Epílogo

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LUCAS

Un mes, un destructivo mes.

Un mes sin ver su sonrisa, sin sentir sus manos en mi piel, sin escuchar su dulce voz hablándome al oído.

Un mes sin escuchar cuanto me ama.

Un mes en donde la casa no es la misma.

—¿Papá, podemos ir a ver a mami? —Ducan estaba a mi lado mirándome con ojitos tiernos, estoy más que seguro que Samantha le enseñó a hacer eso.

—Claro campeón, ve por tu hermana —El asintió antes de salir corriendo.

Me restregué mis palmas en mi rostro, esto es demasiado frustrante. Me miré en el espejo percatándome de lo que vestía estaba bien para ir a verla, unos vaqueros y una camiseta negra.

—¡Papá estamos listos! —La voz de Ducan reino en el silencio que había.

Salí de la habitación la cual seguía oliendo a ella haciéndome la tortura más difícil. Bajé las escaleras para verlos, llevaban la misma vestimenta.

—¿Que paso? —Les pregunté y me sonrieron ambos. —¿Quien los vistió?

—Nana —Dijeron al unísono.

Negué con la cabeza mientras sonreía, los volví a mirar y llevaban puesto unas sudaderas negras y vaqueros del mismo color junto a zapatillas de deporte.

No puedo dejar de pensar como a Ella le hubiese gustado ver a sus hijos tan unidos y hasta vestidos iguales.

—Vamos chicos.

Ellos se pusieron cada uno a mi costado y dándome sus manos, salimos de la casa, ya Jaime estaba afuera ya con el auto, al parecer Doris le había informado.

Ninguno dijo nada todos en esta casa la estábamos pasando fatal. Los niños entraron al auto seguidos de mí, Jaime entro y puso el auto en marcha. Miré a través de la ventana mientras el auto seguía en movimiento.

Recuerdo ese maldito día en que todo mi mundo se derrumbo, en que todo se fue a la mierda, por tercera vez la mafia había mandado todo a la mierda, adueñándose de nuestra vida como estaba acostumbrada a hacerlo.

Teníamos planes como: Casarnos, vivir juntos y sobre todo salir de este mundo en el que estábamos todos involucrados.

El día antes de lo sucedido, ya habíamos ido a la agencia de A.D.F.E a hacer un trato con ellos el cual habían aceptado, estábamos convencidos de que eso pararía todo y lo ha hecho, pero no pudo parar que ella ya no este aquí.

—Papá ¿Vienes?

La voz de Ducan me saco de mis pensamientos, miré alrededor y no me había dado cuenta de que ya estábamos en el lugar donde se encontraba Mi mujer. Asentí y salimos los tres, Jaime subiría luego según lo que dijo. Entramos al lugar y caminamos hasta llegar a la puerta que nos llevaría a verla.

—Chicos, olvide las flores.

—No importa papá, ya le has traído muchas —Samantha me sonrió y asentí.

Giré el pomo de la puerta y la abrí. Una lagrima resbalo por mi ojo, al verla hay tirada en esa cama.Miré alrededor de la habitación y todas las flores seguían con vida ya que pagaba para que le si eran mantenimiento.

Un mes en coma.

Miré a mis hijos los cuales ya estaban a su lado hablándole, desde que el doctor le dijo; que si le hablaban ella podría reconocer su voz podría seguir luchando con mas fuerzas y abrir los ojos, ellos no han dejado de hacerlo.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora