora. —Dice al llegar.

—Entra a Jaime en la camioneta por favor. —Víctor hace lo que yo le pido y entro a la camioneta.

Tomo el lado del volante y comienzo a conducir con Jaime y Víctor detrás.

Tomo mi teléfono y llamo a Lucas quien nos está esperando con un médico en su antiguo departamento.

—Nena, eso quiere decir que estás bien.

—Sí, pero Jaime no.

—Te espero en casa con el doctor. —Y cuelga la llamada.

Conduzco lo más rápido que puedo, lo que es imposible con este tráfico de mierda que hay a estas horas en new York.

—No te duermas, Jaime. —Lo miro a través del retrovisor.

—Solo es una bala en el pie. —Lo escucho bufar. Bueno, por lo menos no está pidiendo comida.

—Por lo menos no estás pidiendo comida. —Escucho la risa de Víctor y yo me uno.

—Cállate. —Masculla con los dientes apretados.

Suspiro al ver el edificio del departamento de Lucas, le hago seña a dos de mis hombres y ayudan a subir a Jaime lo más normal que puede para no levantar sospechas.

—Nena. —Los brazos de Lucas me rodean al solo abrir la puerta del departamento.

—Se ve que me extrañaste. —Le devuelvo el abrazo.

—No sabía cómo vendrías. —Se desapartó de mí e hizo una mueca.

—Lo bueno es que ya acabó. —Acaricio su mejilla con las yemas de mis dedos.

—Al fin acabó.

—Sara. —Miro detrás de Lucas donde está Jaime con sus ojos puestos en mí.

— ¿Ajá?

—Por alguna razón siento que esto no ah acabado.

— ¿Te estás escuchando Jaime?—Caminé a paso lento hasta acercarme a él.

—Es que todo está raro, ¿tan fácil matamos a Andrew?

Me siento en el sofá individual que está a su lado y dejo mi cabeza entre mis manos.

Jaime tiene razón, ¿tan fácil matamos a Andrew?

Vamos, usa las neuronas Sara.

Le disparé justo en el centro de la frente, así que debe de estar muerto.

—Fue justo en la frente. —Lo miro a los ojos.

—Cada narco tiene sus mañas, no digo que sea él que cobre todo, pero, después de la muerte aún se puede mandar a alguien. —Asiento entendiendo todo lo que dice.

Andrew pudo haber querido su muerte para luego mandar a otra persona detrás de mí, es como dice Jaime, cada narco tiene sus artimañas y Andrew no estaba excepto a eso.

El simple miedo de pensar que algo le puede pasar a mi familia por culpa del seguidor de Andrew me revuelve el estómago.

Ya todo está avanzando como debe, Lucas y yo volvimos a estar juntos y nada ni nadie dañarán eso.

—Sea quien sea, no vivirá por mucho tiempo.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora